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Imaginemos un país verde, sostenible y responsable

Antonio Melgar
30 de mayo, 2017

Guatemala es un país tan bello, con un clima extraordinario que permite que existan lugares tan espirituales, no obstante nos mostramos como descuidados al darle un trato desigual a nuestros recursos, porque en verdad estamos acabando con el lugar que antes era llamado de la “Eterna Primavera”.

Tenemos que ser conscientes que cada uno de nosotros es responsable de lo que se haga ahora y que debemos empezar a tener una conducta ciudadana que ayude a mejorar el ambiente de todos en el entendido que como sociedad debemos ser capaces de dialogar, consensuar y ser tolerantes ante todas las ideas.

Es por ello, que creo que es necesario que como ciudadanos de este hermoso país, debemos empezar a pensar en cómo lograremos que Guatemala sea una tacita de plata, es decir limpia y con sus recursos naturales libres de toda contaminación, y que no necesariamente sea una tarea que depende únicamente de los que nos administran, sino de nosotros mismos.

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Algunas veces somos imitadores de una serie de actos que no necesariamente son los más adecuados, creo que el imitar no necesariamente tiene que ser las malas mañas y me pregunto si imitáramos cosas que construyen una mejor convivencia o si bien sirvieran para mejorar el ambiente de cada uno de nosotros, ¿Cómo sería Guatemala?.

Solo imaginemos que si imitáramos el reciclaje de  otros países que no cuentan con tantos recursos naturales como los nuestros logran hacer un cambio radical, con una educación ambiental hay  que ser capaces de comprender que la reforestación y el cuidado de los bosques son una de las claves para evitar deslaves y desastres producidos por las inundaciones.

Ahora imaginemos que también que somos cuidadosos con el agua y que evitamos la contaminación de nuestros ríos y que no solo pensamos en el enriquecimiento momentáneo para unos pocos, y que empezamos a pensar en el daño irreversible que provocamos por nuestra irracionalidad.

Pensemos en que nuestra legislación busca a toda costa proteger nuestros recursos naturales y que deja por un lado la búsqueda de ganancias que da el legislar para el bien de pocos, y que si se dejara de pensar solo en el bolsillo y se empezara a ser serio en la toma de decisiones para hacer programas de desarrollo en la comunidad estos podrían ser productivos.

Nosotros somos capaces de reciclar la basura, incluso que dejar de usar bolsas plásticas, y sus derivados como lo hicieron en Sololá, pero por supuesto, eso requiere un verdadero compromiso de sociedad.

Creo que si visualizamos algo así podríamos ver nuestros lagos, ríos y reservas de agua limpias, con tierra fértil llena de árboles capaces de convertirnos en un país digno de imitar por lo positivo.

Al imaginar una Guatemala alejada de todas nuestras malas prácticas, me imagino un país que seguramente progresará y que será más equitativo entre sus ciudadanos. Pero esto no se logrará sin que de verdad, exista un verdadero compromiso y reflexión de parte de cada uno de nosotros.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Imaginemos un país verde, sostenible y responsable

Antonio Melgar
30 de mayo, 2017

Guatemala es un país tan bello, con un clima extraordinario que permite que existan lugares tan espirituales, no obstante nos mostramos como descuidados al darle un trato desigual a nuestros recursos, porque en verdad estamos acabando con el lugar que antes era llamado de la “Eterna Primavera”.

Tenemos que ser conscientes que cada uno de nosotros es responsable de lo que se haga ahora y que debemos empezar a tener una conducta ciudadana que ayude a mejorar el ambiente de todos en el entendido que como sociedad debemos ser capaces de dialogar, consensuar y ser tolerantes ante todas las ideas.

Es por ello, que creo que es necesario que como ciudadanos de este hermoso país, debemos empezar a pensar en cómo lograremos que Guatemala sea una tacita de plata, es decir limpia y con sus recursos naturales libres de toda contaminación, y que no necesariamente sea una tarea que depende únicamente de los que nos administran, sino de nosotros mismos.

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Algunas veces somos imitadores de una serie de actos que no necesariamente son los más adecuados, creo que el imitar no necesariamente tiene que ser las malas mañas y me pregunto si imitáramos cosas que construyen una mejor convivencia o si bien sirvieran para mejorar el ambiente de cada uno de nosotros, ¿Cómo sería Guatemala?.

Solo imaginemos que si imitáramos el reciclaje de  otros países que no cuentan con tantos recursos naturales como los nuestros logran hacer un cambio radical, con una educación ambiental hay  que ser capaces de comprender que la reforestación y el cuidado de los bosques son una de las claves para evitar deslaves y desastres producidos por las inundaciones.

Ahora imaginemos que también que somos cuidadosos con el agua y que evitamos la contaminación de nuestros ríos y que no solo pensamos en el enriquecimiento momentáneo para unos pocos, y que empezamos a pensar en el daño irreversible que provocamos por nuestra irracionalidad.

Pensemos en que nuestra legislación busca a toda costa proteger nuestros recursos naturales y que deja por un lado la búsqueda de ganancias que da el legislar para el bien de pocos, y que si se dejara de pensar solo en el bolsillo y se empezara a ser serio en la toma de decisiones para hacer programas de desarrollo en la comunidad estos podrían ser productivos.

Nosotros somos capaces de reciclar la basura, incluso que dejar de usar bolsas plásticas, y sus derivados como lo hicieron en Sololá, pero por supuesto, eso requiere un verdadero compromiso de sociedad.

Creo que si visualizamos algo así podríamos ver nuestros lagos, ríos y reservas de agua limpias, con tierra fértil llena de árboles capaces de convertirnos en un país digno de imitar por lo positivo.

Al imaginar una Guatemala alejada de todas nuestras malas prácticas, me imagino un país que seguramente progresará y que será más equitativo entre sus ciudadanos. Pero esto no se logrará sin que de verdad, exista un verdadero compromiso y reflexión de parte de cada uno de nosotros.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo