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La naturaleza tratando de hablar

Redacción República
09 de septiembre, 2017

Una de las cosas a las que más respeto en el mundo es a la naturaleza. Es una cosa linda ver todo lo bueno, tierno y hermoso que brota de ella. Pero es toda una experiencia de adrenalina estar presente cuando decide revelarse y mostrar su fuerza. Lo que más me aterra son los fenómenos que incluyen el mar, pero en general cualquier manifestación grande de la naturaleza es capaz de poner en un estado de quietud a cualquier ser humano.

A través de la historia hemos presenciado grandes revelaciones de la naturaleza. Terremotos, maremotos, tsunami, huracanes, tormentas y no hace falta recordar que todas estas manifestaciones pasan llevando consigo la vida de muchas personas y además, sus oportunidades de vivir con bienestar. Pero éste acto, al menos, podríamos justificarlo. No controlamos todos los fenómenos naturales que suceden en nuestro planeta. Podemos estar preparándonos para ellos pero no podemos detenerlos, plantarles cara o llegar a un acuerdo.

Digo esto porque también, desde hace mucho tiempo, han existido otras maneras a través de las cuales los seres humanos hemos perdido vidas y hemos destruido hogares. Estas otras maneras si pudieron ser prevenidas, arregladas de distintas maneras y detenidas. Hablo de las guerras, de las bombas y en sí, de todas las maneras en que la humanidad a encontrado la capacidad de arruinar su vida en plenitud.

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En los últimos días este lado del planeta ha sufrido severos daños a causa de fenómenos naturales. Huracanes, tormentas. Muchas islas quedaron a merced de la destrucción y por si fuera poco, nos llevamos un susto horrible el jueves por la noche cuando las placas tectónicas no quisieron quedarse atrás y se manifestaron. Repito, yo por la naturaleza siento una clase de respeto que no siento por otras cosas más que hay en éste planeta. Y me parece que de alguna manera, cuando algo se manifiesta así de fuerte surge un sentimiento en mi que me hace recordar lo pequeña que soy en éste mundo.

No sé si a ustedes les pasa. Pero cada vez que la naturaleza se expresa tan explícitamente, yo lo pongo en ésta perspectiva: hay tantas cosas que podrían destruirnos, tantos fenómenos naturales capaces de eliminar pedazos de la geografía que hoy en día conocemos, la naturaleza tiene tanta fuerza y aún así permite que broten de ella cosas dulces y tiernas. En cambio nosotros, como seres humanos, estamos tratando de destruirnos con la poca fuerza y poder que tenemos, todo lo que encontramos a nuestro paso. No correspondemos, no somos amables, pocas son la cosas buenas y dulces que salen de nosotros. Y en ésta perspectiva lo único que se me ocurre es que cada vez nos acercamos con más ganas a destruir todo lo bueno que aún tiene el planeta para darnos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La naturaleza tratando de hablar

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09 de septiembre, 2017

Una de las cosas a las que más respeto en el mundo es a la naturaleza. Es una cosa linda ver todo lo bueno, tierno y hermoso que brota de ella. Pero es toda una experiencia de adrenalina estar presente cuando decide revelarse y mostrar su fuerza. Lo que más me aterra son los fenómenos que incluyen el mar, pero en general cualquier manifestación grande de la naturaleza es capaz de poner en un estado de quietud a cualquier ser humano.

A través de la historia hemos presenciado grandes revelaciones de la naturaleza. Terremotos, maremotos, tsunami, huracanes, tormentas y no hace falta recordar que todas estas manifestaciones pasan llevando consigo la vida de muchas personas y además, sus oportunidades de vivir con bienestar. Pero éste acto, al menos, podríamos justificarlo. No controlamos todos los fenómenos naturales que suceden en nuestro planeta. Podemos estar preparándonos para ellos pero no podemos detenerlos, plantarles cara o llegar a un acuerdo.

Digo esto porque también, desde hace mucho tiempo, han existido otras maneras a través de las cuales los seres humanos hemos perdido vidas y hemos destruido hogares. Estas otras maneras si pudieron ser prevenidas, arregladas de distintas maneras y detenidas. Hablo de las guerras, de las bombas y en sí, de todas las maneras en que la humanidad a encontrado la capacidad de arruinar su vida en plenitud.

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En los últimos días este lado del planeta ha sufrido severos daños a causa de fenómenos naturales. Huracanes, tormentas. Muchas islas quedaron a merced de la destrucción y por si fuera poco, nos llevamos un susto horrible el jueves por la noche cuando las placas tectónicas no quisieron quedarse atrás y se manifestaron. Repito, yo por la naturaleza siento una clase de respeto que no siento por otras cosas más que hay en éste planeta. Y me parece que de alguna manera, cuando algo se manifiesta así de fuerte surge un sentimiento en mi que me hace recordar lo pequeña que soy en éste mundo.

No sé si a ustedes les pasa. Pero cada vez que la naturaleza se expresa tan explícitamente, yo lo pongo en ésta perspectiva: hay tantas cosas que podrían destruirnos, tantos fenómenos naturales capaces de eliminar pedazos de la geografía que hoy en día conocemos, la naturaleza tiene tanta fuerza y aún así permite que broten de ella cosas dulces y tiernas. En cambio nosotros, como seres humanos, estamos tratando de destruirnos con la poca fuerza y poder que tenemos, todo lo que encontramos a nuestro paso. No correspondemos, no somos amables, pocas son la cosas buenas y dulces que salen de nosotros. Y en ésta perspectiva lo único que se me ocurre es que cada vez nos acercamos con más ganas a destruir todo lo bueno que aún tiene el planeta para darnos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo