La alarma se volvió a encender en relación a la violencia que en este país al parecer no se termina, y que nuevamente enluta a familias guatemaltecas, y que se evidenció en la terrible tragedia del Hospital Roosevelt, que desató la discusión sobre qué hacer con los privados de libertad, su salud y sobre todo donde serán atendidos.
Tras el incidente fueron varios los sectores que se pronunciaron en distintos sentidos, unos lo centralizaron en el órgano de justicia, otros en el Sistema de Salud y otros en el Sistema Penitenciario, y que deja al descubierto la fragilidad de la seguridad en la misma sociedad.
Sobre los hospitales nacionales, se puede opinar que por muchos años se han tenido una serie de quejas por el estado en abandonó en que se encuentran y que apenas si puede confrontar la necesidad de atención de miles de ciudadanos que a diario acuden sus instalaciones para pedir ayuda.
El Ministerio de Salud es una cartera que tiene un sin número de problemas, desde los laborares con sus pactos colectivos, sus deficiencias en los insumos necesarios para funcionar, y no digamos el hacinamiento que puede existir por la cantidad de pacientes y para ahondar más en la crisis, ahora se le suma el dilema de la atención de privados de libertad, que en definitiva los pone en jaque.
El evento trágico de la semana pasada dejo en evidencia nuevamente que la seguridad tiene que ser prioridad para nuestras autoridades, pero tampoco podemos seguir dejando de lado a la salud.
Las instituciones necesitan un verdadero respaldo, es impresionante que mucho del recurso está siendo aprovechado por malos guatemaltecos, que siguen viendo al Estado como una solución a sus problemas económicos.
Es necesario que la salud se tome como un problema urgente a resolver, ya que se deben evitar situaciones como las que se dieron en el Hospital General San Juan de Dios, en donde los pacientes son colocados en colchones tirados en el suelo, y que deja en evidencia ese colapso.
Los guatemaltecos merecemos un Sistema de Salud decente y sobre todo integrado, para servir a todos, y claro que la seguridad también debe ser primordial para aquellos que buscan ese servicio, el llamado es para las autoridades a que busquen soluciones claras a la dificultad que se da, y más cuando son vidas humanas las que están en juego.
No podemos seguir igual, y estoy seguro que usted tampoco está de acuerdo en que en lugar de mejorar estemos retrocediendo a lo que pensamos sería un movimiento de despertar del 2015, recordemos entonces que nuestra presencia como ciudadanos es importante, y que nuestro compromiso es exigir nuestros derechos, para que sean respetados y que se nos trate con equidad.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
La alarma se volvió a encender en relación a la violencia que en este país al parecer no se termina, y que nuevamente enluta a familias guatemaltecas, y que se evidenció en la terrible tragedia del Hospital Roosevelt, que desató la discusión sobre qué hacer con los privados de libertad, su salud y sobre todo donde serán atendidos.
Tras el incidente fueron varios los sectores que se pronunciaron en distintos sentidos, unos lo centralizaron en el órgano de justicia, otros en el Sistema de Salud y otros en el Sistema Penitenciario, y que deja al descubierto la fragilidad de la seguridad en la misma sociedad.
Sobre los hospitales nacionales, se puede opinar que por muchos años se han tenido una serie de quejas por el estado en abandonó en que se encuentran y que apenas si puede confrontar la necesidad de atención de miles de ciudadanos que a diario acuden sus instalaciones para pedir ayuda.
El Ministerio de Salud es una cartera que tiene un sin número de problemas, desde los laborares con sus pactos colectivos, sus deficiencias en los insumos necesarios para funcionar, y no digamos el hacinamiento que puede existir por la cantidad de pacientes y para ahondar más en la crisis, ahora se le suma el dilema de la atención de privados de libertad, que en definitiva los pone en jaque.
El evento trágico de la semana pasada dejo en evidencia nuevamente que la seguridad tiene que ser prioridad para nuestras autoridades, pero tampoco podemos seguir dejando de lado a la salud.
Las instituciones necesitan un verdadero respaldo, es impresionante que mucho del recurso está siendo aprovechado por malos guatemaltecos, que siguen viendo al Estado como una solución a sus problemas económicos.
Es necesario que la salud se tome como un problema urgente a resolver, ya que se deben evitar situaciones como las que se dieron en el Hospital General San Juan de Dios, en donde los pacientes son colocados en colchones tirados en el suelo, y que deja en evidencia ese colapso.
Los guatemaltecos merecemos un Sistema de Salud decente y sobre todo integrado, para servir a todos, y claro que la seguridad también debe ser primordial para aquellos que buscan ese servicio, el llamado es para las autoridades a que busquen soluciones claras a la dificultad que se da, y más cuando son vidas humanas las que están en juego.
No podemos seguir igual, y estoy seguro que usted tampoco está de acuerdo en que en lugar de mejorar estemos retrocediendo a lo que pensamos sería un movimiento de despertar del 2015, recordemos entonces que nuestra presencia como ciudadanos es importante, y que nuestro compromiso es exigir nuestros derechos, para que sean respetados y que se nos trate con equidad.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo