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A través de la ventana

Luis Felipe Garrán
15 de junio, 2017

Era lunes al mediodía. La cita estaba puesta para una hora antes, pero ni siquiera por ser el edificio del Ministerio Público se dejaba a un lado la “hora chapina”. Que el evento fuera una exposición, encabezada por la secretaria general del MP, Mayra Veliz, de los hechos que desembocaron en la tragedia del Hogar Seguro “Virgen de la Asunción” tampoco aligeró el ritmo.

El sol no entraba por la ventana, porque en ese momento se encontraba sobre la azotea. Esto permitía que desde adentro no hubiera rayos que impidieran contemplar las vistas privilegiadas que otorga un octavo piso en un Centro Histórico sin edificios altos. Además, también como consecuencia de la hora, el paisaje estaba perfectamente iluminado.
Si lo que estaba al otro lado del cristal hubiese sido un cuadro, el material sobre el que habría sido pintado sería lámina, igual que la de la mayoría de techos que se alcanzaban a ver. Las sanguinas habrían puesto el color en esos trozos de metal oxidado. Justo debajo, carboncillo para hacer las paredes.

Dentro se explicaron los antecedentes; esos de un grupo de adolescentes que se escapó por malos tratos en un hogar al que agregaban el prefijo “in” para describirlo correctamente. Fuera, casas a punto de rebajar su estatus al de chabolas narraban los que podrían ser los antecedentes de muchos de ellos; una vida en la pobreza, el abandono y lejos de cualquier destello de educación y salud. Cerca de una prosperidad conceptual, pero no de una tangible.

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Al fondo, bastante lejos, se podía percibir una masa blanca irregular a la vez que impoluta. Se divisaban techos rojizos, esos sí a propósito. Ciudad Cayalá. Hasta las nubes sobre ella mantenían un tono claro. Muy distinto al del futuro del caso de las chicas que murieron en el Hogar Seguro. Los focos señalan al presidente Morales como principal culpable, alguien a quien no se puede investigar si no se aprueba el proceso de antejuicio; y la llave del salón que pasó de aula a prisión, y de prisión a crematorio, la tenía la subinspectora Eva Marroquín, de la Policía Nacional Civil.
Ojalá esa postal, con un diseño bastante metafórico, les recuerde en el MP de dónde viene el caso y hacia dónde deben encaminarse. Ojalá que la puntualidad con la que empezó la reunión no sea la misma que se maneja a la hora de trabajar estas investigaciones.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

A través de la ventana

Luis Felipe Garrán
15 de junio, 2017

Era lunes al mediodía. La cita estaba puesta para una hora antes, pero ni siquiera por ser el edificio del Ministerio Público se dejaba a un lado la “hora chapina”. Que el evento fuera una exposición, encabezada por la secretaria general del MP, Mayra Veliz, de los hechos que desembocaron en la tragedia del Hogar Seguro “Virgen de la Asunción” tampoco aligeró el ritmo.

El sol no entraba por la ventana, porque en ese momento se encontraba sobre la azotea. Esto permitía que desde adentro no hubiera rayos que impidieran contemplar las vistas privilegiadas que otorga un octavo piso en un Centro Histórico sin edificios altos. Además, también como consecuencia de la hora, el paisaje estaba perfectamente iluminado.
Si lo que estaba al otro lado del cristal hubiese sido un cuadro, el material sobre el que habría sido pintado sería lámina, igual que la de la mayoría de techos que se alcanzaban a ver. Las sanguinas habrían puesto el color en esos trozos de metal oxidado. Justo debajo, carboncillo para hacer las paredes.

Dentro se explicaron los antecedentes; esos de un grupo de adolescentes que se escapó por malos tratos en un hogar al que agregaban el prefijo “in” para describirlo correctamente. Fuera, casas a punto de rebajar su estatus al de chabolas narraban los que podrían ser los antecedentes de muchos de ellos; una vida en la pobreza, el abandono y lejos de cualquier destello de educación y salud. Cerca de una prosperidad conceptual, pero no de una tangible.

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Al fondo, bastante lejos, se podía percibir una masa blanca irregular a la vez que impoluta. Se divisaban techos rojizos, esos sí a propósito. Ciudad Cayalá. Hasta las nubes sobre ella mantenían un tono claro. Muy distinto al del futuro del caso de las chicas que murieron en el Hogar Seguro. Los focos señalan al presidente Morales como principal culpable, alguien a quien no se puede investigar si no se aprueba el proceso de antejuicio; y la llave del salón que pasó de aula a prisión, y de prisión a crematorio, la tenía la subinspectora Eva Marroquín, de la Policía Nacional Civil.
Ojalá esa postal, con un diseño bastante metafórico, les recuerde en el MP de dónde viene el caso y hacia dónde deben encaminarse. Ojalá que la puntualidad con la que empezó la reunión no sea la misma que se maneja a la hora de trabajar estas investigaciones.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo