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Vista a ojo de pájaro

Diana Brown
16 de mayo, 2017

“La educación es el camino, no el objetivo” Anónimo.

Un examen imparcial del sistema educativo permite encontrar algunas situaciones positivas: el ciclo diversificado abarca los Bachilleratos de toda índole y las carreras técnicas, que cumplen con la variedad de necesidades laborales que exige el mercado.  Desde 1832 la educación pública se dividió en estos niveles generales, y ha cumplido con proveer servicios profesionales en áreas donde no se encuentran éstos. El trabajo técnico de apoyo, en sistemas contables, de administración, de computación, secretariado, en las carreras aprobadas por el Ministerio de Educación, son  las cuales  que cumplen con la necesidad de la fuerza laboral.

Se hace necesaria una labor de reingeniería del nivel medio de trabajos técnicos a través de una educación flexible y globalizada;  esta  debe ser permanente lo que hace imprescindible la participación efectiva, real y atendida del sector privado, a través del Consejo Nacional de Educación.  Esta afirmación se basa en el hecho de que  hay constantes necesidades nuevas, las cuales muchas veces el Estado, está en incapacidad de suplir, pudiendo hacerlo el sector educativo privado en consenso con el público a efecto de que la unificación de esfuerzos contribuya al logro del bien común. El estudio del Desarrollo de Pymes en Guatemala, elaborado por el Banco Mundial (2010) dio el resultado de algunas de las habilidades necesarias para la exigencia laboral que no se han desarrollado. En enlace entre el sector productivo y el sector educativo es imperativo en estos niveles; y el futuro no es llevar estos trabajos a nivel universitario. El futuro es fortalecer las destrezas del nivel medio para asegurar suficiente fuerza laboral competente; y provocar al joven que siga un camino de profesionalización, por estímulo propia, que surtirá resultado de manera tangible según su entrega a ella. El  propósito es el progreso, primero personal, y luego necesariamente nacional. Mientras ese momento llega, muchos estudiantes deben trabajar mientras estudian.

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La responsabilidad de la educación entonces se traslada a cada persona. Se amplían las posibilidades de empleo, y una educación tradicional no provee las herramientas necesarias para el avance laboral, en los nuevos campos que se han abierto. Hasta el momento aún sigue la necesidad de la labor manual, y oficios que no requieran de una educación profunda, los cuales  se dan porque no existe la necesaria modificación social que permita cambiar las estructuras educativas Pero mientras vaya modificándose la sociedad tendrán que cambiar las estructuras educativas, y sobre todo comunicar una concientización de la necesidad de ella para sostener una vida digna, no solo de supervivencia sino que también para enriquecer la vida interna de cada ser y permitirle crecer en su yo interior, que es, al final de cuentas el importante, el que permite que cada individuo sea dueño de su propia circunstancia. Esta consideración exige un examen, aun cuando sea breve, de la calidad educativa del país.

Existe un cuestionamiento permanente en  torno a la calidad educativa, y las gestiones de ambas modalidades, pública y privada.  Con una mirada simple a las estadísticas oficiales se observa que los centros educativos privados llenan el vacío que deja la gestión pública por carencias de varias índoles y por el necesario carácter burocrático e impersonal propio de la cosa pública, el cual, sin embargo, debiera desaparecer en el caso de la educación y de la salud. En el primero de ellos porque se está formando a personas, el factor humano más importante de cualquier sociedad; en el segundo porque se está perfeccionando a personas. El bajo rendimiento del Ministerio de Educación no es por falta de financiamiento, pues con analizar el presupuesto del mismo que es de los más altos del país. Es de analizar  en dónde está el mayor gasto, cuál es  su calidad y si se trata de un gasto efectivo, que rinda resultados para el bienestar de la nación.  ¿Se tiene que definir qué es calidad; es necesariamente  un resultado frio, numérico? La experiencia  demuestra que el éxito está de acuerdo con la meta, y que no necesariamente se mide a través de un estándar.

La gestión educativa privada nació en 1832. Por épocas en la legislación nacional, existen lagunas en torno a su existencia. Pero en las reformas constitucionales de 1835 se establece en el Artículo 253 que “Todo ciudadano puede formar establecimientos particulares de educación y de instrucción para concurrir al progreso de las ciencias y de las artes.” La Constitución vigente en el Artículo 73 sostiene, protege a la actividad privada educativa, reconociendo así la innegable necesidad de su existencia, garantía constitucional que se ha visto disminuida por leyes jerárquicamente inferiores de manera arbitraria y nula al pleno derecho por entrar en contradicción con la norma constitucional que es superior. A pesar de ello,  la educación privada continúa su labor, limitada por ese tipo de normas y otra serie de dificultades que no es el momento de mencionar, pero sí lo es, para señalar a grandes rasgos su función.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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Diana Brown
16 de mayo, 2017

“La educación es el camino, no el objetivo” Anónimo.

Un examen imparcial del sistema educativo permite encontrar algunas situaciones positivas: el ciclo diversificado abarca los Bachilleratos de toda índole y las carreras técnicas, que cumplen con la variedad de necesidades laborales que exige el mercado.  Desde 1832 la educación pública se dividió en estos niveles generales, y ha cumplido con proveer servicios profesionales en áreas donde no se encuentran éstos. El trabajo técnico de apoyo, en sistemas contables, de administración, de computación, secretariado, en las carreras aprobadas por el Ministerio de Educación, son  las cuales  que cumplen con la necesidad de la fuerza laboral.

Se hace necesaria una labor de reingeniería del nivel medio de trabajos técnicos a través de una educación flexible y globalizada;  esta  debe ser permanente lo que hace imprescindible la participación efectiva, real y atendida del sector privado, a través del Consejo Nacional de Educación.  Esta afirmación se basa en el hecho de que  hay constantes necesidades nuevas, las cuales muchas veces el Estado, está en incapacidad de suplir, pudiendo hacerlo el sector educativo privado en consenso con el público a efecto de que la unificación de esfuerzos contribuya al logro del bien común. El estudio del Desarrollo de Pymes en Guatemala, elaborado por el Banco Mundial (2010) dio el resultado de algunas de las habilidades necesarias para la exigencia laboral que no se han desarrollado. En enlace entre el sector productivo y el sector educativo es imperativo en estos niveles; y el futuro no es llevar estos trabajos a nivel universitario. El futuro es fortalecer las destrezas del nivel medio para asegurar suficiente fuerza laboral competente; y provocar al joven que siga un camino de profesionalización, por estímulo propia, que surtirá resultado de manera tangible según su entrega a ella. El  propósito es el progreso, primero personal, y luego necesariamente nacional. Mientras ese momento llega, muchos estudiantes deben trabajar mientras estudian.

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La responsabilidad de la educación entonces se traslada a cada persona. Se amplían las posibilidades de empleo, y una educación tradicional no provee las herramientas necesarias para el avance laboral, en los nuevos campos que se han abierto. Hasta el momento aún sigue la necesidad de la labor manual, y oficios que no requieran de una educación profunda, los cuales  se dan porque no existe la necesaria modificación social que permita cambiar las estructuras educativas Pero mientras vaya modificándose la sociedad tendrán que cambiar las estructuras educativas, y sobre todo comunicar una concientización de la necesidad de ella para sostener una vida digna, no solo de supervivencia sino que también para enriquecer la vida interna de cada ser y permitirle crecer en su yo interior, que es, al final de cuentas el importante, el que permite que cada individuo sea dueño de su propia circunstancia. Esta consideración exige un examen, aun cuando sea breve, de la calidad educativa del país.

Existe un cuestionamiento permanente en  torno a la calidad educativa, y las gestiones de ambas modalidades, pública y privada.  Con una mirada simple a las estadísticas oficiales se observa que los centros educativos privados llenan el vacío que deja la gestión pública por carencias de varias índoles y por el necesario carácter burocrático e impersonal propio de la cosa pública, el cual, sin embargo, debiera desaparecer en el caso de la educación y de la salud. En el primero de ellos porque se está formando a personas, el factor humano más importante de cualquier sociedad; en el segundo porque se está perfeccionando a personas. El bajo rendimiento del Ministerio de Educación no es por falta de financiamiento, pues con analizar el presupuesto del mismo que es de los más altos del país. Es de analizar  en dónde está el mayor gasto, cuál es  su calidad y si se trata de un gasto efectivo, que rinda resultados para el bienestar de la nación.  ¿Se tiene que definir qué es calidad; es necesariamente  un resultado frio, numérico? La experiencia  demuestra que el éxito está de acuerdo con la meta, y que no necesariamente se mide a través de un estándar.

La gestión educativa privada nació en 1832. Por épocas en la legislación nacional, existen lagunas en torno a su existencia. Pero en las reformas constitucionales de 1835 se establece en el Artículo 253 que “Todo ciudadano puede formar establecimientos particulares de educación y de instrucción para concurrir al progreso de las ciencias y de las artes.” La Constitución vigente en el Artículo 73 sostiene, protege a la actividad privada educativa, reconociendo así la innegable necesidad de su existencia, garantía constitucional que se ha visto disminuida por leyes jerárquicamente inferiores de manera arbitraria y nula al pleno derecho por entrar en contradicción con la norma constitucional que es superior. A pesar de ello,  la educación privada continúa su labor, limitada por ese tipo de normas y otra serie de dificultades que no es el momento de mencionar, pero sí lo es, para señalar a grandes rasgos su función.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo