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Los cuatro componentes de la imagen

Jorge Alvarado
04 de mayo, 2017

En el mundo social, empresarial, político, corporativo y artístico la imagen lo es todo, es el capital más importante de una persona (Imagen pública) o de una organización a la cual representa. Todo en la vida transmite mensajes, algunos positivos y otros negativos, y el resultado de éstos se resume en una palabra, Imagen.

Para describir de forma sencilla qué es la imagen, diré que es todo lo que esta de la superficie hacia afuera, solo un reflejo de la percepción que se interpreta como buena o mala. Es importante recordar que no hay imagen sin identidad, es decir, la primera debe ser producto de la segunda, y de cómo te proyectas a los demás o mejor dicho, a tus públicos.

Existen algunos adagios, como la frase de Ralph Walddo que versa “Lo que eres habla tan fuerte de ti, que no puedo escuchar los que dices”. La imagen positiva tiene connotaciones asociadas, como poder, autoridad, credibilidad, confianza, lealtad, honor y respeto, entre muchas otras. Por otra parte, la negativa adquiere vínculos con antivalores, entre ellos, debilidad, mentira, explotación, falta de credibilidad, falta de confianza, riesgo o vulnerabilidad, en otras palabras, es todo con lo que puede asociarse una imagen.

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La identidad es importante para proyectarte hacia los demás, es por eso que cuando te descubres a ti mismo es cuando descubres a tu público, si esto no sucede, jamás podrás ser un instrumento de cambio porque no lo has experimentado en ti mismo. La imagen debe construirse en sentido positivo, pues otra de sus características es ser relacional, o sea que depende de cómo te relacionas con los demás, pero sobre todo qué tipo de percepciones generas. Es por eso que todo inicia con un proceso de interacción en el cual debemos lograr comunicar con éxito quiénes somos, qué hacemos y hacia dónde vamos, además de posicionar mensajes diferenciadores que nos hagan únicos, competitivos y llenos de atributos deseados o valorados por los públicos o las audiencias, según sea el caso.

Uno de los principios básicos de la imagen es afectar la vida de los demás de una forma positiva, las personas que nos rodean, porque el contexto y entorno siempre serán una oportunidad para comunicar. Si estos no nos favorecen, entonces antes de erigir la identidad-imagen de lleno, debe hacerse un trabajo previo que permita crear las condiciones ideales para generar percepciones positivas.

Existen 4 componentes de la imagen: 1. Lo que la gente escucha (vínculos verbales), 2. Lo que la gente entiende (vínculos intelectuales), 3. Lo que la gente ve (vínculos visuales), y 4. Lo que la gente siente (vínculos emocionales), al conjugarse estos 4 elementos generarán imágenes positivas o negativas. Serán positivas cuando la conjugación sea intencional, expresa y manifiesta, como producto de una planificación estratégica, y serán negativas cuando sea desordenada, improvisada y sin rumbo fijo.

Definitivamente debemos dejar de ver lo obvio para enfocarnos en lo que no todos pueden ver, pues el mundo observado desde la percepción es el resultado de lo que muchos no distinguen, otros lo logran, pero son incapaces de explicarlo. Se trata de estímulos que se envían intencionalmente para que el público sienta algo por ti, aunque a veces no lo puede explicar, lo que está claro es que siempre debes dar lo mejor de ti, pero procurando que sea genuino y estratégico a la vez.

En este orden de ideas, los vínculos visuales son lo que las personas ven y asocian a una imagen. Los vínculos verbales son lo que escuchan de una imagen y que será esencialmente evaluado por el lenguaje utilizado, es lo que tú le dices al público o lo que terceros dicen de ti. Los intelectuales son todos los que generan conocimiento y significados para el público, y por último, tenemos los emocionales o de alta gama, que son aquellos mensajes que tienen la capacidad de mover y movilizar las fibras más sensibles del público a través de los sentimientos, afecto y sensibilidad para enviar mensajes con tacto y humanidad.

En definitiva, el reto más importante de la identidad es generar una imagen, pero para que esto suceda antes debes lograr descubrir ¿quién eres?, y ¿qué deseas lograr?, luego planificar y emprender una estrategia que te permita implementar una serie de actividades y acciones combinado y conjugando  los cuatro componentes de la imagen de forma intencional, planificada y calculada, aun sabiendo que si los resultados no son los deseados, se necesitará reajustar la fórmula hasta obtener el resultado deseado.

En conclusión, la imagen tiene que ver con el buen nombre, por lo tanto es importante que tu público te reconozca, pues como versa el refrán popular “Nadie cree en quien no confía, nadie confía a quien no quiere y nadie quiere a quien no conoce”. Debes empezar porque la gente te conozca y reconozca lo que eres.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Los cuatro componentes de la imagen

Jorge Alvarado
04 de mayo, 2017

En el mundo social, empresarial, político, corporativo y artístico la imagen lo es todo, es el capital más importante de una persona (Imagen pública) o de una organización a la cual representa. Todo en la vida transmite mensajes, algunos positivos y otros negativos, y el resultado de éstos se resume en una palabra, Imagen.

Para describir de forma sencilla qué es la imagen, diré que es todo lo que esta de la superficie hacia afuera, solo un reflejo de la percepción que se interpreta como buena o mala. Es importante recordar que no hay imagen sin identidad, es decir, la primera debe ser producto de la segunda, y de cómo te proyectas a los demás o mejor dicho, a tus públicos.

Existen algunos adagios, como la frase de Ralph Walddo que versa “Lo que eres habla tan fuerte de ti, que no puedo escuchar los que dices”. La imagen positiva tiene connotaciones asociadas, como poder, autoridad, credibilidad, confianza, lealtad, honor y respeto, entre muchas otras. Por otra parte, la negativa adquiere vínculos con antivalores, entre ellos, debilidad, mentira, explotación, falta de credibilidad, falta de confianza, riesgo o vulnerabilidad, en otras palabras, es todo con lo que puede asociarse una imagen.

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La identidad es importante para proyectarte hacia los demás, es por eso que cuando te descubres a ti mismo es cuando descubres a tu público, si esto no sucede, jamás podrás ser un instrumento de cambio porque no lo has experimentado en ti mismo. La imagen debe construirse en sentido positivo, pues otra de sus características es ser relacional, o sea que depende de cómo te relacionas con los demás, pero sobre todo qué tipo de percepciones generas. Es por eso que todo inicia con un proceso de interacción en el cual debemos lograr comunicar con éxito quiénes somos, qué hacemos y hacia dónde vamos, además de posicionar mensajes diferenciadores que nos hagan únicos, competitivos y llenos de atributos deseados o valorados por los públicos o las audiencias, según sea el caso.

Uno de los principios básicos de la imagen es afectar la vida de los demás de una forma positiva, las personas que nos rodean, porque el contexto y entorno siempre serán una oportunidad para comunicar. Si estos no nos favorecen, entonces antes de erigir la identidad-imagen de lleno, debe hacerse un trabajo previo que permita crear las condiciones ideales para generar percepciones positivas.

Existen 4 componentes de la imagen: 1. Lo que la gente escucha (vínculos verbales), 2. Lo que la gente entiende (vínculos intelectuales), 3. Lo que la gente ve (vínculos visuales), y 4. Lo que la gente siente (vínculos emocionales), al conjugarse estos 4 elementos generarán imágenes positivas o negativas. Serán positivas cuando la conjugación sea intencional, expresa y manifiesta, como producto de una planificación estratégica, y serán negativas cuando sea desordenada, improvisada y sin rumbo fijo.

Definitivamente debemos dejar de ver lo obvio para enfocarnos en lo que no todos pueden ver, pues el mundo observado desde la percepción es el resultado de lo que muchos no distinguen, otros lo logran, pero son incapaces de explicarlo. Se trata de estímulos que se envían intencionalmente para que el público sienta algo por ti, aunque a veces no lo puede explicar, lo que está claro es que siempre debes dar lo mejor de ti, pero procurando que sea genuino y estratégico a la vez.

En este orden de ideas, los vínculos visuales son lo que las personas ven y asocian a una imagen. Los vínculos verbales son lo que escuchan de una imagen y que será esencialmente evaluado por el lenguaje utilizado, es lo que tú le dices al público o lo que terceros dicen de ti. Los intelectuales son todos los que generan conocimiento y significados para el público, y por último, tenemos los emocionales o de alta gama, que son aquellos mensajes que tienen la capacidad de mover y movilizar las fibras más sensibles del público a través de los sentimientos, afecto y sensibilidad para enviar mensajes con tacto y humanidad.

En definitiva, el reto más importante de la identidad es generar una imagen, pero para que esto suceda antes debes lograr descubrir ¿quién eres?, y ¿qué deseas lograr?, luego planificar y emprender una estrategia que te permita implementar una serie de actividades y acciones combinado y conjugando  los cuatro componentes de la imagen de forma intencional, planificada y calculada, aun sabiendo que si los resultados no son los deseados, se necesitará reajustar la fórmula hasta obtener el resultado deseado.

En conclusión, la imagen tiene que ver con el buen nombre, por lo tanto es importante que tu público te reconozca, pues como versa el refrán popular “Nadie cree en quien no confía, nadie confía a quien no quiere y nadie quiere a quien no conoce”. Debes empezar porque la gente te conozca y reconozca lo que eres.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo