Ambas noticias fueron reportadas por el sitio web WikiLeaks. Una dice que Catar y Arabia Saudita, financiaban a los yihadistas del Estado Islámico, y que el Gobierno de EE.UU. y Clinton lo sabían. Esto se dio a conocer debido a la filtración de un correo en el que la exsecretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton mantuvo con John Podesta, el asesor del entonces presidente Barack Obama.
Sitios como actualidad.rt.com citan el contenido de la misiva: “Tenemos que utilizar nuestros recursos diplomáticos de Inteligencia y más tradicionales para presionar a los Gobiernos de Catar y Arabia Saudita, que están proporcionando apoyo financiero y logístico clandestino al Estado Islámico y otros grupos radicales sunitas de la región”.
El dinero del que Hillary no habló
Cuando Hillary Clinton era Secretaria de Estado, la Clinton Foundation recibió $1 millón de Catar, acción que no fue informada a la carterera que en ese momento dirigía, pese a que en su momento, ella anunció su disposición por informar si la fundación recibía ayuda de gobiernos extranjeros.
Durante 2011, funcionarios qataríes prometieron el dinero que sería destinado a la conmemoración del cumpleaños 65 de Bill Clinton, el esposo de Hillary. Un año después, los funcionarios buscaron reunirse con el expresidente de Estados Unidos para entregarle el cheque. Esta información es parte de un paquete de correos filtrados de John Podesta, quien además fue expresidente de campaña de la excandidata presidencial, y que vieron la luz en octubre de 2016 debido a la intervención de WikiLeaks.
En 2009, cuando Clinton se convirtió en Secretaria de Estado, firmó un acuerdo de ética, expresamente por la fundación de su familia. El acuerdo fue diseñado para aumentar la transparencia y evitar apariencias de que la política exterior de Estados Unidos podría ser influenciada por donantes ricos. Por ello, si un donante extranjero, particular o público, realizaba una donación que aumentara sustancialmente los programas de la Fundación, Clinton se comprometió a notificarle al funcionario de ética del Departamento de Estado, a quien además le debía aclarar cualquier duda. Sin embargo, cuando se dio a conocer la noticia, el personero negó que se le haya notificado la donación qatarí.
En respuesta, el vocero de la fundación Brian Cookstra, declaró un mes depués de dada a conocer la noticia, que si bien sí recibieron el dinero, no lo dieron a conocer porque el $1 millon que aceptaron de Catar, no aumentó considerablemente su programa.
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Ambas noticias fueron reportadas por el sitio web WikiLeaks. Una dice que Catar y Arabia Saudita, financiaban a los yihadistas del Estado Islámico, y que el Gobierno de EE.UU. y Clinton lo sabían. Esto se dio a conocer debido a la filtración de un correo en el que la exsecretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton mantuvo con John Podesta, el asesor del entonces presidente Barack Obama.
Sitios como actualidad.rt.com citan el contenido de la misiva: “Tenemos que utilizar nuestros recursos diplomáticos de Inteligencia y más tradicionales para presionar a los Gobiernos de Catar y Arabia Saudita, que están proporcionando apoyo financiero y logístico clandestino al Estado Islámico y otros grupos radicales sunitas de la región”.
El dinero del que Hillary no habló
Cuando Hillary Clinton era Secretaria de Estado, la Clinton Foundation recibió $1 millón de Catar, acción que no fue informada a la carterera que en ese momento dirigía, pese a que en su momento, ella anunció su disposición por informar si la fundación recibía ayuda de gobiernos extranjeros.
Durante 2011, funcionarios qataríes prometieron el dinero que sería destinado a la conmemoración del cumpleaños 65 de Bill Clinton, el esposo de Hillary. Un año después, los funcionarios buscaron reunirse con el expresidente de Estados Unidos para entregarle el cheque. Esta información es parte de un paquete de correos filtrados de John Podesta, quien además fue expresidente de campaña de la excandidata presidencial, y que vieron la luz en octubre de 2016 debido a la intervención de WikiLeaks.
En 2009, cuando Clinton se convirtió en Secretaria de Estado, firmó un acuerdo de ética, expresamente por la fundación de su familia. El acuerdo fue diseñado para aumentar la transparencia y evitar apariencias de que la política exterior de Estados Unidos podría ser influenciada por donantes ricos. Por ello, si un donante extranjero, particular o público, realizaba una donación que aumentara sustancialmente los programas de la Fundación, Clinton se comprometió a notificarle al funcionario de ética del Departamento de Estado, a quien además le debía aclarar cualquier duda. Sin embargo, cuando se dio a conocer la noticia, el personero negó que se le haya notificado la donación qatarí.
En respuesta, el vocero de la fundación Brian Cookstra, declaró un mes depués de dada a conocer la noticia, que si bien sí recibieron el dinero, no lo dieron a conocer porque el $1 millon que aceptaron de Catar, no aumentó considerablemente su programa.
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