*Por Lucy Ruiz
Es esta una noche lluviosa en la que los charcos se convierten en espejos y reflejan una ciudad cargada de contrastes. El sonido de las bocinas accionadas por conductores desesperados por el cada vez más intenso congestionamiento vehicular a veces nos distrae y nos hace ver el camino a casa como algo rutinario, cansado y aburrido.
http://gph.is/2906StO
Si como yo, tiene la oportunidad de viajar como copiloto o simple pasajero, le invito a abrir los ojos y apreciar las diferencias que se pueden observar en esta Nueva Guatemala de la Asunción, cada vez más intensa y desordenada, pero también llena de detalles que la hacen única.
http://gph.is/2b04jqP
Aunque las estadísticas señalan a esta metrópoli como una de las 50 más violentas del mundo, los guatemaltecos no han renunciado a la diversión nocturna. Jueves, viernes y sábado el Centro Histórico se abre a la fiesta. Los locales, especialmente los ubicados entre la 6a y 9a avenidas, ofrecen una variedad tanto gastronómica como musical que no admite límites. Luces de colores acompañan ritmos que van desde los tropicales hasta el más duro rocks.
http://gph.is/XIwZKh
Pero no hay que engañarse, la frivolidad del fiestero de fin de semana no será lo único que encontrará en este Centro Histórico. Los vestigios de una sociedad en la que está enraizado un sentido religioso tradicional son más que evidentes en los templos católicos que se yerguen en gran número entre las zonas 1 y 2. Además de refugio para las conciencias de los creyentes, estas iglesias son también la huella de los diversos estilos arquitectónicos que se desarrollaron entre los siglos XVIII y XX.
El art deco, barroco, neoclásico y art noveau entre otros estilos le dan carácter de ecléctico al centro de la ciudad, en el que en una misma cuadra se pueden apreciar desde derruidas covachas a casas señoriales de antaño.
Como toda ciudad capital, la de Guatemala tiene la característica de contar con espacios en los que se pueden ver como en un caleidoscopio elementos propios del resto del país. Uno de estos, es sin duda el Mercado Central, en el cual además de los productos de consumo básico, se encuentran artesanías propias de casi todas las regiones del país. Y si de conocer la gastronomía de Guatemala se trata, también hay representación de los más antojitos cotidianos como los chuchitos y los rellenitos, hasta exquisiteces propias de ciertas regiones como el caldo de mariscos y el pepián.
http://gph.is/29av25P
Al alejarse unos pocos kilómetros del centro, la ciudad se diversifica y en los antiguos barrios se evidencian cambios. Aunque aún subsisten las tiendas, es cada vez más frecuente encontrarse con centros comerciales y supermercados que refuerzan el cada vez más exaltado sentido consumista del guatemalteco de a pie. Los núcleos habitacionales de las afueras de la ciudad son casi todos una sucesión de manzanas cerradas, en las que solo se puede ingresar con permiso especial de los propietarios o con un carné que le acredite como vecino.
http://gph.is/28TICaP
En algunas áreas es la industria la que le quita la magia al paisaje, mientras que hay lugares destinados a la distracción. En general, se puede decir que las principales vías reflejan, desde hace más de un lustro cierta modernidad con pantallas, semáforos y mensajes electrónicos de gran dimensión, que nos hace sentir digamos que “demasiado acompañados”.
En distintas etapas de mi vida he habitado, estudiado y trabajado en el Centro Histórico, muy a pesar de que viví en una de las llamadas ciudad dormitorio durante la mayor parte de mi vida. Tengo por lo tanto vivencias diversas del centro de la capital, pero al tener que movilizarme casi siempre hacia fuera de ella, puedo distinguir cuánta diversidad se multiplica en las distintas áreas de la muy transitada y cada vez más complicada ciudad de Guatemala.
*Por Lucy Ruiz
Es esta una noche lluviosa en la que los charcos se convierten en espejos y reflejan una ciudad cargada de contrastes. El sonido de las bocinas accionadas por conductores desesperados por el cada vez más intenso congestionamiento vehicular a veces nos distrae y nos hace ver el camino a casa como algo rutinario, cansado y aburrido.
http://gph.is/2906StO
Si como yo, tiene la oportunidad de viajar como copiloto o simple pasajero, le invito a abrir los ojos y apreciar las diferencias que se pueden observar en esta Nueva Guatemala de la Asunción, cada vez más intensa y desordenada, pero también llena de detalles que la hacen única.
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Aunque las estadísticas señalan a esta metrópoli como una de las 50 más violentas del mundo, los guatemaltecos no han renunciado a la diversión nocturna. Jueves, viernes y sábado el Centro Histórico se abre a la fiesta. Los locales, especialmente los ubicados entre la 6a y 9a avenidas, ofrecen una variedad tanto gastronómica como musical que no admite límites. Luces de colores acompañan ritmos que van desde los tropicales hasta el más duro rocks.
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Pero no hay que engañarse, la frivolidad del fiestero de fin de semana no será lo único que encontrará en este Centro Histórico. Los vestigios de una sociedad en la que está enraizado un sentido religioso tradicional son más que evidentes en los templos católicos que se yerguen en gran número entre las zonas 1 y 2. Además de refugio para las conciencias de los creyentes, estas iglesias son también la huella de los diversos estilos arquitectónicos que se desarrollaron entre los siglos XVIII y XX.
El art deco, barroco, neoclásico y art noveau entre otros estilos le dan carácter de ecléctico al centro de la ciudad, en el que en una misma cuadra se pueden apreciar desde derruidas covachas a casas señoriales de antaño.
Como toda ciudad capital, la de Guatemala tiene la característica de contar con espacios en los que se pueden ver como en un caleidoscopio elementos propios del resto del país. Uno de estos, es sin duda el Mercado Central, en el cual además de los productos de consumo básico, se encuentran artesanías propias de casi todas las regiones del país. Y si de conocer la gastronomía de Guatemala se trata, también hay representación de los más antojitos cotidianos como los chuchitos y los rellenitos, hasta exquisiteces propias de ciertas regiones como el caldo de mariscos y el pepián.
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Al alejarse unos pocos kilómetros del centro, la ciudad se diversifica y en los antiguos barrios se evidencian cambios. Aunque aún subsisten las tiendas, es cada vez más frecuente encontrarse con centros comerciales y supermercados que refuerzan el cada vez más exaltado sentido consumista del guatemalteco de a pie. Los núcleos habitacionales de las afueras de la ciudad son casi todos una sucesión de manzanas cerradas, en las que solo se puede ingresar con permiso especial de los propietarios o con un carné que le acredite como vecino.
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En algunas áreas es la industria la que le quita la magia al paisaje, mientras que hay lugares destinados a la distracción. En general, se puede decir que las principales vías reflejan, desde hace más de un lustro cierta modernidad con pantallas, semáforos y mensajes electrónicos de gran dimensión, que nos hace sentir digamos que “demasiado acompañados”.
En distintas etapas de mi vida he habitado, estudiado y trabajado en el Centro Histórico, muy a pesar de que viví en una de las llamadas ciudad dormitorio durante la mayor parte de mi vida. Tengo por lo tanto vivencias diversas del centro de la capital, pero al tener que movilizarme casi siempre hacia fuera de ella, puedo distinguir cuánta diversidad se multiplica en las distintas áreas de la muy transitada y cada vez más complicada ciudad de Guatemala.