La visión del país de los últimos días nos ha llevado a hacer un análisis y comprobar que las estructuras criminales persisten y resisten a desaparecer, en una Guatemala que necesita con urgencia un cambio profundo, porque de lo contrario todo ese esfuerzo que empezó en 2015 quedara como un simple intento de recuperar al Estado.
La semana pasada el Congreso, sí ese organismo que está para legislar leyes a favor de la población, desató una secuela de incidentes que en un corto tiempo provoco un rechazo popular, al que incluso algunos comercios se han unido para decirle no a los corruptos, que ahora más que nunca son calificados como defensores de la impunidad y de un sistema podrido.
Para mí, resulta preocupante que más de 105 diputados votaran a favor de realizar reformas al Código Penal en donde se buscaba omitir la responsabilidad de personas jurídicas en el Financiamiento Ilícito, y eso claro libraría de cargos a los Secretarios Generales de los partidos políticos y claro que era una aberración el modificar el artículo 50 y 51, con el que se pretendía que la conmuta pasara de 5 a 10 años.
Esto hizo pensar, que muchos delitos podrían haber sido susceptibles de pedir conmuta, la parte complicada fue que al pueblo de Guatemala, al menos a la mayoría, le causo un enorme rechazo ese tipo de modificaciones que desataron y que al final se convirtió en una protesta masiva.
Fue tal ese rechazó e indignación, que los diputados se vieron obligados a reunirse en una sesión el 15 de septiembre, el día de las fiestas patrias, a darle marcha atrás a esas reformas que nacieron del interés espurio, y aunque algunos trataron de disculparse, el error ya estaba cometido, y se puede decir que fue la gota que derramo el vaso porque la credibilidad del Congreso jamás ha sido la mejor.
Tanta fue la indignación que los manifestantes no se quedaron con una disculpa ni con el acuerdo que dejaría sin efecto sus reformas, porque los diputados permanecieron más de 8 horas encerrados y rodeados por un pueblo cansado de su actuar irresponsable e interesado por su propio bienestar.
Pero ahora, ese rechazo también debe significar un cambio profundo, porque la ciudadanía exige respuestas y la renuncia de diputados por el Pacto de Corruptos y finalmente la depuración de esta entidad y también que se apruebe la solicitud de antejuicio para que el Presidente sea investigado.
La Universidad de San Carlos de Guatemala convocó para este miércoles 20 de septiembre a un Paro Nacional, al que ya se han sumado la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), otros colectivos y asociaciones, y que al final trae a la vida el papel de la Universidad, de estar al lado de la población de Guatemala.
La marcha también rememora la ocurrida el 27 de agosto de 2015, cuando cientos de personas se unieron para exigir la renuncia del entonces presidente Otto Pérez Molina.
Pero no dejemos de pasar esta oportunidad, porque hoy la ciudadanía dejo saber ese poder y sí dejamos el entusiasmo entonces dejaremos que las estructuras criminales retomen el poder del Estado, porque al final los actores cambian pero el fin siempre es el mismo.
Salgamos a la calle a exigir la continuación de la lucha contra la corrupción, la depuración del Congreso y reformas adecuadas para el cambio y país que queremos para nuestros hijos.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
La visión del país de los últimos días nos ha llevado a hacer un análisis y comprobar que las estructuras criminales persisten y resisten a desaparecer, en una Guatemala que necesita con urgencia un cambio profundo, porque de lo contrario todo ese esfuerzo que empezó en 2015 quedara como un simple intento de recuperar al Estado.
La semana pasada el Congreso, sí ese organismo que está para legislar leyes a favor de la población, desató una secuela de incidentes que en un corto tiempo provoco un rechazo popular, al que incluso algunos comercios se han unido para decirle no a los corruptos, que ahora más que nunca son calificados como defensores de la impunidad y de un sistema podrido.
Para mí, resulta preocupante que más de 105 diputados votaran a favor de realizar reformas al Código Penal en donde se buscaba omitir la responsabilidad de personas jurídicas en el Financiamiento Ilícito, y eso claro libraría de cargos a los Secretarios Generales de los partidos políticos y claro que era una aberración el modificar el artículo 50 y 51, con el que se pretendía que la conmuta pasara de 5 a 10 años.
Esto hizo pensar, que muchos delitos podrían haber sido susceptibles de pedir conmuta, la parte complicada fue que al pueblo de Guatemala, al menos a la mayoría, le causo un enorme rechazo ese tipo de modificaciones que desataron y que al final se convirtió en una protesta masiva.
Fue tal ese rechazó e indignación, que los diputados se vieron obligados a reunirse en una sesión el 15 de septiembre, el día de las fiestas patrias, a darle marcha atrás a esas reformas que nacieron del interés espurio, y aunque algunos trataron de disculparse, el error ya estaba cometido, y se puede decir que fue la gota que derramo el vaso porque la credibilidad del Congreso jamás ha sido la mejor.
Tanta fue la indignación que los manifestantes no se quedaron con una disculpa ni con el acuerdo que dejaría sin efecto sus reformas, porque los diputados permanecieron más de 8 horas encerrados y rodeados por un pueblo cansado de su actuar irresponsable e interesado por su propio bienestar.
Pero ahora, ese rechazo también debe significar un cambio profundo, porque la ciudadanía exige respuestas y la renuncia de diputados por el Pacto de Corruptos y finalmente la depuración de esta entidad y también que se apruebe la solicitud de antejuicio para que el Presidente sea investigado.
La Universidad de San Carlos de Guatemala convocó para este miércoles 20 de septiembre a un Paro Nacional, al que ya se han sumado la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), otros colectivos y asociaciones, y que al final trae a la vida el papel de la Universidad, de estar al lado de la población de Guatemala.
La marcha también rememora la ocurrida el 27 de agosto de 2015, cuando cientos de personas se unieron para exigir la renuncia del entonces presidente Otto Pérez Molina.
Pero no dejemos de pasar esta oportunidad, porque hoy la ciudadanía dejo saber ese poder y sí dejamos el entusiasmo entonces dejaremos que las estructuras criminales retomen el poder del Estado, porque al final los actores cambian pero el fin siempre es el mismo.
Salgamos a la calle a exigir la continuación de la lucha contra la corrupción, la depuración del Congreso y reformas adecuadas para el cambio y país que queremos para nuestros hijos.
República es ajena a la opinión expresada en este artículo