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Ejercer y permitir que se ejerza la libre expresión

Redacción República
29 de abril, 2017

Miles de comentarios han surgido por el incidente que ocurrió esta semana con los alumnos de la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales y su protesta en la Calzada San Juan. Por supuesto que esta noticia hubiese pasado desapercibida de no haber sido porque varios de los estudiantes quedaron heridos de una manera cruel. Los informes médicos ya nos han hecho saber que algunos de ellos jamás volverán a tener una vida igual.

Claro que sabemos lo que pasó ese día, Facebook (y la falta de criterio y lógica de muchos al compartir publicaciones) han permitido que llegue más de una vez el video o las fotografías del suceso a nuestra página de inicio. Eso que tantos compartieron es puro material explícito que demuestra el estado en el que quedaron los estudiantes (una estudiante, en específico) después que un automovilista decidiera seguir con su marcha por la Calzada sin tomarle importancia a las vidas que estaban delante de él.

Hay tantas cosas que están mal con lo sucedido. Desde que ese automovilista creyó que su prisa valía más que una docena de vidas, hasta las burlas y acusaciones que se han manifestado hacia los estudiantes. Es tan cierto cuando escucho de la boca de muchos conocidos que “ya no se sabe qué esperar de Guatemala”.

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Pero revisemos lo indignante de este hecho paso a paso. Por muy preciso que se esté, nadie en su sano juicio acelera el motor al ver decenas de estudiantes manifestar. Es cierto, esperar es molesto y más cuando se trata de una protesta. Pero hay que ser bastante colérico e idiota para reaccionar tan mal frente a una protesta estudiantil. Ni su prisa, ni su contratiempo, ni su atraso eran más importantes que la vida de esos estudiantes.

Otra situación que en realidad me indigna es, como en muchos casos anteriores, la actitud de los cibernautas que creen que se las pueden y saben todas. Nunca falta aquel o aquella que engrandece al victimario y acusa a la víctima. ¿De verdad tanto sentido común hace falta para entender que aquí y en China nadie tiene el derecho de atentar contra la vida de un ser humano sin importar, específicamente en este caso, de qué escuela eran, qué motivo tenían para estar protestando y quiénes eran los protestantes?

Me sorprende además el poco respeto a la dignidad humana que reflejaron muchos al compartir en redes sociales copiosamente el video de la víctima que sufrió las peores heridas. ¿Por qué? ¿quién necesita ver ese tipo de imágenes? ¿un ciudadano que necesita calmar sus ansias amarillistas? En ningún momento fue útil que se hicieran virales las imágenes que retratan el sufrimiento de esta chica. No sirve ni para encontrar al culpable, ni para explicar detalles importantes de la nota; mucho menos para hacer algo útil por ella. Por favor dejemos de compartir este tipo de publicaciones, ¿han considerado alguna vez que podrían ser ustedes los que agonizan de dolor en una publicación que se hace viral? Exacto, no lo han considerado. De haberlo hecho ya no compartirían más cosas como estas.

Y por último, me asusta saber que el miércoles sólo fue un grupo de estudiantes el que salió a manifestar y aún así las consecuencias fueron desgarradoras. Me asusta pensar que hoy mismo puede ser otro sector con cualquiera otra causa que necesite expresarse y sea herido. Puede que mañana sean otros los que decidan expresar y denunciar cualesquiera sean sus opresiones y lo harán con el miedo de ser lastimados. Incluso pienso en mi experiencia, puedo llegar a ser yo quien decida hablar y tenga que cargar, como esta chica, por el resto de mi vida las consecuencias de haber usado mi derecho a la libre expresión.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

 

Ejercer y permitir que se ejerza la libre expresión

Redacción República
29 de abril, 2017

Miles de comentarios han surgido por el incidente que ocurrió esta semana con los alumnos de la Escuela Nacional de Ciencias Comerciales y su protesta en la Calzada San Juan. Por supuesto que esta noticia hubiese pasado desapercibida de no haber sido porque varios de los estudiantes quedaron heridos de una manera cruel. Los informes médicos ya nos han hecho saber que algunos de ellos jamás volverán a tener una vida igual.

Claro que sabemos lo que pasó ese día, Facebook (y la falta de criterio y lógica de muchos al compartir publicaciones) han permitido que llegue más de una vez el video o las fotografías del suceso a nuestra página de inicio. Eso que tantos compartieron es puro material explícito que demuestra el estado en el que quedaron los estudiantes (una estudiante, en específico) después que un automovilista decidiera seguir con su marcha por la Calzada sin tomarle importancia a las vidas que estaban delante de él.

Hay tantas cosas que están mal con lo sucedido. Desde que ese automovilista creyó que su prisa valía más que una docena de vidas, hasta las burlas y acusaciones que se han manifestado hacia los estudiantes. Es tan cierto cuando escucho de la boca de muchos conocidos que “ya no se sabe qué esperar de Guatemala”.

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Pero revisemos lo indignante de este hecho paso a paso. Por muy preciso que se esté, nadie en su sano juicio acelera el motor al ver decenas de estudiantes manifestar. Es cierto, esperar es molesto y más cuando se trata de una protesta. Pero hay que ser bastante colérico e idiota para reaccionar tan mal frente a una protesta estudiantil. Ni su prisa, ni su contratiempo, ni su atraso eran más importantes que la vida de esos estudiantes.

Otra situación que en realidad me indigna es, como en muchos casos anteriores, la actitud de los cibernautas que creen que se las pueden y saben todas. Nunca falta aquel o aquella que engrandece al victimario y acusa a la víctima. ¿De verdad tanto sentido común hace falta para entender que aquí y en China nadie tiene el derecho de atentar contra la vida de un ser humano sin importar, específicamente en este caso, de qué escuela eran, qué motivo tenían para estar protestando y quiénes eran los protestantes?

Me sorprende además el poco respeto a la dignidad humana que reflejaron muchos al compartir en redes sociales copiosamente el video de la víctima que sufrió las peores heridas. ¿Por qué? ¿quién necesita ver ese tipo de imágenes? ¿un ciudadano que necesita calmar sus ansias amarillistas? En ningún momento fue útil que se hicieran virales las imágenes que retratan el sufrimiento de esta chica. No sirve ni para encontrar al culpable, ni para explicar detalles importantes de la nota; mucho menos para hacer algo útil por ella. Por favor dejemos de compartir este tipo de publicaciones, ¿han considerado alguna vez que podrían ser ustedes los que agonizan de dolor en una publicación que se hace viral? Exacto, no lo han considerado. De haberlo hecho ya no compartirían más cosas como estas.

Y por último, me asusta saber que el miércoles sólo fue un grupo de estudiantes el que salió a manifestar y aún así las consecuencias fueron desgarradoras. Me asusta pensar que hoy mismo puede ser otro sector con cualquiera otra causa que necesite expresarse y sea herido. Puede que mañana sean otros los que decidan expresar y denunciar cualesquiera sean sus opresiones y lo harán con el miedo de ser lastimados. Incluso pienso en mi experiencia, puedo llegar a ser yo quien decida hablar y tenga que cargar, como esta chica, por el resto de mi vida las consecuencias de haber usado mi derecho a la libre expresión.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo