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Tolerancia crítica y respeto: De la carencia a la abundancia

María Renée Estrada
11 de septiembre, 2017

La coyuntura actual, y la dinámica de la sociedad en general, nos invitan a reflexionar sobre el entendimiento y la puesta en práctica de la tolerancia y el respeto como guatemaltecos. Una de las características de la madurez del adulto es la comprensión de que cada cabeza es un mundo, que no todos pensamos igual y que no todos comprendemos lo que sucede a nuestro alrededor de la misma manera.

Los autores Bonomo, Mamberti y Miller, en su libro Tolerancia crítica y ciudadanía activa: una introducción práctica al debate educativo,  definen la tolerancia crítica como aquella actitud personal que “requiere aceptar al otro sin que esta aceptación desmerezca nuestras propias ideas y convicciones. En una sociedad tolerante, resultan inaceptables el racismo u otras ideas negadoras del otro. Una tolerancia crítica entonces se revela necesariamente contra la idea de lo absoluto y requiere definir aquello que constituye intolerancia: si no sabemos qué es intolerancia, mal podremos definir lo que tenemos que hacer para superarla.” Por su parte, la RAE la define como “el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Y sobre el respeto expone que es la veneración, acatamiento que se hace a alguien; Miramiento, consideración, deferencia.”

Tanto la tolerancia como el respeto son valores que pareciera que como sociedad guatemalteca poco o nada conocemos. Sin duda alguna la crisis de valores a nivel mundial es latente, pero cada día es más impresionante y sorprendente el poco respeto que le tenemos al otro, a la persona, y la poca tolerancia crítica que somos capaces de ejercer cuando ese otro ejerce su autonomía y decide ser/pensar/actuar de una forma distinta a la nuestra (o a la que nosotros consideramos correcta/adecuada).

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En este aspecto es imperante hacer énfasis en una parte de la definición de Bonomo, Mamberti y Miller, donde indican que “en una sociedad tolerante, resultan inaceptables el racismo u otras ideas negadoras del otro” entendiendo la negación como la anulación y eliminación de la dignidad humana de otra persona. Aquí es importante resaltar que el más alto grado de tolerancia crítica debe tener siempre como base el respeto a la dignidad de la persona, por el simple hecho de ser. En esa dinámica, y buscando en todo momento promover la empatía unos con otros, nuestra humanidad e intelecto nos exigen que seamos capaces de reconocer al otro como otro, y que en ese reconocimiento le respetemos y seamos tolerantes ante su diferencia: porque es persona, porque tiene dignidad, porque es otro… tan diferente como yo.

La tolerancia crítica es sumamente importante en estos tiempos porque fortalece la convivencia humana y los procesos democráticos, al mismo tiempo que genera autoconfianza, construye pensamiento crítico y permite florecer el liderazgo de cada persona. Si no somos capaces de encontrarnos con el otro y ver el mundo desde una perspectiva distinta a la nuestra, ¿hacia dónde estamos caminando como humanidad?

Actualmente (o constantemente) Guatemala vive una crisis política fuerte, y existen diferentes personas y entidades que se han dado a la tarea de polarizar la problemática en lugar de buscar el diálogo, tender puentes, exponer intereses, encontrar puntos en común y construir sobre ellos. Hoy por hoy la participación ciudadana es necesaria, el diálogo es fundamental y el ejercicio del respeto a la dignidad de la persona y la tolerancia crítica hacia ideas y posturas diferentes a las nuestras ya no es optativo.

Nos urge que la carencia se transforme en abundancia, Guatemala nos necesita.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Tolerancia crítica y respeto: De la carencia a la abundancia

María Renée Estrada
11 de septiembre, 2017

La coyuntura actual, y la dinámica de la sociedad en general, nos invitan a reflexionar sobre el entendimiento y la puesta en práctica de la tolerancia y el respeto como guatemaltecos. Una de las características de la madurez del adulto es la comprensión de que cada cabeza es un mundo, que no todos pensamos igual y que no todos comprendemos lo que sucede a nuestro alrededor de la misma manera.

Los autores Bonomo, Mamberti y Miller, en su libro Tolerancia crítica y ciudadanía activa: una introducción práctica al debate educativo,  definen la tolerancia crítica como aquella actitud personal que “requiere aceptar al otro sin que esta aceptación desmerezca nuestras propias ideas y convicciones. En una sociedad tolerante, resultan inaceptables el racismo u otras ideas negadoras del otro. Una tolerancia crítica entonces se revela necesariamente contra la idea de lo absoluto y requiere definir aquello que constituye intolerancia: si no sabemos qué es intolerancia, mal podremos definir lo que tenemos que hacer para superarla.” Por su parte, la RAE la define como “el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Y sobre el respeto expone que es la veneración, acatamiento que se hace a alguien; Miramiento, consideración, deferencia.”

Tanto la tolerancia como el respeto son valores que pareciera que como sociedad guatemalteca poco o nada conocemos. Sin duda alguna la crisis de valores a nivel mundial es latente, pero cada día es más impresionante y sorprendente el poco respeto que le tenemos al otro, a la persona, y la poca tolerancia crítica que somos capaces de ejercer cuando ese otro ejerce su autonomía y decide ser/pensar/actuar de una forma distinta a la nuestra (o a la que nosotros consideramos correcta/adecuada).

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En este aspecto es imperante hacer énfasis en una parte de la definición de Bonomo, Mamberti y Miller, donde indican que “en una sociedad tolerante, resultan inaceptables el racismo u otras ideas negadoras del otro” entendiendo la negación como la anulación y eliminación de la dignidad humana de otra persona. Aquí es importante resaltar que el más alto grado de tolerancia crítica debe tener siempre como base el respeto a la dignidad de la persona, por el simple hecho de ser. En esa dinámica, y buscando en todo momento promover la empatía unos con otros, nuestra humanidad e intelecto nos exigen que seamos capaces de reconocer al otro como otro, y que en ese reconocimiento le respetemos y seamos tolerantes ante su diferencia: porque es persona, porque tiene dignidad, porque es otro… tan diferente como yo.

La tolerancia crítica es sumamente importante en estos tiempos porque fortalece la convivencia humana y los procesos democráticos, al mismo tiempo que genera autoconfianza, construye pensamiento crítico y permite florecer el liderazgo de cada persona. Si no somos capaces de encontrarnos con el otro y ver el mundo desde una perspectiva distinta a la nuestra, ¿hacia dónde estamos caminando como humanidad?

Actualmente (o constantemente) Guatemala vive una crisis política fuerte, y existen diferentes personas y entidades que se han dado a la tarea de polarizar la problemática en lugar de buscar el diálogo, tender puentes, exponer intereses, encontrar puntos en común y construir sobre ellos. Hoy por hoy la participación ciudadana es necesaria, el diálogo es fundamental y el ejercicio del respeto a la dignidad de la persona y la tolerancia crítica hacia ideas y posturas diferentes a las nuestras ya no es optativo.

Nos urge que la carencia se transforme en abundancia, Guatemala nos necesita.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo