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La enfermedad que no curamos

Redacción
22 de agosto, 2017

Sabemos cuál es la enfermedad pero no le damos medicina.

La enfermedad que tiene la sociedad guatemalteca está vinculada a la falta de la institucionalidad de los partidos políticos y la falta de participación de guatemaltecos en los mismos. Muchos guatemaltecos -y me incluyo en ese grupo- intentamos hacer política afuera de partidos políticos por miedo a fracasar en los mismos. Existe una intensa participación política por medio de la prensa, sociedad civil y grupos empresariales organizados pero la participación política por miedo de partidos políticos es mínima o inexistente; estamos enfermos de la espalda y nos dedicamos a dar medicina a las manos del cuerpo.

Muchos adultos tienen la esperanza que los jóvenes se involucrarán y cambiaran el país, evadiendo así su responsabilidad de participar en partidos políticos y dar la medicina correcta  a la sociedad; por otra parte muchos jóvenes evaden su participación en partidos políticos bajo el argumento de no quemarse o que no los asocien con ciertos políticos ¿Pondrían en su CV que pertenecen a un partido político al pedir trabajo? ¿Sería algo positivo o negativo?

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Por otro lado, los que no se han enterado de la necesidad de reinventarse son los partidos políticos mismos. Siguen enfermos y las personas dentro de los mismos no les han dado medicina alguna ni siquiera después de la crisis política del 2015. No existe ningún partido -de los tradicionales que llevan años de existir- que haya innovado o haya realizado un intento de atraer a ciudadanos con distintos roles para reinventarse. Parece que los pocos que han demostrado tener una dosis de medicina son las organizaciones políticas en camino a ser partidos políticos, pero los mismos son pocos y tampoco hay de todos los espectros ideológicos.

Una pregunta válida es ¿Cómo empezó esta enfermedad? Buscando una respuesta nos podría llevar al conflicto armado interno en donde quedo plasmada la idea general “participar en política es peligroso” (inclusive después de la firma de los acuerdos de paz). Esta falta de participación política se ha prolongado por los años lo que ha abierto la brecha entre los ciudadanos y los partidos políticos, que parecen tener interés en funcionar únicamente durante campaña electoral y parecen dedicarse a cumplir con los requisitos de ley sin ir más allá.

Los cambios que son necesarios en Guatemala solo se pueden hacer desde partidos políticos. Partidos políticos en donde existan argumentos técnicos, académicos que participen activamente, empresarios sin miedo a decir públicamente que están financiando dicho partido o forman parte de él, donde existan espacios para todos los ciudadanos pero no un espacio para salir en la foto sino espacio para incidir de forma real. Guatemala tiene muchas enfermedades pero para iniciar se deben de recuperar los partidos políticos y liderar el cambio desde allí si no estamos haciendo caso omiso a la enfermedad más grave.

@joseecheve

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La enfermedad que no curamos

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22 de agosto, 2017

Sabemos cuál es la enfermedad pero no le damos medicina.

La enfermedad que tiene la sociedad guatemalteca está vinculada a la falta de la institucionalidad de los partidos políticos y la falta de participación de guatemaltecos en los mismos. Muchos guatemaltecos -y me incluyo en ese grupo- intentamos hacer política afuera de partidos políticos por miedo a fracasar en los mismos. Existe una intensa participación política por medio de la prensa, sociedad civil y grupos empresariales organizados pero la participación política por miedo de partidos políticos es mínima o inexistente; estamos enfermos de la espalda y nos dedicamos a dar medicina a las manos del cuerpo.

Muchos adultos tienen la esperanza que los jóvenes se involucrarán y cambiaran el país, evadiendo así su responsabilidad de participar en partidos políticos y dar la medicina correcta  a la sociedad; por otra parte muchos jóvenes evaden su participación en partidos políticos bajo el argumento de no quemarse o que no los asocien con ciertos políticos ¿Pondrían en su CV que pertenecen a un partido político al pedir trabajo? ¿Sería algo positivo o negativo?

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Por otro lado, los que no se han enterado de la necesidad de reinventarse son los partidos políticos mismos. Siguen enfermos y las personas dentro de los mismos no les han dado medicina alguna ni siquiera después de la crisis política del 2015. No existe ningún partido -de los tradicionales que llevan años de existir- que haya innovado o haya realizado un intento de atraer a ciudadanos con distintos roles para reinventarse. Parece que los pocos que han demostrado tener una dosis de medicina son las organizaciones políticas en camino a ser partidos políticos, pero los mismos son pocos y tampoco hay de todos los espectros ideológicos.

Una pregunta válida es ¿Cómo empezó esta enfermedad? Buscando una respuesta nos podría llevar al conflicto armado interno en donde quedo plasmada la idea general “participar en política es peligroso” (inclusive después de la firma de los acuerdos de paz). Esta falta de participación política se ha prolongado por los años lo que ha abierto la brecha entre los ciudadanos y los partidos políticos, que parecen tener interés en funcionar únicamente durante campaña electoral y parecen dedicarse a cumplir con los requisitos de ley sin ir más allá.

Los cambios que son necesarios en Guatemala solo se pueden hacer desde partidos políticos. Partidos políticos en donde existan argumentos técnicos, académicos que participen activamente, empresarios sin miedo a decir públicamente que están financiando dicho partido o forman parte de él, donde existan espacios para todos los ciudadanos pero no un espacio para salir en la foto sino espacio para incidir de forma real. Guatemala tiene muchas enfermedades pero para iniciar se deben de recuperar los partidos políticos y liderar el cambio desde allí si no estamos haciendo caso omiso a la enfermedad más grave.

@joseecheve

República es ajena a la opinión expresada en este artículo