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Una de las tareas más difíciles ser guardia penitenciario

Paola Alfaro
10 de septiembre, 2017

Los guardias del Sistema Penitenciario (SP) tienen una de las tareas más difíciles en este país, custodiar y resguardar a 22 mil 697 privados de libertad.

Presidios administra 21 centros penales en toda la república, tanto de prisión preventiva como de cumplimiento de condena.

“En la actualidad el Sistema Penitenciario no tiene la capacidad operativa de garantizar la custodia y seguridad de los privados de libertad para el resguardo de la sociedad”, indica el Diagnóstico de la Reforma Penitenciaria 2014-2024.

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Para ser guardia de Presidios se requiere un entrenamiento de seis meses. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

Entrenamiento express

El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales coincide con la Dirección General del Sistema Penitenciario en que la institución carece de una “carrera profesional” para garantizar a los empleados su selección y formación para cumplir la misión de la entidad.

Según Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario, “la Escuela de Estudios Penitenciarios que forma parte del curso de formación, tiene una duración de seis meses. Durante ese tiempo los aspirantes reciben todo el adiestramiento físico con la colaboración del Ejército y de expertos de la Reforma Policial”.

Sin embargo, algunos agentes entrevistados revelaron otros detalles. “Los tiempos de entrenamiento dependen de quién los imparta, unos pueden durar de tres a cuatro meses, pero el mejor preparadito es el de seis meses”, dijo uno de los guardias.

Hace falta personal

La guardia penitenciaria está constituida por 4 mil 39 personas, quienes tienen un salario de Q4 mil 350, que incluye bonos por tiempo de servicio.

Este pago, comparado con el costo de la Canasta Básica Vital (CBV), que a julio de 2017 se ubicó en Q8 mil 127.71, permite concluir lo difícil que es para un agente de Presidios sostener a su familia para garantizar alimentos, vestuario, salud y educación, pues queda con un déficit de Q3 mil 777.71, sin descontar los gastos personales del guardia.

Sin descanso para sobrevivir

Los guardias penitenciarios se ven obligados a trabajar en su tiempo de descanso, algunos laboran en actividades agrícolas o prestando algún servicio de seguridad.

El salario de los agentes no cubre el monto de la Canasta Básica Vital, lo cual lo obliga a desempeñar otras labores en su tiempo de descanso. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

¿Quien por la seguridad de un Guardia Penitenciario?

Entre las denuncias que presentan los Guardias Penitenciarios son las de amenazas y extorsión, algunos han expresado “no tener ningún respaldo que brinde protección hacia su persona o familia cuando reciben amenazas donde corren peligro”

Los guardias del sistema penitenciario no cuentan con un lugar adecuado para descansar ni duchas, baños o área de comida. Tampoco tienen garita o un lugar donde resguardarse cuando están en el pabellón.

Ellos y los reos comparten el mismo sentimiento sobre la comida, que denominan “rancho”, pues argumentan que los alimentos carecen de buen sabor y son insuficientes.

El armamento que poseen los trabajadores del SP son pistolas calibre 9 mm y fusiles AK 47, los guardias admiten que el equipo ya no es funcional y que ellos son quienes les dan el mantenimiento a las armas.

Los guardias expresan que las municiones que utilizan no son efectivas por el tiempo que llevan guardadas, “muchas ya no sirven” exclaman.

Los guardias del SP carecen de jerarquía, por lo tanto, un empleado no puede aspirar a crecer profesionalmente dentro de la institución ni a obtener una remuneración de acuerdo a su nivel y experiencia.

Horarios de trabajo extenuantes

La guardia penitenciaria carece de una reforma similar a la de la Policía Nacional Civil (PNC), que busca la dignificación de los agentes policiales.

En tanto, los horarios de trabajo son de ocho días de trabajo extenuantes pues las “cuadras” como le llaman los agentes no se encuentran en buenas condiciones, y ocho días de descanso que muchas veces son ocupados para generar otro ingreso.

A pesar de las malas condiciones en las que viven y a las situaciones a las que se enfrentan, que generan un desgaste físico y muchas veces daños psicológicos para los que no cuentan con un sistema de salud mental específico para ser tratados.

Niños observan los ejercicios de los nuevos guardias. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

La familia del guardia

En caso de que alguno de los policías penitenciarios fallezca en funciones su familia tiene acceso a un seguro “post mortem” que devengan dependiendo del tiempo que hayan prestado servicio, para lo cual los guardias explican que muchas veces no es pagado “depende de las autoridades de turno”, a esto agregan que es un gasto para la familia porque no cuentan con una asesoría si no deben de buscar un abogado que les ayude en el proceso.

El tiempo de este proceso puede durar de uno a dos meses, a lo que los agentes exclaman que sus familias vivirían tiempos de pena, uno de ellos explica que dé él dependen sus padres, esposa e hija pero que “muchos tienen hasta 8 personas que viven del trabajo de un agente”.

Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario “desde el año 2009 se habilito un seguro extraordinario al personal 011 y 022 que labora en el área penitenciaria, que no tiene ningún costo para familia que incluye los costos de traslado y servicios funerarios” estos gastos son entregados de manera inmediata.

A lo que agrego “Que a nivel Ministerial el sistema penitenciario está en busca de una reforma que incluye una mejora del escenario laboral, pero que por el momento se en encuentran en una readecuación de diagnóstico”.

En la actualidad, no es difícil identificar que el Sistema Penitenciario Guatemalteco no solo ha sido desatendido, sino que ha permanecido estático frente los cambios sociales y a la diversidad cultural.

El abandono administrativo y político es sin duda uno de los problemas más grandes que ha impedido el desarrollo y buen funcionamiento del Sistema Penitenciario Nacional, no solo afecta a los privados de libertad sino que también a los guardias penitenciarios que cumplen con sus funciones laborales.

Una de las tareas más difíciles ser guardia penitenciario

Paola Alfaro
10 de septiembre, 2017

Los guardias del Sistema Penitenciario (SP) tienen una de las tareas más difíciles en este país, custodiar y resguardar a 22 mil 697 privados de libertad.

Presidios administra 21 centros penales en toda la república, tanto de prisión preventiva como de cumplimiento de condena.

“En la actualidad el Sistema Penitenciario no tiene la capacidad operativa de garantizar la custodia y seguridad de los privados de libertad para el resguardo de la sociedad”, indica el Diagnóstico de la Reforma Penitenciaria 2014-2024.

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Para ser guardia de Presidios se requiere un entrenamiento de seis meses. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

Entrenamiento express

El Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales coincide con la Dirección General del Sistema Penitenciario en que la institución carece de una “carrera profesional” para garantizar a los empleados su selección y formación para cumplir la misión de la entidad.

Según Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario, “la Escuela de Estudios Penitenciarios que forma parte del curso de formación, tiene una duración de seis meses. Durante ese tiempo los aspirantes reciben todo el adiestramiento físico con la colaboración del Ejército y de expertos de la Reforma Policial”.

Sin embargo, algunos agentes entrevistados revelaron otros detalles. “Los tiempos de entrenamiento dependen de quién los imparta, unos pueden durar de tres a cuatro meses, pero el mejor preparadito es el de seis meses”, dijo uno de los guardias.

Hace falta personal

La guardia penitenciaria está constituida por 4 mil 39 personas, quienes tienen un salario de Q4 mil 350, que incluye bonos por tiempo de servicio.

Este pago, comparado con el costo de la Canasta Básica Vital (CBV), que a julio de 2017 se ubicó en Q8 mil 127.71, permite concluir lo difícil que es para un agente de Presidios sostener a su familia para garantizar alimentos, vestuario, salud y educación, pues queda con un déficit de Q3 mil 777.71, sin descontar los gastos personales del guardia.

Sin descanso para sobrevivir

Los guardias penitenciarios se ven obligados a trabajar en su tiempo de descanso, algunos laboran en actividades agrícolas o prestando algún servicio de seguridad.

El salario de los agentes no cubre el monto de la Canasta Básica Vital, lo cual lo obliga a desempeñar otras labores en su tiempo de descanso. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

¿Quien por la seguridad de un Guardia Penitenciario?

Entre las denuncias que presentan los Guardias Penitenciarios son las de amenazas y extorsión, algunos han expresado “no tener ningún respaldo que brinde protección hacia su persona o familia cuando reciben amenazas donde corren peligro”

Los guardias del sistema penitenciario no cuentan con un lugar adecuado para descansar ni duchas, baños o área de comida. Tampoco tienen garita o un lugar donde resguardarse cuando están en el pabellón.

Ellos y los reos comparten el mismo sentimiento sobre la comida, que denominan “rancho”, pues argumentan que los alimentos carecen de buen sabor y son insuficientes.

El armamento que poseen los trabajadores del SP son pistolas calibre 9 mm y fusiles AK 47, los guardias admiten que el equipo ya no es funcional y que ellos son quienes les dan el mantenimiento a las armas.

Los guardias expresan que las municiones que utilizan no son efectivas por el tiempo que llevan guardadas, “muchas ya no sirven” exclaman.

Los guardias del SP carecen de jerarquía, por lo tanto, un empleado no puede aspirar a crecer profesionalmente dentro de la institución ni a obtener una remuneración de acuerdo a su nivel y experiencia.

Horarios de trabajo extenuantes

La guardia penitenciaria carece de una reforma similar a la de la Policía Nacional Civil (PNC), que busca la dignificación de los agentes policiales.

En tanto, los horarios de trabajo son de ocho días de trabajo extenuantes pues las “cuadras” como le llaman los agentes no se encuentran en buenas condiciones, y ocho días de descanso que muchas veces son ocupados para generar otro ingreso.

A pesar de las malas condiciones en las que viven y a las situaciones a las que se enfrentan, que generan un desgaste físico y muchas veces daños psicológicos para los que no cuentan con un sistema de salud mental específico para ser tratados.

Niños observan los ejercicios de los nuevos guardias. Fotografía: Doriam Morales/Mingob.

La familia del guardia

En caso de que alguno de los policías penitenciarios fallezca en funciones su familia tiene acceso a un seguro “post mortem” que devengan dependiendo del tiempo que hayan prestado servicio, para lo cual los guardias explican que muchas veces no es pagado “depende de las autoridades de turno”, a esto agregan que es un gasto para la familia porque no cuentan con una asesoría si no deben de buscar un abogado que les ayude en el proceso.

El tiempo de este proceso puede durar de uno a dos meses, a lo que los agentes exclaman que sus familias vivirían tiempos de pena, uno de ellos explica que dé él dependen sus padres, esposa e hija pero que “muchos tienen hasta 8 personas que viven del trabajo de un agente”.

Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario “desde el año 2009 se habilito un seguro extraordinario al personal 011 y 022 que labora en el área penitenciaria, que no tiene ningún costo para familia que incluye los costos de traslado y servicios funerarios” estos gastos son entregados de manera inmediata.

A lo que agrego “Que a nivel Ministerial el sistema penitenciario está en busca de una reforma que incluye una mejora del escenario laboral, pero que por el momento se en encuentran en una readecuación de diagnóstico”.

En la actualidad, no es difícil identificar que el Sistema Penitenciario Guatemalteco no solo ha sido desatendido, sino que ha permanecido estático frente los cambios sociales y a la diversidad cultural.

El abandono administrativo y político es sin duda uno de los problemas más grandes que ha impedido el desarrollo y buen funcionamiento del Sistema Penitenciario Nacional, no solo afecta a los privados de libertad sino que también a los guardias penitenciarios que cumplen con sus funciones laborales.