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Rasgos de personalidad

Jorge Alvarado
16 de junio, 2017

Según la forma en la que nos comunicamos con los demás, se pueden establecer los rasgos de personalidad o patrones de conducta. Identificamos 3 tipos de conducta que muestran igual número de personalidades: sumisa, agresiva y asertiva.

Una persona sumisa es vulnerable a ser persuadida o manipulada fácilmente, porque no está dispuesta a defender sus ideas, más bien nada con la corriente, se enfoca en los demás y no en sí misma, busca y necesita afecto, por eso “Baila al son que lee toquen”, está pendiente de lo que dicen los otros para aceptarlo sin objeción alguna, le tiene miedo al rechazo y a la discusión. No está acostumbrada a exteriorizar lo que piensa, sino que se reprime a sí misma, es insegura porque cambia su postura con el único objetivo de ser aceptada a como dé lugar. Su autoestima es baja.

Una persona agresiva es aquella que defiende en exceso sus ideas, al punto de sobrepasar la línea de lo normal. Contrariamente a una personalidad sumisa, se coloca a él mismo como centro del universo, sus principales características son que trata de imponerse ante los demás, siempre tiene la razón, todo lo sabe, todo lo puede, lo único importante es lo que él dice y lo que hace. Esta clase de persona demuestra un desequilibrio emocional en su conducta y actitud, además desafía y cuestiona las ideas de los demás, pues necesita estar por encima de todos, se ubica en una posición de dominación absoluta, porque es confrontativo, impulsivo y beligerante o radical, no sabe controlar las situaciones donde hay mucha tensión, lo que provoca que explote en ataques de agresividad. En este caso su autoestima es demasiado alta.

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Las personas asertivas basan sus procesos de interacción con los demás en algo fundamental, como el respeto; se caracterizan por defender sus ideas y sus derechos hasta el final, respetando las posturas contrarias, pero a la vez defendiendo vehementemente su punto de vista con la elaboración de argumentos y fundamentos que sostengan su enfoque. Este tipo de personas es conocido como negociadores, no buscan solamente ganar o aceptar perder, sino les gusta llegar a un acuerdo, se ubican en el punto medio porque intentan ser constructivos. Saben reconocer sus errores y siempre están dispuestos a dibujar sus posturas para evitar malos entendidos, son enemigos de las malas interpretaciones, por lo que también aclaran sus puntos de vista respetuosamente para evitar la tergiversación. Son personas estables emocionalmente y se caracterizan por tener una buena autoestima, que podría posicionarse en el justo medio de la balanza, ni muy abajo ni muy arriba, en lo normal, pues son seguras de sí mismas.

Es necesario volver sobre la forma en la que nos comunicamos con los demás, pues como dice el adagio “Las personas no siempre recordarán lo que dices, pero recordarán cómo las hiciste sentir”, y eso es crucial para lograr comunicarte con los demás, en otras palabras, la forma en la que te proyectas a los demás puede determinar los rasgos de tu personalidad con mucha facilidad.

Así las cosas, otro de los elementos que no podemos dejar escapar en este escrito es la escucha activa, que es el complemento perfecto para lograr empatía, pero también para reconocer el liderazgo, porque una persona que escucha hasta lo que no quiere escuchar, da valor a todo lo que hace porque no se cree dueño de la verdad absoluta. Tan importante es transmitir información, como saber escucharla para recogerla y ampliar los panoramas o escenarios a los que se enfrentan. Una forma de poner en marcha la escucha activa es parafrasear lo que otros dicen, para hacer notar que has puesto atención, además, resumir lo que otro dijo, para evidenciar los puntos concretos que esa persona quería transmitir, porque como dice otra sentencia “Nuestro mayor problema en comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para responder”.

En definitiva, las personas que participan en un proceso de interacción siempre se preguntarán, ¿se interesa en mí? ¿Puede ayudarme? Así como, ¿puedo confiar en él o en ella? Quizás lo que necesitamos es comprender que la comunicación es muy simple, pero al no reconocer las diferentes situaciones del proceso se convierte en algo complejo. ¿Alguna vez has pensado cuáles son los rasgos de tu personalidad, según la forma en la que te comunicas? Recuerda que comunicar bien es ganar todos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Rasgos de personalidad

Jorge Alvarado
16 de junio, 2017

Según la forma en la que nos comunicamos con los demás, se pueden establecer los rasgos de personalidad o patrones de conducta. Identificamos 3 tipos de conducta que muestran igual número de personalidades: sumisa, agresiva y asertiva.

Una persona sumisa es vulnerable a ser persuadida o manipulada fácilmente, porque no está dispuesta a defender sus ideas, más bien nada con la corriente, se enfoca en los demás y no en sí misma, busca y necesita afecto, por eso “Baila al son que lee toquen”, está pendiente de lo que dicen los otros para aceptarlo sin objeción alguna, le tiene miedo al rechazo y a la discusión. No está acostumbrada a exteriorizar lo que piensa, sino que se reprime a sí misma, es insegura porque cambia su postura con el único objetivo de ser aceptada a como dé lugar. Su autoestima es baja.

Una persona agresiva es aquella que defiende en exceso sus ideas, al punto de sobrepasar la línea de lo normal. Contrariamente a una personalidad sumisa, se coloca a él mismo como centro del universo, sus principales características son que trata de imponerse ante los demás, siempre tiene la razón, todo lo sabe, todo lo puede, lo único importante es lo que él dice y lo que hace. Esta clase de persona demuestra un desequilibrio emocional en su conducta y actitud, además desafía y cuestiona las ideas de los demás, pues necesita estar por encima de todos, se ubica en una posición de dominación absoluta, porque es confrontativo, impulsivo y beligerante o radical, no sabe controlar las situaciones donde hay mucha tensión, lo que provoca que explote en ataques de agresividad. En este caso su autoestima es demasiado alta.

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Las personas asertivas basan sus procesos de interacción con los demás en algo fundamental, como el respeto; se caracterizan por defender sus ideas y sus derechos hasta el final, respetando las posturas contrarias, pero a la vez defendiendo vehementemente su punto de vista con la elaboración de argumentos y fundamentos que sostengan su enfoque. Este tipo de personas es conocido como negociadores, no buscan solamente ganar o aceptar perder, sino les gusta llegar a un acuerdo, se ubican en el punto medio porque intentan ser constructivos. Saben reconocer sus errores y siempre están dispuestos a dibujar sus posturas para evitar malos entendidos, son enemigos de las malas interpretaciones, por lo que también aclaran sus puntos de vista respetuosamente para evitar la tergiversación. Son personas estables emocionalmente y se caracterizan por tener una buena autoestima, que podría posicionarse en el justo medio de la balanza, ni muy abajo ni muy arriba, en lo normal, pues son seguras de sí mismas.

Es necesario volver sobre la forma en la que nos comunicamos con los demás, pues como dice el adagio “Las personas no siempre recordarán lo que dices, pero recordarán cómo las hiciste sentir”, y eso es crucial para lograr comunicarte con los demás, en otras palabras, la forma en la que te proyectas a los demás puede determinar los rasgos de tu personalidad con mucha facilidad.

Así las cosas, otro de los elementos que no podemos dejar escapar en este escrito es la escucha activa, que es el complemento perfecto para lograr empatía, pero también para reconocer el liderazgo, porque una persona que escucha hasta lo que no quiere escuchar, da valor a todo lo que hace porque no se cree dueño de la verdad absoluta. Tan importante es transmitir información, como saber escucharla para recogerla y ampliar los panoramas o escenarios a los que se enfrentan. Una forma de poner en marcha la escucha activa es parafrasear lo que otros dicen, para hacer notar que has puesto atención, además, resumir lo que otro dijo, para evidenciar los puntos concretos que esa persona quería transmitir, porque como dice otra sentencia “Nuestro mayor problema en comunicación es que no escuchamos para entender, escuchamos para responder”.

En definitiva, las personas que participan en un proceso de interacción siempre se preguntarán, ¿se interesa en mí? ¿Puede ayudarme? Así como, ¿puedo confiar en él o en ella? Quizás lo que necesitamos es comprender que la comunicación es muy simple, pero al no reconocer las diferentes situaciones del proceso se convierte en algo complejo. ¿Alguna vez has pensado cuáles son los rasgos de tu personalidad, según la forma en la que te comunicas? Recuerda que comunicar bien es ganar todos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo