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El fastidioso Políticamente Correcto

Betty Marroquin
27 de abril, 2017

Francamente, el tema de ser políticamente correctos me tiene un poco más china de lo que ya soy de nacimiento. Si bien me reí hasta llorar viendo la mofa que hiciera Adam Sandler de United Airlines, en la que interpreta un pasajero que cansado de pedirle a la asistente de vuelo que lo atendiera osa tocarla levemente en el brazo para llamar su atención y acto seguido llega un gigante de dos metros, el Air Marshall, a querer arrestarlo y termina por darle un shock eléctrico con el stung-gun, luego de que Sandler dijera expresiones consideradas políticamente incorrectas que si bien no tenían nada de malo fueron sacadas de contexto por el oficial. Como eso, vemos a diario expresiones en redes sociales de todo tipo, peyorativas todas, cuando no insultantes, y nos las calamos porque toca.

Sin embargo, vemos como usan los términos más soeces contra el Ejército, contra la curia, contra los que creen en las ideologías de derecha, contra los empresarios, contra quien quiera que sea considerado por los políticamente correctos como de la “clase dirigente” (establishment), ah pero eso si es permitido. Dios nos libre a los no de izquierda de usar cualquier término remotamente sarcástico contra cualquier minoría o grupo “vulnerable” porque nos comen vivos y si pudieran, nos quemarían en la hoguera.

Por ejemplo, si estamos argumentando sobre los pros y los contras de que las reformas a la Constitución pasen, y al frustrarse por no poder usar elementos substantivos, recurren al insulto. Lo mismo sucede cuando estamos en cualquier tipo de desacuerdo con estos personajes hipersensibles.

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Luego escuchamos en un medio televisivo a un ilustre catedrático de la Universidad de San Carlos atacar los proyectos de las hidroeléctricas defendiendo delincuentes, porque es medio-ambientalista. O sea que la Ley debe ser aplicada solamente de un lado, no general, no igual para todos. Lastima que los enemigos de la libertad no son productivos, no poseen empresas, fincas ni nada que los que si creemos en eso las pudiéramos invadir. De nuevo, la mentalidad del políticamente correcto que dicta que es la empresa privada la que siempre actúa mal y si viene criticado el oenegero, el activista, eso es injusto e incorrecto.

Es políticamente correcto atacar todo lo que suene remotamente a sector productivo. Doble moral, hipocresía, irracionalidad, absurdo tras absurdo nos tienen sumidos en este nuevo orden cuasi mundial que no podemos decir nada sin que alguien más se ofenda. Todo esto ha venido a ser como la sal que ha dado sabor a la lucha por el poder de quienes no logran, al menos en Guatemala, llegar por la vía de las urnas y han subido a su tren a todas las llamadas minorías, que se sienten afectados por cualquier cosa que remotamente les suene a rechazo social. Es verdad que para vivir en paz y armonía es necesario que exista respeto y tolerancia, pero tomar a mal todo, al extremo, es absurdo, y manipular la vulnerabilidad de la gente, es vil y cobarde.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

El fastidioso Políticamente Correcto

Betty Marroquin
27 de abril, 2017

Francamente, el tema de ser políticamente correctos me tiene un poco más china de lo que ya soy de nacimiento. Si bien me reí hasta llorar viendo la mofa que hiciera Adam Sandler de United Airlines, en la que interpreta un pasajero que cansado de pedirle a la asistente de vuelo que lo atendiera osa tocarla levemente en el brazo para llamar su atención y acto seguido llega un gigante de dos metros, el Air Marshall, a querer arrestarlo y termina por darle un shock eléctrico con el stung-gun, luego de que Sandler dijera expresiones consideradas políticamente incorrectas que si bien no tenían nada de malo fueron sacadas de contexto por el oficial. Como eso, vemos a diario expresiones en redes sociales de todo tipo, peyorativas todas, cuando no insultantes, y nos las calamos porque toca.

Sin embargo, vemos como usan los términos más soeces contra el Ejército, contra la curia, contra los que creen en las ideologías de derecha, contra los empresarios, contra quien quiera que sea considerado por los políticamente correctos como de la “clase dirigente” (establishment), ah pero eso si es permitido. Dios nos libre a los no de izquierda de usar cualquier término remotamente sarcástico contra cualquier minoría o grupo “vulnerable” porque nos comen vivos y si pudieran, nos quemarían en la hoguera.

Por ejemplo, si estamos argumentando sobre los pros y los contras de que las reformas a la Constitución pasen, y al frustrarse por no poder usar elementos substantivos, recurren al insulto. Lo mismo sucede cuando estamos en cualquier tipo de desacuerdo con estos personajes hipersensibles.

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Luego escuchamos en un medio televisivo a un ilustre catedrático de la Universidad de San Carlos atacar los proyectos de las hidroeléctricas defendiendo delincuentes, porque es medio-ambientalista. O sea que la Ley debe ser aplicada solamente de un lado, no general, no igual para todos. Lastima que los enemigos de la libertad no son productivos, no poseen empresas, fincas ni nada que los que si creemos en eso las pudiéramos invadir. De nuevo, la mentalidad del políticamente correcto que dicta que es la empresa privada la que siempre actúa mal y si viene criticado el oenegero, el activista, eso es injusto e incorrecto.

Es políticamente correcto atacar todo lo que suene remotamente a sector productivo. Doble moral, hipocresía, irracionalidad, absurdo tras absurdo nos tienen sumidos en este nuevo orden cuasi mundial que no podemos decir nada sin que alguien más se ofenda. Todo esto ha venido a ser como la sal que ha dado sabor a la lucha por el poder de quienes no logran, al menos en Guatemala, llegar por la vía de las urnas y han subido a su tren a todas las llamadas minorías, que se sienten afectados por cualquier cosa que remotamente les suene a rechazo social. Es verdad que para vivir en paz y armonía es necesario que exista respeto y tolerancia, pero tomar a mal todo, al extremo, es absurdo, y manipular la vulnerabilidad de la gente, es vil y cobarde.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo