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La necesaria protección a los murales históricos

Redacción República
02 de agosto, 2017

Por Luis Fernando Gil

En la 15 calle y 5a. avenida del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala se yergue una edificación que constituye una copia calcada aunque de menor dimensión de la Municipalidad de Guatemala. Se trata del edificio Roma, construido en 1958 en base al diseño elaborado por el arquitecto Carlos Haeussler. Una de sus fachadas mostró orgullosa por décadas una obra de singular valor artístico, aunque imperceptible para muchos, un mural del desaparecido artista Roberto González Goyri.

El mural, de estilo abstracto y elaborado con mosaicos venecianos traídos desde México, fue sustituido hace dos años por otro de diseño menos afortunado, quizá con la buena intensión de remodelar la estructura, pero ignorando la importancia estética e histórica de la obra retirada. Afortunadamente, y gracias al entusiasmo de la arquitecta Andrea Pineda, en colaboración con su colega Rafael López, los citadinos tomaron conciencia de la magnitud de la pérdida para el patrimonio de la urbe, y tras realizar una denuncia pública en el marco del Festival del Centro Histórico, lograron que el mural volviera a su sitio. En el proceso intervino la Municipalidad de Guatemala, la Asociación González Goyri para la Cultura y la propia administración del edificio Roma.

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Fue un proceso exitoso de recuperación de una parte importante de la obra del artista fallecido hace diez años, en el que incluso se logró contactar a la misma empresa mexicana que proveyó los mosaicos que el autor utilizó en 1958. González Goyri formó parte importante de la generación que intervino en la construcción del Centro Cívico y quien legó otros murales que se pueden apreciar en las fachadas de los edificios del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), Crédito Hipotecario Nacional y el Banco de Guatemala, así como en el Museo Nacional de Arqueología. También es creación suya la estatua de Tecún Umán que domina el paisaje en la plaza ubicada en el Bulevar Liberación.

Otro de los retos urgentes en la protección del patrimonio muralístico de nuestra ciudad es el rescate del mural titulado Seguridad social, instalado en 1959 en la entrada principal del edificio del IGSS. El mosaico, monumental obra del prolífico artista Carlos Mérida, muestra un deterioro evidente. Los mosaicos tipo veneciano, en los que se aplicó un esmalte sobre lámina de cobre, con piezas traídas de México e Italia, sufren la indiferencia de una sociedad acostumbrada a transitar diariamente frente a una serie de obras que constituyen parte fundamental de su identidad, pero que han recibido poco o nulo mantenimiento.
A pesar de que el Museo Nacional de Arte Moderno y la plaza exterior del Banco de Guatemala llevan su nombre, a la vez que alojan numerosas obras suyas, el legado de Mérida no ha sido lo suficientemente valorado, al extremo que parte del mosaico del IGSS podría perderse irremediablemente, lo que no ocurre con otras intervenciones urbanas suyas como las realizadas en distintos espacios arquitectónicos de la ciudad de México, país que en 1980, cuatro años antes de su muerte, le otorgó la Orden del Águila Azteca.

Los mosaicos de Mérida muestran la figura de un hombre que recibe la protección del seguro social, que a la vez protege a su familia, acompañados por una cruz y un quetzal. Veremos si nuestro país es capaz de proteger esta monumental obra de quien siempre se consideró orgulloso de sus orígenes maya y europeo. Además, en 2014 el Conjunto Histórico del Centro Cívico fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, lo que obliga a las autoridades a proteger su contenido arquitectónico y artístico.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La necesaria protección a los murales históricos

Redacción República
02 de agosto, 2017

Por Luis Fernando Gil

En la 15 calle y 5a. avenida del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala se yergue una edificación que constituye una copia calcada aunque de menor dimensión de la Municipalidad de Guatemala. Se trata del edificio Roma, construido en 1958 en base al diseño elaborado por el arquitecto Carlos Haeussler. Una de sus fachadas mostró orgullosa por décadas una obra de singular valor artístico, aunque imperceptible para muchos, un mural del desaparecido artista Roberto González Goyri.

El mural, de estilo abstracto y elaborado con mosaicos venecianos traídos desde México, fue sustituido hace dos años por otro de diseño menos afortunado, quizá con la buena intensión de remodelar la estructura, pero ignorando la importancia estética e histórica de la obra retirada. Afortunadamente, y gracias al entusiasmo de la arquitecta Andrea Pineda, en colaboración con su colega Rafael López, los citadinos tomaron conciencia de la magnitud de la pérdida para el patrimonio de la urbe, y tras realizar una denuncia pública en el marco del Festival del Centro Histórico, lograron que el mural volviera a su sitio. En el proceso intervino la Municipalidad de Guatemala, la Asociación González Goyri para la Cultura y la propia administración del edificio Roma.

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Fue un proceso exitoso de recuperación de una parte importante de la obra del artista fallecido hace diez años, en el que incluso se logró contactar a la misma empresa mexicana que proveyó los mosaicos que el autor utilizó en 1958. González Goyri formó parte importante de la generación que intervino en la construcción del Centro Cívico y quien legó otros murales que se pueden apreciar en las fachadas de los edificios del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), Crédito Hipotecario Nacional y el Banco de Guatemala, así como en el Museo Nacional de Arqueología. También es creación suya la estatua de Tecún Umán que domina el paisaje en la plaza ubicada en el Bulevar Liberación.

Otro de los retos urgentes en la protección del patrimonio muralístico de nuestra ciudad es el rescate del mural titulado Seguridad social, instalado en 1959 en la entrada principal del edificio del IGSS. El mosaico, monumental obra del prolífico artista Carlos Mérida, muestra un deterioro evidente. Los mosaicos tipo veneciano, en los que se aplicó un esmalte sobre lámina de cobre, con piezas traídas de México e Italia, sufren la indiferencia de una sociedad acostumbrada a transitar diariamente frente a una serie de obras que constituyen parte fundamental de su identidad, pero que han recibido poco o nulo mantenimiento.
A pesar de que el Museo Nacional de Arte Moderno y la plaza exterior del Banco de Guatemala llevan su nombre, a la vez que alojan numerosas obras suyas, el legado de Mérida no ha sido lo suficientemente valorado, al extremo que parte del mosaico del IGSS podría perderse irremediablemente, lo que no ocurre con otras intervenciones urbanas suyas como las realizadas en distintos espacios arquitectónicos de la ciudad de México, país que en 1980, cuatro años antes de su muerte, le otorgó la Orden del Águila Azteca.

Los mosaicos de Mérida muestran la figura de un hombre que recibe la protección del seguro social, que a la vez protege a su familia, acompañados por una cruz y un quetzal. Veremos si nuestro país es capaz de proteger esta monumental obra de quien siempre se consideró orgulloso de sus orígenes maya y europeo. Además, en 2014 el Conjunto Histórico del Centro Cívico fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, lo que obliga a las autoridades a proteger su contenido arquitectónico y artístico.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo