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Misa de Pascua: El Papa Francisco ruega por la paz en Siria

Allan Martinez
16 de abril, 2017

El papa Francisco rogó por la paz en Oriente Medio y en Siria, donde reinan “horror y muerte”, en su tradicional bendición “Urbi et Orbi” del Domingo de Pascua.

Ante unos 60.000 fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa argentino rogó a Dios para que acabe con los conflictos y las guerras en el mundo, el tráfico de armas y los sufrimientos que padecen los más débiles.

“Que conceda la paz a todo Oriente Medio, especialmente a la Tierra Santa, como también a Irak y a Yemen”, declaró, tras haber mencionado una vez más el drama de Siria donde la población civil es “víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte”.

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Jorge Bergoglio denunció “el vil ataque” que tuvo lugar el sábado en Al Rashidin, a la afueras de Alepo, “contra refugiados que huían”, cuyo balance es de más de 110 muertos.

El pontífice también le pidió a Dios que otorgue “a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y acabar con el tráfico de las armas”.

En esta bendición a la ciudad y al mundo tras la misa pascual, el primer papa latinoamericano no se olvidó de su propio continente.

Rogó a Dios para que “sostenga los esfuerzos de quienes, especialmente en América Latina, se comprometen en favor del bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia”.

“Que se construyan puentes de diálogo, perseverando en la lucha contra la plaga de la corrupción y en la búsqueda de válidas soluciones pacíficas ante las controversias, para el progreso y la consolidación de las instituciones democráticas, en el pleno respeto del estado de derecho”, dijo.

El papa también tuvo palabras para los desplazados por los conflictos, recordando que Cristo “se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos”.

Y mencionó, por último, el conflicto ucraniano, con la esperanza de que Dios ayude a un país afligido “por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias”.

Seguridad

Antes de la bendición, el papa celebró en la plaza la tradicional misa del Domingo de Resurrección, el día más importante del calendario litúrgico cristiano, en medio de un imponente dispositivo de seguridad.

Las celebraciones de la Semana Santa, que comenzaron el Jueves Santo con una misa y el tradicional lavado de pies por parte del papa, ya dieron lugar a fuertes medidas de seguridad tras los atentados del domingo pasado contra iglesias coptas en Egipto.

Todo el barrio en torno a la Basílica de San Pedro estaba acordonado el domingo por la mañana y se habilitaron varios puntos de acceso para un primer control de bolsas.

El acceso a la plaza propiamente dicha solo era posible pasando por un pórtico detector de metales como el de los aeropuertos. Las autoridades instalaron unos 30 alrededor de la imponente columnata de Bernini que rodea la plaza.

Cientos de policías y miembros de las fuerzas de seguridad vigilaban las inmediaciones de la explanada, como ya hicieran la víspera para la Vigilia Pascual y para el Vía Crucis del viernes cerca del Coliseo.

Cristianos celebran resurrección en Santo Sepulcro

Una multitud de cristianos de Oriente y Occidente celebraron este domingo con fervor la resurrección de Cristo en la iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén, el lugar más sagrado del cristianismo.

Las Pascuas católica y ortodoxa se celebran el mismo día este año, mientras que las festividades de la Pascua judía continúan hasta el lunes por la noche.

Habrá que esperar a 2025 para que las dos Pascuas cristianas vuelvan a coincidir.

Al entrar en la iglesia, los peregrinos pudieron apreciar el exterior de la tumba de Cristo, cuya restauración terminó el mes pasado.

Las obras comenzadas en mayo de 2016 permitieron consolidar el edículo de mármol que protege la tumba de Jesús y devolverle sus colores de origen al lugar más sagrado del cristianismo. La tradición cristiana sitúa en el Santo Sepulcro los últimos episodios de la Pasión de Cristo, su crucifixión, su entierro y su resurrección en la mañana de Pascua.

“¡Es maravilloso!”, dijo Michael Hanna, de 64 años, un copto de origen egipcio que emigró a Australia en 1980. “No se pueden imaginar las sensaciones experimentadas al tocar los lugares que tocó el propio Jesús. No se puede describir”, añadió.

Tin Nguyen, un vietnamita de 24 años que trabaja en el sector agrícola en el sur de Israel, filmó la misa celebrada este domingo con su teléfono móvil para mostrársela a sus amigos que no han podido viajar a Jerusalén.

“El espíritu que impera aquí y la forma en que la gente se reúne en nombre de Jesús están llenos de espiritualidad y de paz”, asegura.

Wajeeh Nusseibeh, de 67 años, miembro de una de las dos familias musulmanas que guardan tradicionalmente las llaves de la iglesia, opina que este año ha venido menos gente que en los anteriores, debido a las dificultades económicas y las amenazas contra los cristianos orientales en Irak y Siria.

“Esperamos que haya paz el próximo año y que cada cual acepte al otro”, dice a la entrada de la iglesia.

En el Santo Sepulcro, las ceremonias se organizan con sumo cuidado y se celebran en horarios distintos para evitar roces entre las diferentes Iglesias cristianas (griega ortodoxa, católico-romana, apostólica, armenia, copta, siria ortodoxa y etíope ortodoxa) que comparten cada rincón de la basílica.

El templo se sitúa en Jerusalén Este, ocupada y anexionada por Israel.

Los cristianos, que representaban más del 18% de la población de la Tierra Santa cuando se creó el Estado de Israel en 1948, son ahora menos del 2%, en su mayoría ortodoxos.

Misa de Pascua: El Papa Francisco ruega por la paz en Siria

Allan Martinez
16 de abril, 2017

El papa Francisco rogó por la paz en Oriente Medio y en Siria, donde reinan “horror y muerte”, en su tradicional bendición “Urbi et Orbi” del Domingo de Pascua.

Ante unos 60.000 fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa argentino rogó a Dios para que acabe con los conflictos y las guerras en el mundo, el tráfico de armas y los sufrimientos que padecen los más débiles.

“Que conceda la paz a todo Oriente Medio, especialmente a la Tierra Santa, como también a Irak y a Yemen”, declaró, tras haber mencionado una vez más el drama de Siria donde la población civil es “víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte”.

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Jorge Bergoglio denunció “el vil ataque” que tuvo lugar el sábado en Al Rashidin, a la afueras de Alepo, “contra refugiados que huían”, cuyo balance es de más de 110 muertos.

El pontífice también le pidió a Dios que otorgue “a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y acabar con el tráfico de las armas”.

En esta bendición a la ciudad y al mundo tras la misa pascual, el primer papa latinoamericano no se olvidó de su propio continente.

Rogó a Dios para que “sostenga los esfuerzos de quienes, especialmente en América Latina, se comprometen en favor del bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia”.

“Que se construyan puentes de diálogo, perseverando en la lucha contra la plaga de la corrupción y en la búsqueda de válidas soluciones pacíficas ante las controversias, para el progreso y la consolidación de las instituciones democráticas, en el pleno respeto del estado de derecho”, dijo.

El papa también tuvo palabras para los desplazados por los conflictos, recordando que Cristo “se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos”.

Y mencionó, por último, el conflicto ucraniano, con la esperanza de que Dios ayude a un país afligido “por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias”.

Seguridad

Antes de la bendición, el papa celebró en la plaza la tradicional misa del Domingo de Resurrección, el día más importante del calendario litúrgico cristiano, en medio de un imponente dispositivo de seguridad.

Las celebraciones de la Semana Santa, que comenzaron el Jueves Santo con una misa y el tradicional lavado de pies por parte del papa, ya dieron lugar a fuertes medidas de seguridad tras los atentados del domingo pasado contra iglesias coptas en Egipto.

Todo el barrio en torno a la Basílica de San Pedro estaba acordonado el domingo por la mañana y se habilitaron varios puntos de acceso para un primer control de bolsas.

El acceso a la plaza propiamente dicha solo era posible pasando por un pórtico detector de metales como el de los aeropuertos. Las autoridades instalaron unos 30 alrededor de la imponente columnata de Bernini que rodea la plaza.

Cientos de policías y miembros de las fuerzas de seguridad vigilaban las inmediaciones de la explanada, como ya hicieran la víspera para la Vigilia Pascual y para el Vía Crucis del viernes cerca del Coliseo.

Cristianos celebran resurrección en Santo Sepulcro

Una multitud de cristianos de Oriente y Occidente celebraron este domingo con fervor la resurrección de Cristo en la iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén, el lugar más sagrado del cristianismo.

Las Pascuas católica y ortodoxa se celebran el mismo día este año, mientras que las festividades de la Pascua judía continúan hasta el lunes por la noche.

Habrá que esperar a 2025 para que las dos Pascuas cristianas vuelvan a coincidir.

Al entrar en la iglesia, los peregrinos pudieron apreciar el exterior de la tumba de Cristo, cuya restauración terminó el mes pasado.

Las obras comenzadas en mayo de 2016 permitieron consolidar el edículo de mármol que protege la tumba de Jesús y devolverle sus colores de origen al lugar más sagrado del cristianismo. La tradición cristiana sitúa en el Santo Sepulcro los últimos episodios de la Pasión de Cristo, su crucifixión, su entierro y su resurrección en la mañana de Pascua.

“¡Es maravilloso!”, dijo Michael Hanna, de 64 años, un copto de origen egipcio que emigró a Australia en 1980. “No se pueden imaginar las sensaciones experimentadas al tocar los lugares que tocó el propio Jesús. No se puede describir”, añadió.

Tin Nguyen, un vietnamita de 24 años que trabaja en el sector agrícola en el sur de Israel, filmó la misa celebrada este domingo con su teléfono móvil para mostrársela a sus amigos que no han podido viajar a Jerusalén.

“El espíritu que impera aquí y la forma en que la gente se reúne en nombre de Jesús están llenos de espiritualidad y de paz”, asegura.

Wajeeh Nusseibeh, de 67 años, miembro de una de las dos familias musulmanas que guardan tradicionalmente las llaves de la iglesia, opina que este año ha venido menos gente que en los anteriores, debido a las dificultades económicas y las amenazas contra los cristianos orientales en Irak y Siria.

“Esperamos que haya paz el próximo año y que cada cual acepte al otro”, dice a la entrada de la iglesia.

En el Santo Sepulcro, las ceremonias se organizan con sumo cuidado y se celebran en horarios distintos para evitar roces entre las diferentes Iglesias cristianas (griega ortodoxa, católico-romana, apostólica, armenia, copta, siria ortodoxa y etíope ortodoxa) que comparten cada rincón de la basílica.

El templo se sitúa en Jerusalén Este, ocupada y anexionada por Israel.

Los cristianos, que representaban más del 18% de la población de la Tierra Santa cuando se creó el Estado de Israel en 1948, son ahora menos del 2%, en su mayoría ortodoxos.