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Redacción
07 de mayo, 2017

Hay días especiales en los que es necesario hacer una pausa y pensar. Recorrer un poco los recuerdos, hacerse de nuevo unas cuantas preguntas porque ya se nos olvidaron las respuestas; agradecer por lo que hemos dado por sentado, sonreír porque lo malo ya se ha terminado y emocionarse ante la certeza de saber que vienen cosas nuevas, cosas que no te imaginaste, pero que en lo más profundo de tu corazón querías que pasaran.

Sí, la vida es rara, un día no tenés muy claro por qué te están pasando tantas cosas malas y al otro no entendés por qué de repente y de golpe te ocurren tantas cosas buenas. Pero la vida también es bonita, se aprende mucho y si se tienen tan solo un poquito de suerte se consigue compañía para saber dividir los malos ratos y multiplicar los buenos.

Ya dije que hay ratos malos, cosas que de verdad ojalá y no pasaran. En el trayecto hay lágrimas, herida y dudas. Y hay dos opciones, o te hacen fuerte y te ayudan a seguir adelante o te botan, aquí todos sabemos que la mejor opción es la primera, seguir y seguir, aunque no tengás muy claro a dónde vas. Hay día de miedo en los que uno siente que no hay muchas razones, que el rumbo que creías claro solo era un espejismo y que aquellas cosas que creías más seguras se convierten en una incertidumbre más. Es en esos días en lo que alguien más debe de recordarte que si de repente todo te está cambiando y todo lo que era normal se transforma de un día para otro, es porque todo se está moviendo para que logrés recibir de una mejor manera todo eso que la vida te quiere regalar. A veces ni soñaste con eso, solo llega y ya.

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No soy buena dando consejos y no es eso lo que estoy tratando de hacer, solo quiero que estas palabras sean un lugar seguro para los días en los que la vida te ponga a pensar y te llene de dudas.

Hablamos de la vida y quiero agradecerle por todas esas veces que nos hizo coincidir, porque de alguna manera, una siempre ha estado en la vida de la otra. Gracias por apoyarme en lo sueños y en los miedos. Gracias a la vida que hoy te regala un año más para aprender, para compartir, para comer y sobre todo para encontrar entre las dos respuestas a todo lo que venga.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Redacción
07 de mayo, 2017

Hay días especiales en los que es necesario hacer una pausa y pensar. Recorrer un poco los recuerdos, hacerse de nuevo unas cuantas preguntas porque ya se nos olvidaron las respuestas; agradecer por lo que hemos dado por sentado, sonreír porque lo malo ya se ha terminado y emocionarse ante la certeza de saber que vienen cosas nuevas, cosas que no te imaginaste, pero que en lo más profundo de tu corazón querías que pasaran.

Sí, la vida es rara, un día no tenés muy claro por qué te están pasando tantas cosas malas y al otro no entendés por qué de repente y de golpe te ocurren tantas cosas buenas. Pero la vida también es bonita, se aprende mucho y si se tienen tan solo un poquito de suerte se consigue compañía para saber dividir los malos ratos y multiplicar los buenos.

Ya dije que hay ratos malos, cosas que de verdad ojalá y no pasaran. En el trayecto hay lágrimas, herida y dudas. Y hay dos opciones, o te hacen fuerte y te ayudan a seguir adelante o te botan, aquí todos sabemos que la mejor opción es la primera, seguir y seguir, aunque no tengás muy claro a dónde vas. Hay día de miedo en los que uno siente que no hay muchas razones, que el rumbo que creías claro solo era un espejismo y que aquellas cosas que creías más seguras se convierten en una incertidumbre más. Es en esos días en lo que alguien más debe de recordarte que si de repente todo te está cambiando y todo lo que era normal se transforma de un día para otro, es porque todo se está moviendo para que logrés recibir de una mejor manera todo eso que la vida te quiere regalar. A veces ni soñaste con eso, solo llega y ya.

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No soy buena dando consejos y no es eso lo que estoy tratando de hacer, solo quiero que estas palabras sean un lugar seguro para los días en los que la vida te ponga a pensar y te llene de dudas.

Hablamos de la vida y quiero agradecerle por todas esas veces que nos hizo coincidir, porque de alguna manera, una siempre ha estado en la vida de la otra. Gracias por apoyarme en lo sueños y en los miedos. Gracias a la vida que hoy te regala un año más para aprender, para compartir, para comer y sobre todo para encontrar entre las dos respuestas a todo lo que venga.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo