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Menos pasado y más futuro: La clave está en educar

María Renée Estrada
28 de agosto, 2017

Andrés Oppenheimer es un periodista y escritor argentino que vive actualmente en Estados Unidos. Es editor y columnista del Miami Herald y tiene un programa en CNN en español. Ha ganado varios premios y ha colaborado con diferentes medios internacionales. Su profesión de periodista le ha permitido viajar alrededor del mundo, y aprender un poco en todos los países que ha visitado. Tiene varios libros en su haber, y a mí personalmente me cautivó con su obra ¡Basta de Historias! La Obsesión Latinoamericana con el Pasado y las 12 Claves del Futuro, el cual confirmó la sensatez de mi obsesión con la educación.

Andrés explica que en la mayoría de países de la región, Guatemala no es la excepción, le ponemos demasiada atención a grupos y personas que polarizan a la población, pero no la suficiente a los graves índices de analfabetismo, baja escolaridad y desarrollo humano integral que tenemos como país. El último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que evaluó el bienestar en 188 países durante 2016, posicionó a nuestro país en el puesto 125 a nivel global, y en el puesto 23/26 de la región Latinoamericana, colocándonos al final de la misma junto a países como Haití, Honduras, Guyana y Nicaragua. Sin embargo, a pesar de estas cifras alarmantes, para muchos sigue siendo más importante vivir en el pasado y dividir, que construir un mejor presente y futuro para nuestra sociedad.

El tema de la educación en Guatemala puede sonar hasta como mala palabra. El sindicato liderado por Joviel y la absurda y precaria infraestructura de escuelas en el área rural, son solo dos pinceladas de la realidad que actualmente vivimos. ¿Qué puede ser más importante para el capital humano guatemalteco que expandir la mente a través del conocimiento? ¿Cómo pretendemos salir de ser un país en vías de desarrollo si no le apostamos más y mejor a nuestra educación? Tal y como lo dice Oppenheimer en su libro, los países latinoamericanos estamos tan enraizados con el pasado que nos es muy difícil ser visionarios.  “En Latinoamérica hay una obsesión con el pasado. La idea de que los vivos están guiados por los muertos está muy viva en la región” ¿Les suena conocido?

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También es importante recordar que cuando hablamos de mejorar el sistema educativo no debemos enfrascarnos en el tema de la educación universitaria, ¿Dónde quedó la capacitación técnica? No todos los seres humanos están hechos para la universidad, Singapur e India son países que tienen muy clara esta idea. Pero es muy claro también que no podemos avanzar mucho en el tema si la educación básica, la primaria y secundaria, tiene índices altísimos de deserción escolar, es sumamente escasa y encima de muy mala calidad.

Sin embargo dentro de este caos de nostalgia del pasado, que no es del todo malo pero en exceso nos estanca, y los escasos y limitados esfuerzos en el ámbito de la enseñanza, surgen propuestas innovadoras que nos devuelven la fe. Proyectos 100% guatemalteco como Programa Valentina de Funsepa o el Fab Lab en Xela, son algunos muy buenos ejemplos. Por otro lado la inauguración de la primera Escuela MOST en Guatemala, realizada a través de convenio entre diferentes entidades del gobierno y UNESCO, así como la ONG internacional Pencils of Promise, la cual ha trabajado en comunidades de Cerro de Oro, Santa Catarina Ixtahuacán y Piedras Santas Uspantán, entre muchas otras, nos recuerdan que es imperante poner nuestros ojos y esfuerzos en la formación de los niños y jóvenes, actuales ciudadanos y futuros empresarios, académicos, actores sociales y funcionarios públicos.

Dejémonos de mirar el ombligo y abramos los ojos hacia el mundo que nos rodea. Nos urge una reforma del sistema educativo actual y mejorar la formación docente, nos urge dejar al pasado en donde le corresponde, nos urge estrechar manos y construir puentes, nos urge formar y educar a los guatemaltecos. Como dice Bill Gates: “La clave de todo es la educación”.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Menos pasado y más futuro: La clave está en educar

María Renée Estrada
28 de agosto, 2017

Andrés Oppenheimer es un periodista y escritor argentino que vive actualmente en Estados Unidos. Es editor y columnista del Miami Herald y tiene un programa en CNN en español. Ha ganado varios premios y ha colaborado con diferentes medios internacionales. Su profesión de periodista le ha permitido viajar alrededor del mundo, y aprender un poco en todos los países que ha visitado. Tiene varios libros en su haber, y a mí personalmente me cautivó con su obra ¡Basta de Historias! La Obsesión Latinoamericana con el Pasado y las 12 Claves del Futuro, el cual confirmó la sensatez de mi obsesión con la educación.

Andrés explica que en la mayoría de países de la región, Guatemala no es la excepción, le ponemos demasiada atención a grupos y personas que polarizan a la población, pero no la suficiente a los graves índices de analfabetismo, baja escolaridad y desarrollo humano integral que tenemos como país. El último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que evaluó el bienestar en 188 países durante 2016, posicionó a nuestro país en el puesto 125 a nivel global, y en el puesto 23/26 de la región Latinoamericana, colocándonos al final de la misma junto a países como Haití, Honduras, Guyana y Nicaragua. Sin embargo, a pesar de estas cifras alarmantes, para muchos sigue siendo más importante vivir en el pasado y dividir, que construir un mejor presente y futuro para nuestra sociedad.

El tema de la educación en Guatemala puede sonar hasta como mala palabra. El sindicato liderado por Joviel y la absurda y precaria infraestructura de escuelas en el área rural, son solo dos pinceladas de la realidad que actualmente vivimos. ¿Qué puede ser más importante para el capital humano guatemalteco que expandir la mente a través del conocimiento? ¿Cómo pretendemos salir de ser un país en vías de desarrollo si no le apostamos más y mejor a nuestra educación? Tal y como lo dice Oppenheimer en su libro, los países latinoamericanos estamos tan enraizados con el pasado que nos es muy difícil ser visionarios.  “En Latinoamérica hay una obsesión con el pasado. La idea de que los vivos están guiados por los muertos está muy viva en la región” ¿Les suena conocido?

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También es importante recordar que cuando hablamos de mejorar el sistema educativo no debemos enfrascarnos en el tema de la educación universitaria, ¿Dónde quedó la capacitación técnica? No todos los seres humanos están hechos para la universidad, Singapur e India son países que tienen muy clara esta idea. Pero es muy claro también que no podemos avanzar mucho en el tema si la educación básica, la primaria y secundaria, tiene índices altísimos de deserción escolar, es sumamente escasa y encima de muy mala calidad.

Sin embargo dentro de este caos de nostalgia del pasado, que no es del todo malo pero en exceso nos estanca, y los escasos y limitados esfuerzos en el ámbito de la enseñanza, surgen propuestas innovadoras que nos devuelven la fe. Proyectos 100% guatemalteco como Programa Valentina de Funsepa o el Fab Lab en Xela, son algunos muy buenos ejemplos. Por otro lado la inauguración de la primera Escuela MOST en Guatemala, realizada a través de convenio entre diferentes entidades del gobierno y UNESCO, así como la ONG internacional Pencils of Promise, la cual ha trabajado en comunidades de Cerro de Oro, Santa Catarina Ixtahuacán y Piedras Santas Uspantán, entre muchas otras, nos recuerdan que es imperante poner nuestros ojos y esfuerzos en la formación de los niños y jóvenes, actuales ciudadanos y futuros empresarios, académicos, actores sociales y funcionarios públicos.

Dejémonos de mirar el ombligo y abramos los ojos hacia el mundo que nos rodea. Nos urge una reforma del sistema educativo actual y mejorar la formación docente, nos urge dejar al pasado en donde le corresponde, nos urge estrechar manos y construir puentes, nos urge formar y educar a los guatemaltecos. Como dice Bill Gates: “La clave de todo es la educación”.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo