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Guatemala sin Estado

Redacción
17 de abril, 2017

2017 ha marcado circunstancias muy difíciles al pueblo de Guatemala. Sin documento, personal de identidad, sin pasaporte, como presos en nuestra propia nacionalidad. Poco a poco los guatemaltecos han lamentado su poca participación en la política lo que significa hoy la pérdida del Estado de Guatemala sin necesidad de ningún arma. Instrumentalizando al Estado, como siempre, se han vulnerado los derechos individuales. Los guatemaltecos somos apátridas, por las fuerzas hegemónicas que persiguen sus propios intereses en un mundo cada vez más ancho y más ajeno.

Los guatemaltecos aprendimos en carne viva, lo que vislumbraba Giancarlo Ibargüen desde el siglo pasado y sus terribles presentimientos acerca del futuro del país por el menoscabo de reflexiones epistemológicas y filosóficas sobre la realidad. Un Estado que día a día se alejaba de la moralidad y negándonos a ese mismo ritmo una sociedad libre. Los anarcocapitalistas, que considero gente, sin estirpe, sin moral, siempre desde su palestra atacaron al Estado y fortalecieron la idea de una sociedad libre sin Estado político. Por el contrario, Giancarlo Ibargüen siempre defendió un Estado donde su poder de coacción quedara reducido a una coerción legítima o dicho en palabras liberales a la amenaza de la coacción.

Una terrible enfermedad arrebató de entre nosotros a Giancarlo Ibargüen. Sin embargo su lucha fue reconocida y ahora se defiende lejos de la institución que dejó de ser su garantía, convirtiéndose en un refugio de estatistas del viejo continente, del Cono Sur, de América a través de la Fundación John Templeton, entre otras Organizaciones no gubernamentales pero con el espíritu gubernamental. Un Estado para Guatemala, es aquel donde no se violen por ninguna causa, las garantías individuales desde el momento de su creación 21 de marzo de 1847, ni de su desarrollo, ni de su posteridad. Un Estado real, no utópico donde el orden político al dar sus traspiés reconozca su punto de equilibrio y se dirija hacia sus ideales democráticos y no colonialistas.

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El derecho a la vida, la propiedad y libertad son vulnerables en Guatemala. Han sido vulnerados por las instituciones nacionales e internacionales que procuran la justicia de Estado a costa de la justicia humana. La metáfora de Adam Smith sobre la mano invisible quiso hacerse visible como la Ginebra de Calvino en la cual debe haber “signos visibles de una gracia invisible”. Sin embargo, su acción destruyó el Estado de Guatemala. Las restricciones inmorales indirectas de la acción trajeron fines deseables para los guatemaltecos como que Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti fueran enjuiciados. Sin embargo, ningún guatemalteco está de acuerdo que el medio utilizado para ese fin sea la destrucción de los derechos individuales: la vida, la propiedad y la libertad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Guatemala sin Estado

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17 de abril, 2017

2017 ha marcado circunstancias muy difíciles al pueblo de Guatemala. Sin documento, personal de identidad, sin pasaporte, como presos en nuestra propia nacionalidad. Poco a poco los guatemaltecos han lamentado su poca participación en la política lo que significa hoy la pérdida del Estado de Guatemala sin necesidad de ningún arma. Instrumentalizando al Estado, como siempre, se han vulnerado los derechos individuales. Los guatemaltecos somos apátridas, por las fuerzas hegemónicas que persiguen sus propios intereses en un mundo cada vez más ancho y más ajeno.

Los guatemaltecos aprendimos en carne viva, lo que vislumbraba Giancarlo Ibargüen desde el siglo pasado y sus terribles presentimientos acerca del futuro del país por el menoscabo de reflexiones epistemológicas y filosóficas sobre la realidad. Un Estado que día a día se alejaba de la moralidad y negándonos a ese mismo ritmo una sociedad libre. Los anarcocapitalistas, que considero gente, sin estirpe, sin moral, siempre desde su palestra atacaron al Estado y fortalecieron la idea de una sociedad libre sin Estado político. Por el contrario, Giancarlo Ibargüen siempre defendió un Estado donde su poder de coacción quedara reducido a una coerción legítima o dicho en palabras liberales a la amenaza de la coacción.

Una terrible enfermedad arrebató de entre nosotros a Giancarlo Ibargüen. Sin embargo su lucha fue reconocida y ahora se defiende lejos de la institución que dejó de ser su garantía, convirtiéndose en un refugio de estatistas del viejo continente, del Cono Sur, de América a través de la Fundación John Templeton, entre otras Organizaciones no gubernamentales pero con el espíritu gubernamental. Un Estado para Guatemala, es aquel donde no se violen por ninguna causa, las garantías individuales desde el momento de su creación 21 de marzo de 1847, ni de su desarrollo, ni de su posteridad. Un Estado real, no utópico donde el orden político al dar sus traspiés reconozca su punto de equilibrio y se dirija hacia sus ideales democráticos y no colonialistas.

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El derecho a la vida, la propiedad y libertad son vulnerables en Guatemala. Han sido vulnerados por las instituciones nacionales e internacionales que procuran la justicia de Estado a costa de la justicia humana. La metáfora de Adam Smith sobre la mano invisible quiso hacerse visible como la Ginebra de Calvino en la cual debe haber “signos visibles de una gracia invisible”. Sin embargo, su acción destruyó el Estado de Guatemala. Las restricciones inmorales indirectas de la acción trajeron fines deseables para los guatemaltecos como que Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti fueran enjuiciados. Sin embargo, ningún guatemalteco está de acuerdo que el medio utilizado para ese fin sea la destrucción de los derechos individuales: la vida, la propiedad y la libertad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo