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¡Bonos para todos!

Redacción
14 de septiembre, 2017

Si algo hemos sido los guatemaltecos a partir del 2015 es bastante críticos con respecto a las personas que lucran a través del estado. Hemos visto personas que lo hacen ejerciendo funciones de alta investidura como presidentes y vicepresidentes, otros funcionarios de nivel medio que facilitaban la corrupción y aquellas personas que fuera del estado lucraban a través de la adjudicación de contratos. Lo opinión pública y la narrativa se han centrado en estas figuras que realizaron esquemas complicados e impresionantes para lograr obtener la mayor cantidad de recursos en la menor cantidad de tiempo. Sin embargo existen actitudes reiteradas de extracción de rentas al estado que, como no causan el impacto mediático que beneficia a quien los investiga, no están en el ojo público y no se exige su eliminación.

Con esto me refiero a los pactos colectivos que negocian los sindicatos dentro de las instituciones públicas y a los acuerdos gubernativos, ministeriales y administrativos que promulgan los funcionarios de las mismas. Ha llamado la atención esta semana el bono que recibió el presidente por parte del Ministerio de la Defensa de Q50 mil como asignación extraordinaria por los riesgos en los cuales incurre el presidente por su posición. Me parece justa la indignación que ha causado esta situación por el discurso que el presidente había tenido desde que asumió y por lo criticable que es políticamente el hecho de que el presidente reciba dinero más allá de su salario. No obstante, esta actitud de recetarse bonos por las razones que sea, ha sido reiterada e institucionalizada en el funcionamiento del estado.

Existen casos emblemáticos de esta forma de búsqueda de rentas como el pacto colectivo del congreso el cual incrementaba de manera exponencial los salarios sin una razón justificada, el pacto de salud que también contempla ajustes salariales impresionantes o el del ministerio de energía y minas que adjudica seis diferentes bonos para sus trabajadores. Las expectativas de estos trabajadores es que por medio de la sindicalización y posteriormente de la negociación con las instituciones del estado, se pueden obtener beneficios económicos más allá de lo establecido por la ley.

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La lucha contra la corrupción ha sido una política en la cual todos los guatemaltecos podemos estar de acuerdo. Sin embargo es importante saber priorizar las acciones que se están tomando para combatir aquellos actos que de manera constante y sistemática debilitan al estado y se aprovechan de el para lucrar. Hasta que las autoridades no volteen la mirada a la corrupción que desde adentro imposibilita el buen funcionamiento del estado, los funcionarios seguirán disfrutando del dinero fácil de hacer, recetándose bonos con total discreción y sin ningún control.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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Si algo hemos sido los guatemaltecos a partir del 2015 es bastante críticos con respecto a las personas que lucran a través del estado. Hemos visto personas que lo hacen ejerciendo funciones de alta investidura como presidentes y vicepresidentes, otros funcionarios de nivel medio que facilitaban la corrupción y aquellas personas que fuera del estado lucraban a través de la adjudicación de contratos. Lo opinión pública y la narrativa se han centrado en estas figuras que realizaron esquemas complicados e impresionantes para lograr obtener la mayor cantidad de recursos en la menor cantidad de tiempo. Sin embargo existen actitudes reiteradas de extracción de rentas al estado que, como no causan el impacto mediático que beneficia a quien los investiga, no están en el ojo público y no se exige su eliminación.

Con esto me refiero a los pactos colectivos que negocian los sindicatos dentro de las instituciones públicas y a los acuerdos gubernativos, ministeriales y administrativos que promulgan los funcionarios de las mismas. Ha llamado la atención esta semana el bono que recibió el presidente por parte del Ministerio de la Defensa de Q50 mil como asignación extraordinaria por los riesgos en los cuales incurre el presidente por su posición. Me parece justa la indignación que ha causado esta situación por el discurso que el presidente había tenido desde que asumió y por lo criticable que es políticamente el hecho de que el presidente reciba dinero más allá de su salario. No obstante, esta actitud de recetarse bonos por las razones que sea, ha sido reiterada e institucionalizada en el funcionamiento del estado.

Existen casos emblemáticos de esta forma de búsqueda de rentas como el pacto colectivo del congreso el cual incrementaba de manera exponencial los salarios sin una razón justificada, el pacto de salud que también contempla ajustes salariales impresionantes o el del ministerio de energía y minas que adjudica seis diferentes bonos para sus trabajadores. Las expectativas de estos trabajadores es que por medio de la sindicalización y posteriormente de la negociación con las instituciones del estado, se pueden obtener beneficios económicos más allá de lo establecido por la ley.

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