Iniciamos esta semana con un debate que despierta a cualquiera: incrementar o no los impuestos. Todo empezó con unas declaraciones del jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), Juan Francisco Solórzano Foppa, en las que afirmó que es necesario subir los impuestos en el país. En redes sociales, inmediatamente se empezaron a polarizar las posiciones alrededor del tema.
No es secreto: en nuestro país la contribución que se hace desde personas individuales hacia el erario es la menor de toda Latinoamérica. Esta representa tan solo el 3.5% de toda la recaudación neta y un 0.4% del PIB. Como nos encanta compararnos con otros países, les quiero contar algo. Según CEPAL, el 74.3% de ISR de los países de la OECD proviene de personas individuales. Lo que contrasta bastante con nuestro 9.9%. Visto como porcentaje del PIB, los países de Latinoamérica aportan 4 veces más de lo que pagamos las personas en Guatemala.
Claro que existen razones por las cuales no queremos pagar impuestos. Ya sea porque no hay una priorización de gastos por parte del Estado o por los altos niveles de corrupción que existen dentro de nuestro sistema. Sin embargo, por el otro lado, exigimos al gobierno un sinfín de cosas, carreteras en buen estado, calidad educativa, un sistema de salud efectivo, combate a la pobreza, empleo, más inversión, seguridad ciudadana y la lista sigue. Pero existe un monto mínimo necesario para poder cumplir con la lista de obligaciones que le competen al Estado.
Cada vez que se promueve la discusión, nos vamos por la salida fácil. Esta implica querer cobrarle más a las empresas. Pero, en términos de proporción del ISR, las empresas guatemaltecas son las que más aportan de toda la región Latinoamericana. ¿Cómo entonces esperamos que la calidad de vida del país entero mejore? En palabras del superintendente “sin duda alguna, tenemos el ISR de personas físicas más bajo del mundo y queremos un país de primera sin pagar nada”. Es un hecho indiscutible. Por otro lado, en esta discusión, muchos argumentan que, como individuos, ya hacemos nuestra parte con el pago del IVA. Eso no es cierto. Nuestra tasa del IVA (12%) también es de las más bajas en toda la región.
Es cierto, al superintendente no le compete hacer propuestas de reforma fiscal, pero es la persona que más sabe de recaudación y de la situación del país en ese sentido. Me parece que es importante que tomemos en cuenta la reflexión que él está poniendo sobre la mesa, sobretodo porque vivimos en un país con grandes limitantes. No obstante, claro que no es un momento oportuno hablar de impuestos. Nunca lo es. Es complicado plantear estos temas mientras que el sindicato de educación se encuentra exigiendo 30% de aumento a su salario sin comprometerse a mejora alguna a la calidad educativa. Además, todos los días se anuncian aumentos y bonos desmesurados en muchas dependencias del Estado. No dan ganas tener esta conversación cuando uno visualiza que los recursos se despilfarran de esta manera.
Tenemos muchísimos pendientes. Debemos tener una discusión seria que aborde el tema de las finanzas del Estado de forma integral. Para ello, es necesario discutir sobre la rigidez presupuestaria. A nadie le sorprende que no hay una capacidad real para asignar recursos a las prioridades que tenemos como país, tales como elevar la calidad educativa, el desarrollo de ciudades intermedias, la inversión en infraestructura y movilidad urbana, es decir, los temas necesarios para que los guatemaltecos podamos salir adelante. De igual forma, debemos hacer más por mejorar la calidad de gasto, eso significa que hay que enfocar el gasto en las cosas que verdaderamente produzcan valor social y que logren mejorar los servicios básicos que recibimos. Pero lo más importante es que, en toda esta discusión, nos preguntemos a nosotros mismos, ¿cuánto estamos dispuestos a aportar para construir un mejor país?
Facebook.com/salvadorpaiz.gt
@salva_paiz
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
Iniciamos esta semana con un debate que despierta a cualquiera: incrementar o no los impuestos. Todo empezó con unas declaraciones del jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), Juan Francisco Solórzano Foppa, en las que afirmó que es necesario subir los impuestos en el país. En redes sociales, inmediatamente se empezaron a polarizar las posiciones alrededor del tema.
No es secreto: en nuestro país la contribución que se hace desde personas individuales hacia el erario es la menor de toda Latinoamérica. Esta representa tan solo el 3.5% de toda la recaudación neta y un 0.4% del PIB. Como nos encanta compararnos con otros países, les quiero contar algo. Según CEPAL, el 74.3% de ISR de los países de la OECD proviene de personas individuales. Lo que contrasta bastante con nuestro 9.9%. Visto como porcentaje del PIB, los países de Latinoamérica aportan 4 veces más de lo que pagamos las personas en Guatemala.
Claro que existen razones por las cuales no queremos pagar impuestos. Ya sea porque no hay una priorización de gastos por parte del Estado o por los altos niveles de corrupción que existen dentro de nuestro sistema. Sin embargo, por el otro lado, exigimos al gobierno un sinfín de cosas, carreteras en buen estado, calidad educativa, un sistema de salud efectivo, combate a la pobreza, empleo, más inversión, seguridad ciudadana y la lista sigue. Pero existe un monto mínimo necesario para poder cumplir con la lista de obligaciones que le competen al Estado.
Cada vez que se promueve la discusión, nos vamos por la salida fácil. Esta implica querer cobrarle más a las empresas. Pero, en términos de proporción del ISR, las empresas guatemaltecas son las que más aportan de toda la región Latinoamericana. ¿Cómo entonces esperamos que la calidad de vida del país entero mejore? En palabras del superintendente “sin duda alguna, tenemos el ISR de personas físicas más bajo del mundo y queremos un país de primera sin pagar nada”. Es un hecho indiscutible. Por otro lado, en esta discusión, muchos argumentan que, como individuos, ya hacemos nuestra parte con el pago del IVA. Eso no es cierto. Nuestra tasa del IVA (12%) también es de las más bajas en toda la región.
Es cierto, al superintendente no le compete hacer propuestas de reforma fiscal, pero es la persona que más sabe de recaudación y de la situación del país en ese sentido. Me parece que es importante que tomemos en cuenta la reflexión que él está poniendo sobre la mesa, sobretodo porque vivimos en un país con grandes limitantes. No obstante, claro que no es un momento oportuno hablar de impuestos. Nunca lo es. Es complicado plantear estos temas mientras que el sindicato de educación se encuentra exigiendo 30% de aumento a su salario sin comprometerse a mejora alguna a la calidad educativa. Además, todos los días se anuncian aumentos y bonos desmesurados en muchas dependencias del Estado. No dan ganas tener esta conversación cuando uno visualiza que los recursos se despilfarran de esta manera.
Tenemos muchísimos pendientes. Debemos tener una discusión seria que aborde el tema de las finanzas del Estado de forma integral. Para ello, es necesario discutir sobre la rigidez presupuestaria. A nadie le sorprende que no hay una capacidad real para asignar recursos a las prioridades que tenemos como país, tales como elevar la calidad educativa, el desarrollo de ciudades intermedias, la inversión en infraestructura y movilidad urbana, es decir, los temas necesarios para que los guatemaltecos podamos salir adelante. De igual forma, debemos hacer más por mejorar la calidad de gasto, eso significa que hay que enfocar el gasto en las cosas que verdaderamente produzcan valor social y que logren mejorar los servicios básicos que recibimos. Pero lo más importante es que, en toda esta discusión, nos preguntemos a nosotros mismos, ¿cuánto estamos dispuestos a aportar para construir un mejor país?
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República es ajena a la opinión expresada en este artículo