Cada 22 de abril celebramos a nuestro planeta. Y muchos podrán creer que no es algo de celebrar o por qué es que se decidió que exista, pero creo que como la gran mayoría de cosas que tenemos a nuestra disposición; estamos tomando por sentada a la tierra, nuestro planeta.

Más que tener un día más marcado en el calendario, lo realmente importante de esto es que tomemos conciencia del daño que le estamos haciendo a nuestro propio hogar. El tema no es nuevo y por desgracia empeora cada vez más, es ahora una gran bola de nieve que no podemos detener si no actuamos pronto. Es un tópico que concierne a todos los sectores del mundo, lo podemos ver fácilmente en el ejemplo de la Iglesia que a través del Papa Francisco y su encíclica Laudato si’ hizo consciencia al mundo entero sobre la importancia de cuidar este regalo inmenso que tenemos por casa.

Cuando estaba leyendo un poco de este documento me dio bastante sentimiento ver que el Papa se dirigía a la tierra como ese jardín común que tenemos los seres humanos. Ese lugar donde convivimos, hacemos recuerdos y estamos en conexión con la naturaleza.

Es un día importante para recordar que en realidad sí podemos hacer el cambio, que desde nuestro metro cuadrado podemos empezar a crear de a pocos una consciencia común que piensa, lejos del consumismo y el saqueo de los bienes, en las generaciones venideras que ocuparan en algún momento este lugar.

Recuerdo también los incendios forestales, si creemos que esto es un hecho que no nos afecta, estamos realmente olvidándonos de lo importante que es tener sensibilidad ante los seres vivos que no pueden hablar. Es un hecho tristísimo que deberíamos defender todos y reclamar porque sea un sitio protegido sagrado como hace tantos años. Pensemos así de nuestro planeta que tanto nos da y poco nos pide.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo