“Barbuda ha sido arrasada. Estoy a punto de llorar. Es una total devastación. Barbuda está hecha literalmente escombros”. Es lo que dijo el primer ministro de la isla caribeña, Gaston Browne, al entregar el primer balance de la destrucción provocada por el huracán Irma.
Luego de horas incomunicado, el jefe de gobierno aseguró que un 90% de la infraestructura y vehículos de Barbuda fueron completamente destruidos.
Pese a la destrucción, hasta ahora se estima que solo una persona ha fallecida en una isla que cuenta con 1.600 habitantes, aunque son datos preliminares.
La devastación causada por Irma causó daños que estima en $150 millones y se estima que tomará años reconstruir lo destruido.
El agua cálida es combustible para los huracanes e Irma se encuentra sobre una zona que está 1 grado centígrado (1,8 grados Fahrenheit) más caliente de lo normal. El agua de 26 grados centígrados (79 Fahrenheit) que necesitan los huracanes llega a una profundidad de 80 metros (250 pies), indicó Jeff Masters, director de meteorología de la firma privada de previsiones Weather Underground, reporta el diario el Nuevo Herald.
Ha habido otras cuatro tormentas que esa fuerza en la región general del Atlántico, pero han sido en el Mar Caribe o en el Golfo de México, que normalmente albergan aguas más cálidas. El huracán Allen impactó la zona con vientos de 305 km por hora (190 millas) en 1980, mientras que los huracanes Wilma (2005), Gilbert (1988) y la gran tormenta de los Cayos de la Florida (1935) tuvieron vientos de 300 km por hora (185 millas).