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Nadie se escapa

Redacción República
29 de julio, 2017

La violencia en Guatemala no es noticia nueva. Nuestros diarios y medios de comunicación están llenos de noticias rojas y amarillentas que aunque nos duelan, revelan mucho del lugar en donde vivimos: un país sangriento. Lo constante de los actos delictivos en Guatemala incluso han llegado a provocarnos un sentimiento de indiferencia ¿lo han notado?  

Un asesinato, un asalto en donde quedaron heridos e incluso un accidente, ya no son noticias que nos revuelven el estómago y nos hacen sentir una presión bastante pesada en el pecho. No, todo lo contrario, en este tiempo lo que hacemos al escuchar éstas noticias es quejarnos porque en los daños colaterales de esos hechos, nos vamos a ver afectados. Pero ¿la muerte? ¿el dolor? ¿la violencia? Ya no son temas que nos afecten tanto.

Oscar y Carlos, dos niños que solían vivir en San Juan Sacatepéquez, no pudieron escapar de estos tiempos podridos de tanta violencia que nuestro país está viviendo. A causa de una pelea entre adultos por la posesión de tierras, se encontraron a sí mismos siendo el daño colateral. Mi pregunta es ¿quién? ¿Quién en su sano juicio escoge matar a un niño de una manera vil y sangrienta a causa de un terreno? ¿Cómo es posible destruir la vida de un ser inocente que no entiende nada de lo que pasa en la vida adulta?

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Me duele que no fue solo una persona la que planificó este asesinato, sino todo un grupo de personas que detalladamente trabajó en lograr que saliera bien y “exitoso”. ¿Cómo 5 adultos planean la muerte de dos niños por un pedazo de tierra? ¿Cómo se roban tantos sueños por un don material? Realmente nuestro país está podrido, las cosas son fatales desde cualquier manera que se vea este asesinato y a sus culpables.

Guatemala se convierte cada vez en un país más sangriento y si por años nadie ha encontrado la manera de detenerlo, entonces es nuestro momento de despertar conciencias en donde quiera que estemos porque merecemos como ciudadanos vivir una vida más plena, vivir de verdad. 

Oscar y Carlos fueron otro daño colateral de temas como la pobreza, la falta de educación y la falta de valores que muchas personas en nuestro país experimentan. Pero esto tiene que detenerse, ¡no podemos seguir perdiendo más Óscares o Carlos a causa de la violencia!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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29 de julio, 2017

La violencia en Guatemala no es noticia nueva. Nuestros diarios y medios de comunicación están llenos de noticias rojas y amarillentas que aunque nos duelan, revelan mucho del lugar en donde vivimos: un país sangriento. Lo constante de los actos delictivos en Guatemala incluso han llegado a provocarnos un sentimiento de indiferencia ¿lo han notado?  

Un asesinato, un asalto en donde quedaron heridos e incluso un accidente, ya no son noticias que nos revuelven el estómago y nos hacen sentir una presión bastante pesada en el pecho. No, todo lo contrario, en este tiempo lo que hacemos al escuchar éstas noticias es quejarnos porque en los daños colaterales de esos hechos, nos vamos a ver afectados. Pero ¿la muerte? ¿el dolor? ¿la violencia? Ya no son temas que nos afecten tanto.

Oscar y Carlos, dos niños que solían vivir en San Juan Sacatepéquez, no pudieron escapar de estos tiempos podridos de tanta violencia que nuestro país está viviendo. A causa de una pelea entre adultos por la posesión de tierras, se encontraron a sí mismos siendo el daño colateral. Mi pregunta es ¿quién? ¿Quién en su sano juicio escoge matar a un niño de una manera vil y sangrienta a causa de un terreno? ¿Cómo es posible destruir la vida de un ser inocente que no entiende nada de lo que pasa en la vida adulta?

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Me duele que no fue solo una persona la que planificó este asesinato, sino todo un grupo de personas que detalladamente trabajó en lograr que saliera bien y “exitoso”. ¿Cómo 5 adultos planean la muerte de dos niños por un pedazo de tierra? ¿Cómo se roban tantos sueños por un don material? Realmente nuestro país está podrido, las cosas son fatales desde cualquier manera que se vea este asesinato y a sus culpables.

Guatemala se convierte cada vez en un país más sangriento y si por años nadie ha encontrado la manera de detenerlo, entonces es nuestro momento de despertar conciencias en donde quiera que estemos porque merecemos como ciudadanos vivir una vida más plena, vivir de verdad. 

Oscar y Carlos fueron otro daño colateral de temas como la pobreza, la falta de educación y la falta de valores que muchas personas en nuestro país experimentan. Pero esto tiene que detenerse, ¡no podemos seguir perdiendo más Óscares o Carlos a causa de la violencia!

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