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Malas costumbres

Salvador Paiz
28 de septiembre, 2017

Hace un tiempo el Comité de Ética de Fundesa, llevó a cabo un coloquio sobre ética con Alejandro Moreno, académico de INALDE, la escuela de negocios de la Universidad de la Sabana en Colombia. La conversación me hizo pensar mucho sobre cómo los guatemaltecos enfrentamos la corrupción y vivimos nuestro día a día.

La etimología de “corrupción” viene del latín corruptio, que significa destruir o alterar. El efecto de todo acto de corrupción es destruirnos por dentro. Corromper implica seguir el camino fácil hacia las cosas, mientras que llevar una vida regida por valores exige esfuerzo, es un camino empinado con una recompensa más enriquecedora. Esto me llevó a reflexionar sobre lo que constituye tener un comportamiento ético en nuestro país. Les pregunto, ¿estamos haciendo las cosas de acuerdo a nuestros valores y principios? ¿llevamos a cabo acciones que nos ayudarán a construir un mejor país?

Vivimos en una sociedad que ha caído en la mala costumbre de apuntar dedos y presumir una supuesta superioridad moral. Más que eso, debemos reflexionar sobre nuestras acciones y llevar una coherencia de vida, en dónde lo que hacemos vaya de acuerdo con nuestros principios. Además tenemos la mala costumbre de afirmar que la falta de ética es cultural. No es cuestión de latinos, mucho menos de chapines. En todo el mundo hay ejemplos de cómo la corrupción es parte del panorama, incluso en países que creemos ser exigentes en sus controles y rectos en su actuar. Un caso es el de Alemania en dónde, hasta el 2005, era deducible de impuestos la partida de gastos de “facilitación”. Otro caso es el de Estados Unidos, dónde la venta de armas o el consumo de drogas es algo casi habitual para todos. Para que estas situaciones pasen desapercibidas, alguien se está haciendo de la vista gorda.

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La corrupción es un tema de educación en valores. Cada vez somos más tentados en irnos por el camino fácil. ¿Por qué? porque vivimos en una sociedad en dónde nos venden una idea errónea de felicidad y de lo que nos la da. Hoy la felicidad es superficial y riqueza rápida, pero el camino hacia la felicidad está lleno de sacrificios. Es por eso que prevalece una cultura de dinero fácil, lo cual implica realizar acciones cómodas, no apegadas a la ley (narcotráfico, sobornos, etc.)

Algunos guatemaltecos mantienen un comportamiento contraproducente a nuestro objetivo, construir un mejor país. Por lo que no están dispuestos a denunciar y proponer soluciones. Destinamos las energías hacia apuntarnos los dedos entre nosotros, en lugar de canalizarla hacia las acciones correctas y ser ciudadanos de bien que actúan según la ley manda. Parece que no entendemos que el pleito no es entre nosotros mismos, sino con quiénes nos hacen daño como pueblo.

En esa línea, la OEA, en colaboración con otras organizaciones como JuventudLAC, Primero Guatemala, Fundesa, Guatemala Visible y Jóvenes por Guatemala, se unieron para sistematizar una “caja” de herramientas de las buenas prácticas anti-corrupción que se ejecutan desde la ciudadanía a nivel regional. Se trata del Observatorio Ciudadano, iniciativa que será desarrollada en Guatemala con el objetivo establecer un mecanismo que promueva y acompañe esta lucha, para evitar las crisis, incentivar la inversión, generar empleos, fortalecer la transparencia y, sobretodo, restaurar la confianza en las instituciones. Para ello se utilizarán plataformas digitales que eduquen e informen a la población, y fomenten un espacio de control ciudadano inclusivo y transformador.

Informémonos antes de pronunciarnos y responsabilicémonos de lo que decimos. Ciertamente hoy saltamos a conclusiones apresuradas al ver noticias falsas y con una energía y pasión que me es imposible explicar. No apuntemos el dedo a aquellos que sí están tratando de hacer algo, no seamos pasivos en nuestro actuar, ¿dónde están nuestras denuncias? ¿dónde están las ideas creativas para tener una mejor Guatemala? Reflexionemos sobre qué hacemos para vivir en un mejor país y, antes de señalar, pensemos en nuestro propio actuar.

www.salvadorpaiz.com
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@salva_paiz

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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Salvador Paiz
28 de septiembre, 2017

Hace un tiempo el Comité de Ética de Fundesa, llevó a cabo un coloquio sobre ética con Alejandro Moreno, académico de INALDE, la escuela de negocios de la Universidad de la Sabana en Colombia. La conversación me hizo pensar mucho sobre cómo los guatemaltecos enfrentamos la corrupción y vivimos nuestro día a día.

La etimología de “corrupción” viene del latín corruptio, que significa destruir o alterar. El efecto de todo acto de corrupción es destruirnos por dentro. Corromper implica seguir el camino fácil hacia las cosas, mientras que llevar una vida regida por valores exige esfuerzo, es un camino empinado con una recompensa más enriquecedora. Esto me llevó a reflexionar sobre lo que constituye tener un comportamiento ético en nuestro país. Les pregunto, ¿estamos haciendo las cosas de acuerdo a nuestros valores y principios? ¿llevamos a cabo acciones que nos ayudarán a construir un mejor país?

Vivimos en una sociedad que ha caído en la mala costumbre de apuntar dedos y presumir una supuesta superioridad moral. Más que eso, debemos reflexionar sobre nuestras acciones y llevar una coherencia de vida, en dónde lo que hacemos vaya de acuerdo con nuestros principios. Además tenemos la mala costumbre de afirmar que la falta de ética es cultural. No es cuestión de latinos, mucho menos de chapines. En todo el mundo hay ejemplos de cómo la corrupción es parte del panorama, incluso en países que creemos ser exigentes en sus controles y rectos en su actuar. Un caso es el de Alemania en dónde, hasta el 2005, era deducible de impuestos la partida de gastos de “facilitación”. Otro caso es el de Estados Unidos, dónde la venta de armas o el consumo de drogas es algo casi habitual para todos. Para que estas situaciones pasen desapercibidas, alguien se está haciendo de la vista gorda.

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La corrupción es un tema de educación en valores. Cada vez somos más tentados en irnos por el camino fácil. ¿Por qué? porque vivimos en una sociedad en dónde nos venden una idea errónea de felicidad y de lo que nos la da. Hoy la felicidad es superficial y riqueza rápida, pero el camino hacia la felicidad está lleno de sacrificios. Es por eso que prevalece una cultura de dinero fácil, lo cual implica realizar acciones cómodas, no apegadas a la ley (narcotráfico, sobornos, etc.)

Algunos guatemaltecos mantienen un comportamiento contraproducente a nuestro objetivo, construir un mejor país. Por lo que no están dispuestos a denunciar y proponer soluciones. Destinamos las energías hacia apuntarnos los dedos entre nosotros, en lugar de canalizarla hacia las acciones correctas y ser ciudadanos de bien que actúan según la ley manda. Parece que no entendemos que el pleito no es entre nosotros mismos, sino con quiénes nos hacen daño como pueblo.

En esa línea, la OEA, en colaboración con otras organizaciones como JuventudLAC, Primero Guatemala, Fundesa, Guatemala Visible y Jóvenes por Guatemala, se unieron para sistematizar una “caja” de herramientas de las buenas prácticas anti-corrupción que se ejecutan desde la ciudadanía a nivel regional. Se trata del Observatorio Ciudadano, iniciativa que será desarrollada en Guatemala con el objetivo establecer un mecanismo que promueva y acompañe esta lucha, para evitar las crisis, incentivar la inversión, generar empleos, fortalecer la transparencia y, sobretodo, restaurar la confianza en las instituciones. Para ello se utilizarán plataformas digitales que eduquen e informen a la población, y fomenten un espacio de control ciudadano inclusivo y transformador.

Informémonos antes de pronunciarnos y responsabilicémonos de lo que decimos. Ciertamente hoy saltamos a conclusiones apresuradas al ver noticias falsas y con una energía y pasión que me es imposible explicar. No apuntemos el dedo a aquellos que sí están tratando de hacer algo, no seamos pasivos en nuestro actuar, ¿dónde están nuestras denuncias? ¿dónde están las ideas creativas para tener una mejor Guatemala? Reflexionemos sobre qué hacemos para vivir en un mejor país y, antes de señalar, pensemos en nuestro propio actuar.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo