Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

JUAN JUÁREZ: “SOMOS UN PAÍS CON UNA CULTURA FRAGMENTADA”

Gabriel Arana Fuentes
27 de agosto, 2017

En el blog de Arte participa Brandon Ramírez y se publica los domingos en República.

Juan Juárez (Ciudad de Guatemala, 1951), es un artista plástico, editor, crítico de arte y escritor que por tres décadas ha documentado e interpretado el quehacer de los artistas plásticos. Cuenta con unos 500 artículos sobre arte y literatura publicados en periódicos, revistas, libros y catálogos de exposiciones en nuestro país, El Salvador, Honduras, México, Estados Unidos, Francia, Italia y Dinamarca.

Dueño de una amplia cultura, se describe como alguien que escribe del arte y los artistas de Guatemala con pretensiones más literarias que críticas. Juárez aceptó la invitación para realizar un ejercicio analítico, en donde el arte guatemalteco fue punto de partida para explorar y discutir que somos mucho más que tragedias, corrupción, violencia y cifras malas.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

A continuación, los detalles de una conversación sostenida con el escritor, vía email y por ocasiones por WhatsApp.

La fusión de dos formas de vida: la española y la indígena. ¿Cuáles son los resultantes en la voluntad de forma artística del período colonial?

Aunque durante el período colonial predominó la cultura indígena, siguió actuando como sustrato del lenguaje oficial (el castellano) y del arte (sobre todo por la mano de obra indígena que está en la base de la arquitectura y la imaginaria). Así, hay una temática y una forma impuesta pero que precisamente por ser extraña a los artesanos que la desarrollaron, da lugar a cierto mestizaje, a cierto hibridismo no solo de las formas sino de los contenidos. Véase, por ejemplo, el sincretismo religioso de los pueblos indígenas y las supersticiones del catolicismo del ladino.

¿Cómo analiza la transculturación y sus repercusiones para la cultura?

Hablando en términos muy generales, la transculturación que se derivó de la conquista de los pueblos indígenas por los españoles definió principalmente la identidad de los mestizos, autonombrados ladinos. La imposición de las formas españolas a los pueblos indígenas afectó la organización social y otras formas culturales, pero en esencia, la cultura indígena desarrolló cierto tipo de resistencia que es la que le permitió prolongarse hasta nuestros días sin perder su esencia.

Hablando de la producción artística del siglo XVI ¿qué puede mencionar?

De 1540 a 1600 fueron propiamente los de la instauración de la Colonia, caracterizados por un lado por la explotación intensa y brutal de los conquistados y, por otro, de la cristianización de los pueblos indígenas como recurso del sometimiento que completaba el dominio completo de los españoles.

El cierre de espacios artísticos por los presidentes Justo Rufino Barrios, Manuel Estrada Cabrera y Carlos Castillo Armas ¿Qué repercusiones dejaron para la cultura del país?

En la concepción moderna, el arte está ligado a la libertad de creación, de pensamiento y de expresión, que son los valores que combaten los regímenes dictatoriales. Así, en la época contrarrevolucionaria iniciada por Castillo Armas, el cierre de la escuela de Bellas Artes y la persecución de artistas e intelectuales que participaron en los 10 años de la “primavera democrática”, como se le llama al período que va de 1944 a 1954, fue el signo más elocuente de las pretensiones antilibertarias del nuevo régimen.

Las restricciones al arte de los otros presidentes que se mencionan están relacionadas con el control absoluto que esos dictadores pretendían tener sobre la población y que culturalmente significaron el aislamiento del país y artísticamente dieron lugar a un arte atrasado, de un academicismo ajeno que imponía copias desfasadas en arquitectura y en pintura, aunque habría que mencionar que fue durante el régimen de Justo Rufino Barrios que empezó a cultivarse el paisaje con temas locales y que el Centro Cívico empezó a edificarse durante el régimen de Castillo Armas, a pesar de que se planificó durante el período revolucionario.

¿Qué otros presidentes tuvieron la misma postura de cerrar espacios culturales?

Podría decirse que ningún gobierno (con excepción de los de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz) tuvo políticas culturales que apoyaran el desarrollo del arte y la cultura, y, aunque no todos actuaron sistemáticamente contra la creación artística, coinciden en el poco apoyo que se dio a las manifestaciones artísticas más avanzadas.

Un poco después de la revolución que derrocó a Estrada Cabrera y de los terremotos de 1917-18, las epidemias y la inestabilidad política, surge en 1920 la Academia de Bellas Artes, que lucía como una utopía ¿Cuán importante es ese proyecto y cómo ha mantenido ese desarrollo cultural en la historia del arte guatemalteco?

Esta es una pregunta compleja, pues la Academia de Bellas Artes y ahora la Escuela Nacional de Artes Plásticas son instituciones muy queridas por todos los artistas que han pasado por sus aulas y que la ven con los ojos del alma que son, en general, poco críticos y bastante provincianas.

A la hora de evaluar este proyecto habría que considerar el perfil de artista que pretende formar. En este punto tendríamos que decir que la academia de Bellas Artes se creó un poco con el concepto de escuela de artes y oficios, lo que quizás estaba bien hacia la época de su fundación.

Esa orientación sigue predominando hasta la fecha y se puede observar en el limitado conocimiento teórico que muestran los egresados de esta institución; así también en su visión localista del arte y su poca apertura, por desconocimiento, a lo que sucede en otros países.

En verdad, todos los artistas guatemaltecos que han sobresalido han tenido que completar sus estudios en el extranjero o bien en la Facultad de Arquitectura o en las escuelas de diseño gráfico. Así que para responder a la segunda parte de la pregunta, habría que reconocer que el desarrollo cultural que se promueve desde la Escuela de Artes Plástica se mantiene con mucho rezago respecto de lo que actualmente, en esta época de globalización y de la tecnología de las comunicaciones, se hace en el mundo en materia de arte, y de ahí que los artistas guatemaltecos en general, no solo los jóvenes, se muestren sumamente confundidos frente a las manifestaciones artísticas propias de nuestra época.

A partir de 1930, los artistas comienzan a agruparse de acuerdo con su sentido estético y su inclinación, por ejemplo el grupo llamado Generación del Cuarenta ¿Qué poder ejerce desde ese momento en desarrollo del arte en Guatemala?

El grupo Generación del Cuarenta capitalizó el descontento que existía entre los artistas, escritores e intelectuales en relación con la dictadura de Jorge Ubico. En lo artístico, señaló para los artistas una apertura, sobre todo a lo que en ese momento sucedía en el arte y la cultura de México, pero también les permitió reflexionar sobre el papel que jugaba su trabajo en la sociedad guatemalteca. Esa influencia y esas reflexiones fueron el germen del arte comprometido que se dio sobre todo en la época revolucionaria y que no dejó florecer sino hasta los años 90, poco antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz.

Ubico asume el poder en 1931 y su gestión se caracteriza por un acentuado sentido del orden y una velada represión. ¿Cree que afecta la política en el arte?

Claro que afecta. En el caso específico de Ubico es evidente que el Estado favoreció cierto tipo de estilo arquitectónico, justamente el que tiene algo de clásico y académico, en construcciones que tienen que ver con el poder económico y político, como el Palacio Nacional, el edificio de la Policía Nacional, los salones de la Feria de Noviembre, el palacio de Gobernación de San Marcos, y otros. Esto, en los hechos, significa una marginación del artista creativo que trata de hacer un trabajo de acuerdo con el espíritu de su tiempo.

Saltando hasta el presente y partiendo del primer ministro de Cultura, Elmar René Rojas, en 1986, ¿cómo cambió el entorno artístico del país?

En el ámbito del arte y la cultura sucedieron dos cosas políticas: a) por primera vez se pudo formular una política cultural coherente con los trabajadores de la cultura y el patrimonio cultural, sin embargo, b) el nuevo Ministerio de Cultura no fue dotado con el presupuesto que necesitaba para cumplir con sus funciones y pasó a jugar un papel más o menos decorativo, frente a las exigencias internacionales de pluralidad étnica y cultural. Además de eso, el arquitecto Rojas, buen artista pero pésimo político, no pudo capear las exigencias políticas de un régimen al que, como ha sido siempre, poco le interesaba el arte y la cultura.

El ESCRITOR EN SU CONTEXTO

El arte mayor estaba unido a la región, mientras las artes populares se ligaban a las necesidades de la vida cotidiana. ¿Considera esto como secuelas en el atraso actual para la producción artística?

Aunque hay una tendencia a dignificar las artes populares, que por otro lado y por definición están ligadas a la vida cotidiana, esto no ha sido suficiente para romper con la hegemonía artística del arte elitista.

¿Se sigue viendo a la ENAP como a la Cenicienta?

Hoy más que nunca, sobre todo con el tipo de arte propio de nuestra época que parece estar fuera del alcance de la formación que reciben los estudiantes de ella.

¿De qué depende el reconocimiento del arte y la cultura en Guatemala?

Dado que vivimos en una sociedad de mercado, el reconocimiento viene dado por el éxito económico, el cual es manipulable desde las galerías, los certámenes, las subastas, las publicaciones, etcétera.

¿La valoración artística y cultural se aprende en la sociedad o es algo que trae el individuo?

Ciertamente, la sensibilidad para el arte y la cultura es algo que no todos los individuos poseen en el mismo grado, pero también es cierto que esa sensibilidad debe ser cultivada no sólo por las experiencias sino también conceptualmente.

¿Cómo es el país para un artista en la actualidad?

Previamente habría que definir qué se entiende en general por artista y en nuestra época. Es indudable que actualmente está de moda ser artista, pero eso no significa que todos los que pretendan serlo lo sean efectivamente. Para el legítimo creador, el país sigue siendo un lugar hostil, reacio a las nuevas ideas y expresiones.

¿Hacia dónde va la valoración de lo artístico a nivel nacional?

El panorama se ve bastante confuso. Por un lado, están los certámenes de toda índole que parecen estimular un tipo tradicional de expresión artística de indudable aceptación popular; por otro lado, las instituciones de avanzada estimulan un tipo de expresión más acorde con lo que se hace internacionalmente en el campo artístico, aunque tales obras estén desligadas de la comprensión popular.

Este año se está editando el primer libro de arte moderno y contemporáneo de Guatemala. Algo que en 10 años era impensable, ¿Qué efectos pueden generar estos hitos?

En general, las publicaciones de este tipo, al mismo tiempo que prestigian a ciertos artistas, facilitan el intercambio internacional. Sin embargo, su valor y su alcance internacional están supeditado a la calidad de los artículos y al nivel de los autores que los suscriben.

Desde su óptica ¿qué podemos esperar de la creación artística guatemalteca del mañana?

Por la naturaleza de mi trabajo y por las experiencias que he acumulado a lo largo de los años, no puedo perder la fe en los artistas ni en el arte. De allí que espero que a este momento de gran confusión le siga otro en el que los artistas recuperen el vínculo que los une a su cultura y realicen obras en que todos podamos reconocernos y, al mismo tiempo, sean reconocidas en cualquier parte como logradas expresiones artísticas y humanas.

Acerca del autor de esta nota *Brandon A. Ramirez ([email protected]): Artista autodidacta del dibujo, pintura, fotografía y escultura, además de periodista independiente. https://www.facebook.com/ToritosGT @brandonartgt / @Cultura_Open

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

JUAN JUÁREZ: “SOMOS UN PAÍS CON UNA CULTURA FRAGMENTADA”

Gabriel Arana Fuentes
27 de agosto, 2017

En el blog de Arte participa Brandon Ramírez y se publica los domingos en República.

Juan Juárez (Ciudad de Guatemala, 1951), es un artista plástico, editor, crítico de arte y escritor que por tres décadas ha documentado e interpretado el quehacer de los artistas plásticos. Cuenta con unos 500 artículos sobre arte y literatura publicados en periódicos, revistas, libros y catálogos de exposiciones en nuestro país, El Salvador, Honduras, México, Estados Unidos, Francia, Italia y Dinamarca.

Dueño de una amplia cultura, se describe como alguien que escribe del arte y los artistas de Guatemala con pretensiones más literarias que críticas. Juárez aceptó la invitación para realizar un ejercicio analítico, en donde el arte guatemalteco fue punto de partida para explorar y discutir que somos mucho más que tragedias, corrupción, violencia y cifras malas.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE VIVE

A continuación, los detalles de una conversación sostenida con el escritor, vía email y por ocasiones por WhatsApp.

La fusión de dos formas de vida: la española y la indígena. ¿Cuáles son los resultantes en la voluntad de forma artística del período colonial?

Aunque durante el período colonial predominó la cultura indígena, siguió actuando como sustrato del lenguaje oficial (el castellano) y del arte (sobre todo por la mano de obra indígena que está en la base de la arquitectura y la imaginaria). Así, hay una temática y una forma impuesta pero que precisamente por ser extraña a los artesanos que la desarrollaron, da lugar a cierto mestizaje, a cierto hibridismo no solo de las formas sino de los contenidos. Véase, por ejemplo, el sincretismo religioso de los pueblos indígenas y las supersticiones del catolicismo del ladino.

¿Cómo analiza la transculturación y sus repercusiones para la cultura?

Hablando en términos muy generales, la transculturación que se derivó de la conquista de los pueblos indígenas por los españoles definió principalmente la identidad de los mestizos, autonombrados ladinos. La imposición de las formas españolas a los pueblos indígenas afectó la organización social y otras formas culturales, pero en esencia, la cultura indígena desarrolló cierto tipo de resistencia que es la que le permitió prolongarse hasta nuestros días sin perder su esencia.

Hablando de la producción artística del siglo XVI ¿qué puede mencionar?

De 1540 a 1600 fueron propiamente los de la instauración de la Colonia, caracterizados por un lado por la explotación intensa y brutal de los conquistados y, por otro, de la cristianización de los pueblos indígenas como recurso del sometimiento que completaba el dominio completo de los españoles.

El cierre de espacios artísticos por los presidentes Justo Rufino Barrios, Manuel Estrada Cabrera y Carlos Castillo Armas ¿Qué repercusiones dejaron para la cultura del país?

En la concepción moderna, el arte está ligado a la libertad de creación, de pensamiento y de expresión, que son los valores que combaten los regímenes dictatoriales. Así, en la época contrarrevolucionaria iniciada por Castillo Armas, el cierre de la escuela de Bellas Artes y la persecución de artistas e intelectuales que participaron en los 10 años de la “primavera democrática”, como se le llama al período que va de 1944 a 1954, fue el signo más elocuente de las pretensiones antilibertarias del nuevo régimen.

Las restricciones al arte de los otros presidentes que se mencionan están relacionadas con el control absoluto que esos dictadores pretendían tener sobre la población y que culturalmente significaron el aislamiento del país y artísticamente dieron lugar a un arte atrasado, de un academicismo ajeno que imponía copias desfasadas en arquitectura y en pintura, aunque habría que mencionar que fue durante el régimen de Justo Rufino Barrios que empezó a cultivarse el paisaje con temas locales y que el Centro Cívico empezó a edificarse durante el régimen de Castillo Armas, a pesar de que se planificó durante el período revolucionario.

¿Qué otros presidentes tuvieron la misma postura de cerrar espacios culturales?

Podría decirse que ningún gobierno (con excepción de los de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz) tuvo políticas culturales que apoyaran el desarrollo del arte y la cultura, y, aunque no todos actuaron sistemáticamente contra la creación artística, coinciden en el poco apoyo que se dio a las manifestaciones artísticas más avanzadas.

Un poco después de la revolución que derrocó a Estrada Cabrera y de los terremotos de 1917-18, las epidemias y la inestabilidad política, surge en 1920 la Academia de Bellas Artes, que lucía como una utopía ¿Cuán importante es ese proyecto y cómo ha mantenido ese desarrollo cultural en la historia del arte guatemalteco?

Esta es una pregunta compleja, pues la Academia de Bellas Artes y ahora la Escuela Nacional de Artes Plásticas son instituciones muy queridas por todos los artistas que han pasado por sus aulas y que la ven con los ojos del alma que son, en general, poco críticos y bastante provincianas.

A la hora de evaluar este proyecto habría que considerar el perfil de artista que pretende formar. En este punto tendríamos que decir que la academia de Bellas Artes se creó un poco con el concepto de escuela de artes y oficios, lo que quizás estaba bien hacia la época de su fundación.

Esa orientación sigue predominando hasta la fecha y se puede observar en el limitado conocimiento teórico que muestran los egresados de esta institución; así también en su visión localista del arte y su poca apertura, por desconocimiento, a lo que sucede en otros países.

En verdad, todos los artistas guatemaltecos que han sobresalido han tenido que completar sus estudios en el extranjero o bien en la Facultad de Arquitectura o en las escuelas de diseño gráfico. Así que para responder a la segunda parte de la pregunta, habría que reconocer que el desarrollo cultural que se promueve desde la Escuela de Artes Plástica se mantiene con mucho rezago respecto de lo que actualmente, en esta época de globalización y de la tecnología de las comunicaciones, se hace en el mundo en materia de arte, y de ahí que los artistas guatemaltecos en general, no solo los jóvenes, se muestren sumamente confundidos frente a las manifestaciones artísticas propias de nuestra época.

A partir de 1930, los artistas comienzan a agruparse de acuerdo con su sentido estético y su inclinación, por ejemplo el grupo llamado Generación del Cuarenta ¿Qué poder ejerce desde ese momento en desarrollo del arte en Guatemala?

El grupo Generación del Cuarenta capitalizó el descontento que existía entre los artistas, escritores e intelectuales en relación con la dictadura de Jorge Ubico. En lo artístico, señaló para los artistas una apertura, sobre todo a lo que en ese momento sucedía en el arte y la cultura de México, pero también les permitió reflexionar sobre el papel que jugaba su trabajo en la sociedad guatemalteca. Esa influencia y esas reflexiones fueron el germen del arte comprometido que se dio sobre todo en la época revolucionaria y que no dejó florecer sino hasta los años 90, poco antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz.

Ubico asume el poder en 1931 y su gestión se caracteriza por un acentuado sentido del orden y una velada represión. ¿Cree que afecta la política en el arte?

Claro que afecta. En el caso específico de Ubico es evidente que el Estado favoreció cierto tipo de estilo arquitectónico, justamente el que tiene algo de clásico y académico, en construcciones que tienen que ver con el poder económico y político, como el Palacio Nacional, el edificio de la Policía Nacional, los salones de la Feria de Noviembre, el palacio de Gobernación de San Marcos, y otros. Esto, en los hechos, significa una marginación del artista creativo que trata de hacer un trabajo de acuerdo con el espíritu de su tiempo.

Saltando hasta el presente y partiendo del primer ministro de Cultura, Elmar René Rojas, en 1986, ¿cómo cambió el entorno artístico del país?

En el ámbito del arte y la cultura sucedieron dos cosas políticas: a) por primera vez se pudo formular una política cultural coherente con los trabajadores de la cultura y el patrimonio cultural, sin embargo, b) el nuevo Ministerio de Cultura no fue dotado con el presupuesto que necesitaba para cumplir con sus funciones y pasó a jugar un papel más o menos decorativo, frente a las exigencias internacionales de pluralidad étnica y cultural. Además de eso, el arquitecto Rojas, buen artista pero pésimo político, no pudo capear las exigencias políticas de un régimen al que, como ha sido siempre, poco le interesaba el arte y la cultura.

El ESCRITOR EN SU CONTEXTO

El arte mayor estaba unido a la región, mientras las artes populares se ligaban a las necesidades de la vida cotidiana. ¿Considera esto como secuelas en el atraso actual para la producción artística?

Aunque hay una tendencia a dignificar las artes populares, que por otro lado y por definición están ligadas a la vida cotidiana, esto no ha sido suficiente para romper con la hegemonía artística del arte elitista.

¿Se sigue viendo a la ENAP como a la Cenicienta?

Hoy más que nunca, sobre todo con el tipo de arte propio de nuestra época que parece estar fuera del alcance de la formación que reciben los estudiantes de ella.

¿De qué depende el reconocimiento del arte y la cultura en Guatemala?

Dado que vivimos en una sociedad de mercado, el reconocimiento viene dado por el éxito económico, el cual es manipulable desde las galerías, los certámenes, las subastas, las publicaciones, etcétera.

¿La valoración artística y cultural se aprende en la sociedad o es algo que trae el individuo?

Ciertamente, la sensibilidad para el arte y la cultura es algo que no todos los individuos poseen en el mismo grado, pero también es cierto que esa sensibilidad debe ser cultivada no sólo por las experiencias sino también conceptualmente.

¿Cómo es el país para un artista en la actualidad?

Previamente habría que definir qué se entiende en general por artista y en nuestra época. Es indudable que actualmente está de moda ser artista, pero eso no significa que todos los que pretendan serlo lo sean efectivamente. Para el legítimo creador, el país sigue siendo un lugar hostil, reacio a las nuevas ideas y expresiones.

¿Hacia dónde va la valoración de lo artístico a nivel nacional?

El panorama se ve bastante confuso. Por un lado, están los certámenes de toda índole que parecen estimular un tipo tradicional de expresión artística de indudable aceptación popular; por otro lado, las instituciones de avanzada estimulan un tipo de expresión más acorde con lo que se hace internacionalmente en el campo artístico, aunque tales obras estén desligadas de la comprensión popular.

Este año se está editando el primer libro de arte moderno y contemporáneo de Guatemala. Algo que en 10 años era impensable, ¿Qué efectos pueden generar estos hitos?

En general, las publicaciones de este tipo, al mismo tiempo que prestigian a ciertos artistas, facilitan el intercambio internacional. Sin embargo, su valor y su alcance internacional están supeditado a la calidad de los artículos y al nivel de los autores que los suscriben.

Desde su óptica ¿qué podemos esperar de la creación artística guatemalteca del mañana?

Por la naturaleza de mi trabajo y por las experiencias que he acumulado a lo largo de los años, no puedo perder la fe en los artistas ni en el arte. De allí que espero que a este momento de gran confusión le siga otro en el que los artistas recuperen el vínculo que los une a su cultura y realicen obras en que todos podamos reconocernos y, al mismo tiempo, sean reconocidas en cualquier parte como logradas expresiones artísticas y humanas.

Acerca del autor de esta nota *Brandon A. Ramirez ([email protected]): Artista autodidacta del dibujo, pintura, fotografía y escultura, además de periodista independiente. https://www.facebook.com/ToritosGT @brandonartgt / @Cultura_Open