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El valor de la columna de opinión

Redacción
10 de junio, 2017

Pocas veces nos detenemos a preguntarnos la razón por la que hacemos las cosas. Un análisis de lo que hemos hecho sirve para plantearse de mejor forma lo que haremos. Quienes escribimos columnas de opinión sin distinción de temática, autor y estilo, en un país inestable, sorprendente y tan cambiante, deberíamos hacer una pausa y tomar un respiro. Reflexionar y pensar, ¿por qué escribo? ¿para quién escribo? ¿de qué escribo? ¿cómo escribo? ¿con base a qué escribo?

Hacerse estas preguntas no es señal de debilidad. Al contrario, es un indicador de madurez del escritor, puesto que sabe que las oraciones que publica en un medio de comunicación digital, escrito, radial o televisivo están hechas para trascender; influenciar, informar, motivar y cuestionar.

La sección de opinión en un medio de comunicación es igual de importante que la sección de deportes, nacionales y cultura, por ejemplo. Es un espacio que nos recuerda a diario que todo lo que sucede en este mundo afecta al ser humano, y que merece ser comentado y analizado. Las cosas no pasan porque si, y esperan ser descifradas por sus protagonistas. 

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Leer y escuchar lo que piensan los demás sobre determinados temas es, para mí, enriquecedor y una fuente de información. Quien quiera ser un buen columnista tiene que leer a otros. Y quien quiera estar enterado de lo que sucede a su alrededor tiene que leer las secciones de opinión de los medios. Las opiniones suelen complementar las noticias y marcan el rumbo de la cuestionada opinión pública. Van de la mano; noticia y opinión, opinión y noticia.

Con poco más de dos años de alimentar esta columna de opinión con una infinidad de temas, posturas, argumentos y debates, me emociona ver los efectos de la ardua labor (porque opinar no es algo que debe tomarse a la ligera, es complicado) de escribir semanalmente se convierten en frutos y lecciones, tanto para mi como para los demás.  Me alegra que poco a poco crezcan los espacios de opinión en los medios; la necesidad de expresarnos bajo nuestra firma nunca se extinguirá. Veo como un aspecto positivo que existan temáticas cada vez más variadas dentro de las discusiones que proponemos los columnistas: política, economía, mundo, gastronomía, cultura, deportes, música, tecnología, trending, enfoque humano, etc. También me asombra la variedad de personas que escriben todos los días: estudiantes, políticos, empresarios, ciudadanos comunes, intelectuales, académicos, extranjeros… líderes.

El valor de la columna de opinión no está solamente en el autor, sino en el mensaje y la huella que deja en quienes la leen, comentan, comparten y reaccionan (con las redes sociales, que cada vez hacen más posible la interacción).

A mis colegas columnistas, quiero motivarlos a que continúen escribiendo, enviando mensajes a sus lectores, cambiando o reforzando ideas  a través de unas líneas de texto. Nuestra labor es necesaria e importante.  A toda la gama de lectores detrás de un periódico, un monitor, una tablet o un smartphone, les agradezco por cumplir con uno de sus deberes como habitantes de este mundo; informarse para poder debatir, cuestionar y aprender.

La columna de opinión no es solo un espacio para depositar información ni un medio de propaganda individual. Es una responsabilidad del autor con los lectores. Las letras son una herramienta muy poderosa, que puestas de la forma correcta en el orden correcto son capaces de todo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

El valor de la columna de opinión

Redacción
10 de junio, 2017

Pocas veces nos detenemos a preguntarnos la razón por la que hacemos las cosas. Un análisis de lo que hemos hecho sirve para plantearse de mejor forma lo que haremos. Quienes escribimos columnas de opinión sin distinción de temática, autor y estilo, en un país inestable, sorprendente y tan cambiante, deberíamos hacer una pausa y tomar un respiro. Reflexionar y pensar, ¿por qué escribo? ¿para quién escribo? ¿de qué escribo? ¿cómo escribo? ¿con base a qué escribo?

Hacerse estas preguntas no es señal de debilidad. Al contrario, es un indicador de madurez del escritor, puesto que sabe que las oraciones que publica en un medio de comunicación digital, escrito, radial o televisivo están hechas para trascender; influenciar, informar, motivar y cuestionar.

La sección de opinión en un medio de comunicación es igual de importante que la sección de deportes, nacionales y cultura, por ejemplo. Es un espacio que nos recuerda a diario que todo lo que sucede en este mundo afecta al ser humano, y que merece ser comentado y analizado. Las cosas no pasan porque si, y esperan ser descifradas por sus protagonistas. 

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Leer y escuchar lo que piensan los demás sobre determinados temas es, para mí, enriquecedor y una fuente de información. Quien quiera ser un buen columnista tiene que leer a otros. Y quien quiera estar enterado de lo que sucede a su alrededor tiene que leer las secciones de opinión de los medios. Las opiniones suelen complementar las noticias y marcan el rumbo de la cuestionada opinión pública. Van de la mano; noticia y opinión, opinión y noticia.

Con poco más de dos años de alimentar esta columna de opinión con una infinidad de temas, posturas, argumentos y debates, me emociona ver los efectos de la ardua labor (porque opinar no es algo que debe tomarse a la ligera, es complicado) de escribir semanalmente se convierten en frutos y lecciones, tanto para mi como para los demás.  Me alegra que poco a poco crezcan los espacios de opinión en los medios; la necesidad de expresarnos bajo nuestra firma nunca se extinguirá. Veo como un aspecto positivo que existan temáticas cada vez más variadas dentro de las discusiones que proponemos los columnistas: política, economía, mundo, gastronomía, cultura, deportes, música, tecnología, trending, enfoque humano, etc. También me asombra la variedad de personas que escriben todos los días: estudiantes, políticos, empresarios, ciudadanos comunes, intelectuales, académicos, extranjeros… líderes.

El valor de la columna de opinión no está solamente en el autor, sino en el mensaje y la huella que deja en quienes la leen, comentan, comparten y reaccionan (con las redes sociales, que cada vez hacen más posible la interacción).

A mis colegas columnistas, quiero motivarlos a que continúen escribiendo, enviando mensajes a sus lectores, cambiando o reforzando ideas  a través de unas líneas de texto. Nuestra labor es necesaria e importante.  A toda la gama de lectores detrás de un periódico, un monitor, una tablet o un smartphone, les agradezco por cumplir con uno de sus deberes como habitantes de este mundo; informarse para poder debatir, cuestionar y aprender.

La columna de opinión no es solo un espacio para depositar información ni un medio de propaganda individual. Es una responsabilidad del autor con los lectores. Las letras son una herramienta muy poderosa, que puestas de la forma correcta en el orden correcto son capaces de todo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo