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Erick Rivera trabaja todos los días por cumplir sus sueños

Allan Martinez
03 de abril, 2017

Erick se metió a una cabina de teléfono con la última moneda de 25 centavos que tenía en el bolsillo. Había migrado a Los Ángeles en EEUU a buscarse una mejor vida. En un periódico encontró un anuncio  de vendedor de sartenes y utensilios de cocina. Llegó y lo capacitaron en ventas para hacer su trabajo de forma directa, puerta en puerta. Pasaron dos semanas sin vender nada, tomó la decisión de irse con su hermano. Él le había dicho que le podría conseguir un trabajo en comida rápida o como ayudante de mecánica.

Erick es originario de Quetzaltenango y dejó Guatemala en 1985. Se había graduado como maestro. Agrega que fue de las cosas más difíciles que ha hecho en la vida. Al llegar a Tapachula volteó la mirada y sabía que dejaba a sus hermanos y a su madre. “Un día voy a regresar” cruzó en su mente. Muchos que cruzan la frontera se dicen eso como una promesa de éxito propio que los ayudará a mantenerse vivo y darse ánimos para conquistar el sueño americano. El retorno será un premio.

“Uno deja su familia y su comida. Es un sacrificio. He sabido de casos de personas que no pueden regresar a Guatemala al funeral de su padre o su mamá o algún familiar”. Todo eso pasó por su mente promesas y sueños.

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Luego de aceptar que había fracasado en la búsqueda de ese sueño metió la moneda y el teléfono se la tragó. “Nunca he llorado tan amargamente en mi vida”.

Solo tienes entusiasmo

La opción para Erick fue seguir. Desahuciado y sin un centavo regresó a su oficina y su jefe Ramón Parada le dice que le enseñe su técnica de venta. Parada se acerca y le dice: -Lo único que te salva es que tienes entusiasmo. Haz estos cambios en tu guion de ventas, le dijo.

Erick hizo los cambios que le dijeron. Tenía la mente saturada de negativismo del que estuvo preso por dos semanas luego de recibir “consejos” de gente que le decía que ese negocio de “ventas no es bueno”, “no es un negocio honesto”, “esa no es tu vocación”. Sin embargo toda aquella toxicidad quedó borrada con la primera venta y después la segunda, y después la tercera.

Erick Rivera al lado de su familia

Así se dio cuenta que podía y siguió luchando. Se capacitaba más, tomaba cualquier curso de ventas que podía y después de un año de muchas ventas logra alcanzar el “Salón de la Fama” y al final del año logra el primer lugar a nivel nacional como Field Manager.

Erick Rivera se convierte en el primer Joint Adventure del Roya Prestige y eso significa tener su propio negocio y fundar una organización de ventas.

Para 1989 recibe su primer cheque de 36 mil dólares y construye su oficina.

Llega la enfermedad y el éxito

En la cima del éxito Erick recibe una mala noticia. Tenía un agresivo cáncer linfático. “Ves la vida de una manera diferente. A los 32 años de edad uno se quiere comer el mundo a mordidas y de pronto te dice el doctor que tienes un cáncer mortal y a 2 operaciones de 8 y 12 horas”.

Tenía el estómago inflamado. Vi que tenía muchas heridas y tantas grapas metálicas. Después de las operaciones tuve 9 meses en quimioterapia una semana en el hospital y otra en tu casa”, recuerda.

Mucha gente conocí en hospital con cáncer y murieron y para el final del año estaba curado.

Erick da conferencias sobre el éxito basado en su testimonio de vida.

Un año después logró ventas por US1,954,560. Para 1995 logra ventas por más de 3 millones y dos años después alcanza la cifra de US$5 millones. Para el 2003 y ya con un negocio propio alcanza los US$11 millones en ventas. Para 2015 alcanzó cifras astronómicas por US$70 millones en ventas.

Después de lo que uno pasa le toma valor a la vida y que cada día es un día hermoso para recibir las bendiciones de Dios. Erick Rivera tiene un credo: “los sueños sí se convierten en realidad”. Erick siempre supo que tenía vocación para hacer negocios; su papá lo era en Quetzaltenango y le iba muy bien.

Hoy Erick da conferencias a jóvenes; los inspira a salir adelante con su historia de vida. Su enfermedad fue una de las pruebas que le sirvieron para conocerse y saber cuánto anhelaba cumplir sus metas de tener su negocio, ser un profesional exitoso y vivir al máximo cada día.

Erick Rivera es director master de territorio encargado del desarrollo comercial de Centroamérica. Ya tiene dos oficinas en Guatemala y quiere expandirse a El Salvador y Honduras. Sigue trabajando con la empresa Royal Prestige en Estados Unidos y México.

Vive todos los días defendiendo su credo.

Con información de Mario Winter y Whinter Flores.

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Erick Rivera trabaja todos los días por cumplir sus sueños

Allan Martinez
03 de abril, 2017

Erick se metió a una cabina de teléfono con la última moneda de 25 centavos que tenía en el bolsillo. Había migrado a Los Ángeles en EEUU a buscarse una mejor vida. En un periódico encontró un anuncio  de vendedor de sartenes y utensilios de cocina. Llegó y lo capacitaron en ventas para hacer su trabajo de forma directa, puerta en puerta. Pasaron dos semanas sin vender nada, tomó la decisión de irse con su hermano. Él le había dicho que le podría conseguir un trabajo en comida rápida o como ayudante de mecánica.

Erick es originario de Quetzaltenango y dejó Guatemala en 1985. Se había graduado como maestro. Agrega que fue de las cosas más difíciles que ha hecho en la vida. Al llegar a Tapachula volteó la mirada y sabía que dejaba a sus hermanos y a su madre. “Un día voy a regresar” cruzó en su mente. Muchos que cruzan la frontera se dicen eso como una promesa de éxito propio que los ayudará a mantenerse vivo y darse ánimos para conquistar el sueño americano. El retorno será un premio.

“Uno deja su familia y su comida. Es un sacrificio. He sabido de casos de personas que no pueden regresar a Guatemala al funeral de su padre o su mamá o algún familiar”. Todo eso pasó por su mente promesas y sueños.

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Luego de aceptar que había fracasado en la búsqueda de ese sueño metió la moneda y el teléfono se la tragó. “Nunca he llorado tan amargamente en mi vida”.

Solo tienes entusiasmo

La opción para Erick fue seguir. Desahuciado y sin un centavo regresó a su oficina y su jefe Ramón Parada le dice que le enseñe su técnica de venta. Parada se acerca y le dice: -Lo único que te salva es que tienes entusiasmo. Haz estos cambios en tu guion de ventas, le dijo.

Erick hizo los cambios que le dijeron. Tenía la mente saturada de negativismo del que estuvo preso por dos semanas luego de recibir “consejos” de gente que le decía que ese negocio de “ventas no es bueno”, “no es un negocio honesto”, “esa no es tu vocación”. Sin embargo toda aquella toxicidad quedó borrada con la primera venta y después la segunda, y después la tercera.

Erick Rivera al lado de su familia

Así se dio cuenta que podía y siguió luchando. Se capacitaba más, tomaba cualquier curso de ventas que podía y después de un año de muchas ventas logra alcanzar el “Salón de la Fama” y al final del año logra el primer lugar a nivel nacional como Field Manager.

Erick Rivera se convierte en el primer Joint Adventure del Roya Prestige y eso significa tener su propio negocio y fundar una organización de ventas.

Para 1989 recibe su primer cheque de 36 mil dólares y construye su oficina.

Llega la enfermedad y el éxito

En la cima del éxito Erick recibe una mala noticia. Tenía un agresivo cáncer linfático. “Ves la vida de una manera diferente. A los 32 años de edad uno se quiere comer el mundo a mordidas y de pronto te dice el doctor que tienes un cáncer mortal y a 2 operaciones de 8 y 12 horas”.

Tenía el estómago inflamado. Vi que tenía muchas heridas y tantas grapas metálicas. Después de las operaciones tuve 9 meses en quimioterapia una semana en el hospital y otra en tu casa”, recuerda.

Mucha gente conocí en hospital con cáncer y murieron y para el final del año estaba curado.

Erick da conferencias sobre el éxito basado en su testimonio de vida.

Un año después logró ventas por US1,954,560. Para 1995 logra ventas por más de 3 millones y dos años después alcanza la cifra de US$5 millones. Para el 2003 y ya con un negocio propio alcanza los US$11 millones en ventas. Para 2015 alcanzó cifras astronómicas por US$70 millones en ventas.

Después de lo que uno pasa le toma valor a la vida y que cada día es un día hermoso para recibir las bendiciones de Dios. Erick Rivera tiene un credo: “los sueños sí se convierten en realidad”. Erick siempre supo que tenía vocación para hacer negocios; su papá lo era en Quetzaltenango y le iba muy bien.

Hoy Erick da conferencias a jóvenes; los inspira a salir adelante con su historia de vida. Su enfermedad fue una de las pruebas que le sirvieron para conocerse y saber cuánto anhelaba cumplir sus metas de tener su negocio, ser un profesional exitoso y vivir al máximo cada día.

Erick Rivera es director master de territorio encargado del desarrollo comercial de Centroamérica. Ya tiene dos oficinas en Guatemala y quiere expandirse a El Salvador y Honduras. Sigue trabajando con la empresa Royal Prestige en Estados Unidos y México.

Vive todos los días defendiendo su credo.

Con información de Mario Winter y Whinter Flores.