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Un llamado a la cordura

Carolina Castellanos
25 de agosto, 2017

El orden constitucional se respeta. Punto.

Han sido unos días demasiado convulsos en Guatemala. Al momento de escribir este artículo, no sabemos el resultado de la reunión del Presidente Jimmy Morales con el Secretario General de Naciones Unidas. Puede que eso aclare todo o que nos deje en la misma, o peor, confusión como hasta ahora.

Es segunda vez en este año que Guatemala se polariza a este extremo. La primera fue a causa de las propuestas a reformar la Constitución. En ambos casos tenemos un mismo actor: CICIG. ¿Casualidad? No lo creo. Lo que sí es un hecho es el grado de polarización que se genera.

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Las redes sociales reflejan esto en forma de insultos, desvalorizaciones a quienes piensan diferente, caos mediático, posiciones encontradas. Lo único que no hemos visto es la búsqueda de soluciones a tantos problemas que aquejan a nuestra Guatemala. Las diferencias en pensamientos e ideologías son naturales en  cualquier sociedad libre pero no deben ser excusa para tanta destrucción.

¿Ya nos dimos cuenta que todo surgió de un rumor? Lo sigue siendo en tanto el legitimo Presidente Constitucional de Guatemala no diga lo contrario. No nos hemos detenido a pensar cómo surgió (el fondo del asunto), por qué surgió, a quiénes beneficia. Hay decenas de teorías y más decenas de caminos posibles de hoy en adelante. La historia lo dirá.

Lo más importante de todo este relajo es el respeto y el fortalecimiento institucional. Quien esté a cargo debe realizar su trabajo orientado a esto. Pase lo que pase. Ninguno de nosotros es eterno en ninguna parte, ni en la vida misma. Nuestro trabajo debe trascender y la única forma de lograrlo es dejar la institución, sea pública o privada, mejor y más fortalecida que cuando ingresamos. Al tratarse de instituciones de gobierno, es la mejor forma de construir país.

Lo único que tenemos: la Constitución, que garantiza nuestros derechos fundamentales: vida, propiedad y libertad. La defendimos cuando quisieron reformarla, lo haremos de nuevo. Termino como empecé: el orden constitucional se respeta. Punto.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Un llamado a la cordura

Carolina Castellanos
25 de agosto, 2017

El orden constitucional se respeta. Punto.

Han sido unos días demasiado convulsos en Guatemala. Al momento de escribir este artículo, no sabemos el resultado de la reunión del Presidente Jimmy Morales con el Secretario General de Naciones Unidas. Puede que eso aclare todo o que nos deje en la misma, o peor, confusión como hasta ahora.

Es segunda vez en este año que Guatemala se polariza a este extremo. La primera fue a causa de las propuestas a reformar la Constitución. En ambos casos tenemos un mismo actor: CICIG. ¿Casualidad? No lo creo. Lo que sí es un hecho es el grado de polarización que se genera.

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¿Ya nos dimos cuenta que todo surgió de un rumor? Lo sigue siendo en tanto el legitimo Presidente Constitucional de Guatemala no diga lo contrario. No nos hemos detenido a pensar cómo surgió (el fondo del asunto), por qué surgió, a quiénes beneficia. Hay decenas de teorías y más decenas de caminos posibles de hoy en adelante. La historia lo dirá.

Lo más importante de todo este relajo es el respeto y el fortalecimiento institucional. Quien esté a cargo debe realizar su trabajo orientado a esto. Pase lo que pase. Ninguno de nosotros es eterno en ninguna parte, ni en la vida misma. Nuestro trabajo debe trascender y la única forma de lograrlo es dejar la institución, sea pública o privada, mejor y más fortalecida que cuando ingresamos. Al tratarse de instituciones de gobierno, es la mejor forma de construir país.

Lo único que tenemos: la Constitución, que garantiza nuestros derechos fundamentales: vida, propiedad y libertad. La defendimos cuando quisieron reformarla, lo haremos de nuevo. Termino como empecé: el orden constitucional se respeta. Punto.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo