En las últimas semanas se ha posicionado en el país, gracias a la inversión que Oxfam ha hecho a través de presentaciones y comunicación en diferentes medios, la importancia de reducir la desigualdad en Guatemala. Aunque no me aparto de los números que dan, porque claramente son cifras que existen y que todos debemos conocer, la forma en que se quiere presentar la información diciendo que: “el 10 por ciento de la población más rica, sólo paga el 2 por ciento de su ingreso”, hace pensar a mucha gente que son los grandes millonarios los que no pagan suficiente impuesto, cuando en realidad ese 10 por ciento incluye a cualquier guatemalteco que gane por encima de Q.11,000.00 quetzales al mes.

¿Qué nos dice esto? Que efectivamente las políticas económicas que muchas veces con buena intención han establecido salarios mínimos, en la práctica esos mínimos en muchas partes del país se vuelven máximos. Debido a que el trabajador queda atrapado sin poder irse a trabajar a otra empresa, porque para la productividad que tiene el trabajador, el mínimo se ha convertido legalmente en un máximo.

Ese es el gran dilema en Guatemala, ser de la clase media en nuestro país (que representa a aquellos guatemaltecos que ganan por encima del salario mínimo pero por debajo de Q.11,000 quetzales al mes) es un porcentaje de apenas 11 por ciento de la población. ¿Por qué es esto? Porque muchos guatemaltecos (el 60 por ciento de la población) viven por debajo de la línea de pobreza, que implica tener ingresos aproximados de Q.850.00 quetzales al mes.
Si vamos a hablar con datos, es importante que comencemos a ver hacia dónde se van los recursos que el Estado recibe de ingresos (que de por sí es bastante bajo, únicamente el 10.4 por ciento de lo que el país produce). Pero, también es crítico entrar a ver los presupuestos de cada institución del Estado (no solo del Ejecutivo) y ver la eficiencia de cada una de las instituciones, para entender si realmente están cumpliendo su función.

No es que debamos oponernos a una discusión de la desigualdad, si no que considero más oportuno empezar a discutir las limitantes a ¿cómo crear riqueza?, la inversión extranjera directa puede ayudarnos a mitigar la pobreza y que con un aumento de ingresos públicos, se fortalezcan las instituciones del Estado que reducen la desigualdad. En los últimos dos años la Inversión Extranjera Directa ha caído de US$1,388.7 millones de dólares que teníamos en 2014 a US$1,180.8 millones de dólares en 2016 (una reducción de casi 15 por ciento). Recordemos que sin inversión, no se puede hablar de más oportunidades que permitan aumentar los ingresos de todos los guatemaltecos. @jczapata_s

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