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Arjona, un análisis comunicacional

Jorge Alvarado
28 de abril, 2017

En el debate de la opinión pública manifiesto en gran proporción en redes sociales, especialmente en Facebook, se examinaron las razones por las que el compositor, cantautor, poeta e intérprete Ricardo Arjona se retiró de una entrevista en curso, lo cual debe ser objeto de estudio para los amantes de la comunicación.

La entrevista que sostuvo el artista hace unos días en el programa de Camilo Egaña, transmitido por la cadena de televisión CNN en español, tuvo las siguientes características: Egaña la desarrolló en el plano personal y no en el artístico, como correspondía; Egaña dirigió la entrevista hacia lo negativo, pues fue realizada dentro del marco de la promoción del nuevo material discográfico “Circo soledad”; Egaña irrespeta al cantante cuando le dice que no ha escuchado su disco, lo que nos lleva a la pregunta ¿Cómo se hace una entrevista cuando no se conoce el material del entrevistado? Es algo absurdo, si hablamos de periodismo de alto nivel. Una entrevista no se hace para tomar ventaja del invitado y luego arrinconarlo, sobre todo cuando no existen elementos para hacerlo. Arjona tiene una carrera artística de 30 años, lo que lo convierte en una Imagen Pública. Se le ha visto alejado de los escándalos, pues no se ha sabido que haya quebrantado el orden público en algún sitio, estado en medio de una trifulca en un bar y  mucho menos se sabe de algún acto escandaloso, por el contrario, mantiene su vida personal bajo reserva y se cuida muchísimo, ya que su comportamiento es ejemplar, como icono de la música para Guatemala y el mundo.

En esa entrevista, Arjona se sintió amenazado, pero con respeto supo poner en su lugar al conductor. En el micrófono se escucharon palabras como “estúpido” que refiere a una persona que no cambia el rumbo de lo que hace sin hacer caso de su equivocación. Ante la falta de respeto, Arjona decidió abandonar el foro, la pregunta es ¿hizo lo correcto? Comunicacionalmente sí, pero quedó sujeto a la crítica, aunque justificada, y al menos no como logro de un entrevistador con malas intenciones, que buscaba exponerlo ante el público de forma sospechosa, como le señaló Arjona.

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Así las cosas, cuál es la diferencia entre un artista y un presidente, pues ambos son una Imagen Pública sometida al escrutinio general, la primera diferencia es que el artista ha forjado su carrera con esfuerzo y dedicación de muchos años, además, come y sobrevive de su talento, es su propio jefe y no debe rendirle cuentas a nadie; mientras que el presidente fue electo popularmente, pero come y vive de los impuestos  de la población, además, no es su propio jefe y debe rendir cuentas a toda la población.

Ricardo Arjona tiene rasgos de personalidad interesantes, como un carácter fuerte que expone vehementemente, también amabilidad, su identidad es típica y refleja la idiosincrasia del guatemalteco, además es un tipo aguerrido, pero sumamente respetuoso. Debemos empezar mencionando que la comunicación de Arjona es asertiva. Es común que  hable en positivo, no reprocha sobre las cosas que le preocupan, y lo que en realidad le afecta lo pone de manifiesto en sus obras, ¡perdón!, en sus canciones, y al mejor estilo de un ajedrecista del lenguaje encuentra el recurso exacto para exponerlo e inmortalizarlo. Es famoso por sus frases, versos y rimas que deleitan a quienes lo siguen, con justa razón, él tiene la capacidad de reírse, criticar o protestar contra todo lo que es difícil de explicar en la vida, tiene el don de ironizar lo que es tabú, regla o imposición social.

La imagen que proyecta es la una persona fuerte, sencilla y apasionada por la vida, una persona honesta, a quien no le importa el qué dirán, porque expresarse, para él es su mayor don, además lo hace con elocuencia, como un orador nato y comunicador límbico, es decir de sentimientos y emociones a flor de piel, tiene la capacidad de sensibilizar a las personas con su estilo único de componer, que está basado en los juegos del lenguaje que despiertan interés al compás de ritmos genuinos.

Las personas son libres y a cada uno le puede gustar Arjona o no, pero hay que mantener el equilibrio para no confundir al ser humano con el artista, el criterio de cada quien con respecto a su trabajo es respetable, pero la descalificación con base en supuestos es deplorable.

En definitiva, Ricardo Arjona es un icono que levanta pasiones, al igual que un presidente al que muchos quieren y otros detestan, sin embargo la principal diferencia es que el artista pone por delante su dignidad y vive en una realidad que ha construido, mientras que un presidente por lo general, cumple ese adagio popular que versa “No es la política la que hace a un candidato convertirse en ladrón, es tú voto el que hace a un ladrón convertirse en presidente”, pues el desencanto de la política jamás podrá compararse con el del mundo artístico, sin embargo Ricardo Arjona es, nos guste o no, un representante del talento que hay en Guatemala.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Arjona, un análisis comunicacional

Jorge Alvarado
28 de abril, 2017

En el debate de la opinión pública manifiesto en gran proporción en redes sociales, especialmente en Facebook, se examinaron las razones por las que el compositor, cantautor, poeta e intérprete Ricardo Arjona se retiró de una entrevista en curso, lo cual debe ser objeto de estudio para los amantes de la comunicación.

La entrevista que sostuvo el artista hace unos días en el programa de Camilo Egaña, transmitido por la cadena de televisión CNN en español, tuvo las siguientes características: Egaña la desarrolló en el plano personal y no en el artístico, como correspondía; Egaña dirigió la entrevista hacia lo negativo, pues fue realizada dentro del marco de la promoción del nuevo material discográfico “Circo soledad”; Egaña irrespeta al cantante cuando le dice que no ha escuchado su disco, lo que nos lleva a la pregunta ¿Cómo se hace una entrevista cuando no se conoce el material del entrevistado? Es algo absurdo, si hablamos de periodismo de alto nivel. Una entrevista no se hace para tomar ventaja del invitado y luego arrinconarlo, sobre todo cuando no existen elementos para hacerlo. Arjona tiene una carrera artística de 30 años, lo que lo convierte en una Imagen Pública. Se le ha visto alejado de los escándalos, pues no se ha sabido que haya quebrantado el orden público en algún sitio, estado en medio de una trifulca en un bar y  mucho menos se sabe de algún acto escandaloso, por el contrario, mantiene su vida personal bajo reserva y se cuida muchísimo, ya que su comportamiento es ejemplar, como icono de la música para Guatemala y el mundo.

En esa entrevista, Arjona se sintió amenazado, pero con respeto supo poner en su lugar al conductor. En el micrófono se escucharon palabras como “estúpido” que refiere a una persona que no cambia el rumbo de lo que hace sin hacer caso de su equivocación. Ante la falta de respeto, Arjona decidió abandonar el foro, la pregunta es ¿hizo lo correcto? Comunicacionalmente sí, pero quedó sujeto a la crítica, aunque justificada, y al menos no como logro de un entrevistador con malas intenciones, que buscaba exponerlo ante el público de forma sospechosa, como le señaló Arjona.

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Así las cosas, cuál es la diferencia entre un artista y un presidente, pues ambos son una Imagen Pública sometida al escrutinio general, la primera diferencia es que el artista ha forjado su carrera con esfuerzo y dedicación de muchos años, además, come y sobrevive de su talento, es su propio jefe y no debe rendirle cuentas a nadie; mientras que el presidente fue electo popularmente, pero come y vive de los impuestos  de la población, además, no es su propio jefe y debe rendir cuentas a toda la población.

Ricardo Arjona tiene rasgos de personalidad interesantes, como un carácter fuerte que expone vehementemente, también amabilidad, su identidad es típica y refleja la idiosincrasia del guatemalteco, además es un tipo aguerrido, pero sumamente respetuoso. Debemos empezar mencionando que la comunicación de Arjona es asertiva. Es común que  hable en positivo, no reprocha sobre las cosas que le preocupan, y lo que en realidad le afecta lo pone de manifiesto en sus obras, ¡perdón!, en sus canciones, y al mejor estilo de un ajedrecista del lenguaje encuentra el recurso exacto para exponerlo e inmortalizarlo. Es famoso por sus frases, versos y rimas que deleitan a quienes lo siguen, con justa razón, él tiene la capacidad de reírse, criticar o protestar contra todo lo que es difícil de explicar en la vida, tiene el don de ironizar lo que es tabú, regla o imposición social.

La imagen que proyecta es la una persona fuerte, sencilla y apasionada por la vida, una persona honesta, a quien no le importa el qué dirán, porque expresarse, para él es su mayor don, además lo hace con elocuencia, como un orador nato y comunicador límbico, es decir de sentimientos y emociones a flor de piel, tiene la capacidad de sensibilizar a las personas con su estilo único de componer, que está basado en los juegos del lenguaje que despiertan interés al compás de ritmos genuinos.

Las personas son libres y a cada uno le puede gustar Arjona o no, pero hay que mantener el equilibrio para no confundir al ser humano con el artista, el criterio de cada quien con respecto a su trabajo es respetable, pero la descalificación con base en supuestos es deplorable.

En definitiva, Ricardo Arjona es un icono que levanta pasiones, al igual que un presidente al que muchos quieren y otros detestan, sin embargo la principal diferencia es que el artista pone por delante su dignidad y vive en una realidad que ha construido, mientras que un presidente por lo general, cumple ese adagio popular que versa “No es la política la que hace a un candidato convertirse en ladrón, es tú voto el que hace a un ladrón convertirse en presidente”, pues el desencanto de la política jamás podrá compararse con el del mundo artístico, sin embargo Ricardo Arjona es, nos guste o no, un representante del talento que hay en Guatemala.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo