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Delfines en el río

Carolina Castellanos
30 de junio, 2017

Debo reconocer la capacidad creativa que tienen los promovedores de conflictos a nivel nacional. Se aprovechan de la ignorancia, creencias, pésima calidad educativa (si es que recibieron alguna educación), y de los tradicionales “sustos con el petate del muerto”, para azuzar el hormiguero y protestar, generar caos, heridos y hasta muertos.

Van 22 días del caos en Casillas, municipio al norte del Departamento de Santa Rosa, que cuenta con más de 27,000 habitantes y 185 kilómetros cuadrados de extensión territorial. Los pobladores fueron engañados y les dijeron que los temblores que estaban viviendo eran a causa de las detonaciones de la mina. Esto podría ser algo “creíble”. Pero resulta que el epicentro está a 150 kilómetros en el mar, ni cerca de la mina. Conred e Insivumeh fueron a aclarar que allí está la falla geológica de Jalpatagua, que esos temblores se han dado desde hace cientos de años y que no son a causa de nada de lo que hagan en la mina que está a 8.8 kilómetros de Casillas. Pero, como la institucionalidad gubernamental es casi inexistente, no les creyeron.

Aquí viene la creatividad: hay una serpiente en el túnel (minería suberránea) que vive de tragar niños. También hay una sombrilla gigante que no sé realmente qué hace, pero que es causante de los temblores.

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Sí, nos da risa. Pero un minuto después nos damos cuenta de la manipulación extrema que hacen los que viven de generar conflictos. Muchos de los que están bloqueando “no se creen el cuento”; creen en los Q150 que les pagan por bloquear, más el almuercito. Pero muchos sí creyeron en los “delfines en el río”.

Cuando estaba en construcción la mina Marlin en San Marcos, los azuzadores dijeron que un gran cilindro que la empresa debía instalar, iba a ser utilizado para vaciar el lago de Atitlán. Para pasar por un poblado en la ruta Interamericana, había que quitar una pasarela, pues el cilindro era gigantesco, y luego volverla a colocar. Hubo necesidad de contar con mil elementos de seguridad (cifra real), entre policías y soldados, para poder hacerlo.

Y nos vuelve a dar risa; a mi me dio, al inicio. Pero luego pensamos en esa pobreza intelectual que hay, no por bajo coeficiente intelectual, sino por el casi inexistente nivel educativo de la población.

Estos son algunos ejemplos de lo que hemos visto en materia ambiental. Hay peores, y son aquellos engaños para promover la invasión de tierras pues “ahora tendrán su terrenito para sembrar”. Engañan a algunos con la ilusión de encontrar su delfín en el río, sin decirles que estarán exponiendo hasta su vida pues lo que hacen es ilegal, es robo, es invasión, es extorsión y quien sabe qué más delitos.

La ausencia del Estado, a todo nivel, en todo el interior de la República, es patética. Es la principal causa de conflictividad. No hay educación, salud, justicia, seguridad, infraestructura, nada. Y lo poco que hay es deficiente, al extremo que es casi lo mismo que no haya. No creo que una educación que permita que las personas sigan creyendo que hay “delfines en el río” sea útil para la persona misma y para el país.

Mientras tanto, la conflictividad avanza, con engaños, para que los que crean conflictos (reciben millones de dólares y euros para esto pues dicen defender los derechos de los indígenas, pobres, marginados, etc.), puedan vivir cómodamente. Les interesa mantener ese nivel de subdesarrollo para poder engañar, sin límites. ¿La solución? Un Estado de Derecho, creado con instituciones fuertes que pongan fin a este acto inhumano de manipular con el engaño.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Delfines en el río

Carolina Castellanos
30 de junio, 2017

Debo reconocer la capacidad creativa que tienen los promovedores de conflictos a nivel nacional. Se aprovechan de la ignorancia, creencias, pésima calidad educativa (si es que recibieron alguna educación), y de los tradicionales “sustos con el petate del muerto”, para azuzar el hormiguero y protestar, generar caos, heridos y hasta muertos.

Van 22 días del caos en Casillas, municipio al norte del Departamento de Santa Rosa, que cuenta con más de 27,000 habitantes y 185 kilómetros cuadrados de extensión territorial. Los pobladores fueron engañados y les dijeron que los temblores que estaban viviendo eran a causa de las detonaciones de la mina. Esto podría ser algo “creíble”. Pero resulta que el epicentro está a 150 kilómetros en el mar, ni cerca de la mina. Conred e Insivumeh fueron a aclarar que allí está la falla geológica de Jalpatagua, que esos temblores se han dado desde hace cientos de años y que no son a causa de nada de lo que hagan en la mina que está a 8.8 kilómetros de Casillas. Pero, como la institucionalidad gubernamental es casi inexistente, no les creyeron.

Aquí viene la creatividad: hay una serpiente en el túnel (minería suberránea) que vive de tragar niños. También hay una sombrilla gigante que no sé realmente qué hace, pero que es causante de los temblores.

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Sí, nos da risa. Pero un minuto después nos damos cuenta de la manipulación extrema que hacen los que viven de generar conflictos. Muchos de los que están bloqueando “no se creen el cuento”; creen en los Q150 que les pagan por bloquear, más el almuercito. Pero muchos sí creyeron en los “delfines en el río”.

Cuando estaba en construcción la mina Marlin en San Marcos, los azuzadores dijeron que un gran cilindro que la empresa debía instalar, iba a ser utilizado para vaciar el lago de Atitlán. Para pasar por un poblado en la ruta Interamericana, había que quitar una pasarela, pues el cilindro era gigantesco, y luego volverla a colocar. Hubo necesidad de contar con mil elementos de seguridad (cifra real), entre policías y soldados, para poder hacerlo.

Y nos vuelve a dar risa; a mi me dio, al inicio. Pero luego pensamos en esa pobreza intelectual que hay, no por bajo coeficiente intelectual, sino por el casi inexistente nivel educativo de la población.

Estos son algunos ejemplos de lo que hemos visto en materia ambiental. Hay peores, y son aquellos engaños para promover la invasión de tierras pues “ahora tendrán su terrenito para sembrar”. Engañan a algunos con la ilusión de encontrar su delfín en el río, sin decirles que estarán exponiendo hasta su vida pues lo que hacen es ilegal, es robo, es invasión, es extorsión y quien sabe qué más delitos.

La ausencia del Estado, a todo nivel, en todo el interior de la República, es patética. Es la principal causa de conflictividad. No hay educación, salud, justicia, seguridad, infraestructura, nada. Y lo poco que hay es deficiente, al extremo que es casi lo mismo que no haya. No creo que una educación que permita que las personas sigan creyendo que hay “delfines en el río” sea útil para la persona misma y para el país.

Mientras tanto, la conflictividad avanza, con engaños, para que los que crean conflictos (reciben millones de dólares y euros para esto pues dicen defender los derechos de los indígenas, pobres, marginados, etc.), puedan vivir cómodamente. Les interesa mantener ese nivel de subdesarrollo para poder engañar, sin límites. ¿La solución? Un Estado de Derecho, creado con instituciones fuertes que pongan fin a este acto inhumano de manipular con el engaño.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo