En 2016 se reformó la Ley Electoral y de Partidos Políticos y en 2019 dichas reformas permitirán por primera vez en la historia, el voto de compatriotas en el extranjero, aunque únicamente para elegir presidente y vicepresidente. Este hecho, sin lugar a dudas reconfigura el sistema político de Guatemala, debido a la importancia que tienen los compatriotas que residen en Estados Unidos, que según se calcula, ya sobrepasan los 2 millones.
El voto en el extranjero es una justa victoria para quienes sostienen buena parte de la economía del país, un reconocimiento a los que tuvieron que irse en busca de mejores oportunidades, principalmente en el área rural, sin embargo es necesario considerar los efectos colaterales de este acontecimiento: Primero, que los migrantes tienen un sentimiento nacionalista mucho más arraigado que quienes vivimos el país, esto representa una marcada efectividad en el voto, y sin lugar a dudas podrían definir fácilmente la elección presidencial. Segundo, los candidatos presidenciales deberán hacer campaña política en Estados Unidos, aunque no lo quieran, porque otro podría capitalizar ese caudal de votos y apoderarse de la victoria definitiva.
Los migrantes guatemaltecos tienen ahora la oportunidad, no solo de votar por la persona que consideren más apropiada para el cargo de Presidente Constitucional de la República de Guatemala, sino además, de revertir los malos procedimientos, la atención deficiente y la poca importancia que se les ha dado en materia de política exterior en temas consulares, como emisión de pasaportes, Documento de Identificación Personal (DPI), soporte jurídico y apoyo en temas de repatriación, entre otros tópicos estancados y sin solución, aun cuando políticamente existe el discurso sobre la importancia de los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos.
Por muchos años nuestros migrantes han sido olvidados y sufrido abusos, como cobros indebidos y en general han sido menospreciados, pero a partir de 2019 tendrán voz y también voto, y se constituirán en una fuerza real, dicho en otras palabras “la tortilla dio vuelta” y esto sucede cuando los políticos no saben interpretar la importancia de un sector específico, es por eso que para beneficiarte de otros, antes tienes que valorarlos. No hay duda que en la próxima campaña electoral resonarán las promesas de mejoras, como una forma de persuasión a través del discurso político a este sector.
Así las cosas, nos enfrentaremos a un escenario más competitivo y exigente porque la nostalgia de estar lejos de casa y la idealización de que las condiciones que los obligaron a salir del país cambien, motivará a estos compatriotas y aprovecharán vehementemente su derecho al voto –tal vez contundente– para elegir al próximo presidente.
El colmo en la dinámica electoral sería politizar a la comunidad migrante y que los candidatos ofrezcan llevar los programas sociales a aquel país, o buscar congraciarse hasta el punto de organizar eventos para atraer a este segmento electoral y hacer un importante contrapeso en 2019.
El papel de los migrantes en la dinámica económica guatemalteca representa un gigante poderoso pero menospreciado, que ahora cobrará protagonismo por su poder electoral, variable solo notoria a raíz del Decreto 26-2016, de abril del 2016 que ahora, como se dice popularmente, lo coloca “en la jugada” y listo para involucrarse en materia electoral.
De ahora en adelante, falta que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) defina y avance con el reglamento de la Ley Electoral, aunque aún resta superar la amenaza del retraso intencional en la entrega del DPI, y que no se realice el empadronamiento masivo, que restaría fuerza a ese caudal tan importante de votos.
Otro de los temas es que el TSE defina la modalidad de voto para los connacionales, que puede ser de forma electrónica o presencial, por lo que el aspecto metodológico también se convierte en un reto significativo para garantizar la efectividad y buen proceder.
En definitiva, de ahora en adelante no será extraño ver que los políticos inicien una romería electoral hacia Estados Unidos y se acerquen más a esa comunidad, además de que podría ser otra fuente de financiamiento electoral y otra forma de organizarse políticamente de las bases partidarias. Seguramente veremos migrantes guatemaltecos en cargos públicos, lo cual es bueno, pero será hasta ahora, cuando siempre han sido ignorados y no se les ha brindado el apoyo real que necesitan. Seguirán los nombramientos como moneda de cambio, pues los liderazgos de guatemaltecos en Estados Unidos son fuertes y valiosos, tanto que podrían nacer representaciones partidarias organizadas por ellos.
En suma, los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos son héroes nacionales que deben ser motivo de orgullo, admiración y respeto, y deben cuidarse de no ser utilizados porque ahora les llega su momento para incidir políticamente, como siempre debió ser.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
En 2016 se reformó la Ley Electoral y de Partidos Políticos y en 2019 dichas reformas permitirán por primera vez en la historia, el voto de compatriotas en el extranjero, aunque únicamente para elegir presidente y vicepresidente. Este hecho, sin lugar a dudas reconfigura el sistema político de Guatemala, debido a la importancia que tienen los compatriotas que residen en Estados Unidos, que según se calcula, ya sobrepasan los 2 millones.
El voto en el extranjero es una justa victoria para quienes sostienen buena parte de la economía del país, un reconocimiento a los que tuvieron que irse en busca de mejores oportunidades, principalmente en el área rural, sin embargo es necesario considerar los efectos colaterales de este acontecimiento: Primero, que los migrantes tienen un sentimiento nacionalista mucho más arraigado que quienes vivimos el país, esto representa una marcada efectividad en el voto, y sin lugar a dudas podrían definir fácilmente la elección presidencial. Segundo, los candidatos presidenciales deberán hacer campaña política en Estados Unidos, aunque no lo quieran, porque otro podría capitalizar ese caudal de votos y apoderarse de la victoria definitiva.
Los migrantes guatemaltecos tienen ahora la oportunidad, no solo de votar por la persona que consideren más apropiada para el cargo de Presidente Constitucional de la República de Guatemala, sino además, de revertir los malos procedimientos, la atención deficiente y la poca importancia que se les ha dado en materia de política exterior en temas consulares, como emisión de pasaportes, Documento de Identificación Personal (DPI), soporte jurídico y apoyo en temas de repatriación, entre otros tópicos estancados y sin solución, aun cuando políticamente existe el discurso sobre la importancia de los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos.
Por muchos años nuestros migrantes han sido olvidados y sufrido abusos, como cobros indebidos y en general han sido menospreciados, pero a partir de 2019 tendrán voz y también voto, y se constituirán en una fuerza real, dicho en otras palabras “la tortilla dio vuelta” y esto sucede cuando los políticos no saben interpretar la importancia de un sector específico, es por eso que para beneficiarte de otros, antes tienes que valorarlos. No hay duda que en la próxima campaña electoral resonarán las promesas de mejoras, como una forma de persuasión a través del discurso político a este sector.
Así las cosas, nos enfrentaremos a un escenario más competitivo y exigente porque la nostalgia de estar lejos de casa y la idealización de que las condiciones que los obligaron a salir del país cambien, motivará a estos compatriotas y aprovecharán vehementemente su derecho al voto –tal vez contundente– para elegir al próximo presidente.
El colmo en la dinámica electoral sería politizar a la comunidad migrante y que los candidatos ofrezcan llevar los programas sociales a aquel país, o buscar congraciarse hasta el punto de organizar eventos para atraer a este segmento electoral y hacer un importante contrapeso en 2019.
El papel de los migrantes en la dinámica económica guatemalteca representa un gigante poderoso pero menospreciado, que ahora cobrará protagonismo por su poder electoral, variable solo notoria a raíz del Decreto 26-2016, de abril del 2016 que ahora, como se dice popularmente, lo coloca “en la jugada” y listo para involucrarse en materia electoral.
De ahora en adelante, falta que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) defina y avance con el reglamento de la Ley Electoral, aunque aún resta superar la amenaza del retraso intencional en la entrega del DPI, y que no se realice el empadronamiento masivo, que restaría fuerza a ese caudal tan importante de votos.
Otro de los temas es que el TSE defina la modalidad de voto para los connacionales, que puede ser de forma electrónica o presencial, por lo que el aspecto metodológico también se convierte en un reto significativo para garantizar la efectividad y buen proceder.
En definitiva, de ahora en adelante no será extraño ver que los políticos inicien una romería electoral hacia Estados Unidos y se acerquen más a esa comunidad, además de que podría ser otra fuente de financiamiento electoral y otra forma de organizarse políticamente de las bases partidarias. Seguramente veremos migrantes guatemaltecos en cargos públicos, lo cual es bueno, pero será hasta ahora, cuando siempre han sido ignorados y no se les ha brindado el apoyo real que necesitan. Seguirán los nombramientos como moneda de cambio, pues los liderazgos de guatemaltecos en Estados Unidos son fuertes y valiosos, tanto que podrían nacer representaciones partidarias organizadas por ellos.
En suma, los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos son héroes nacionales que deben ser motivo de orgullo, admiración y respeto, y deben cuidarse de no ser utilizados porque ahora les llega su momento para incidir políticamente, como siempre debió ser.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo