Creo que “empoderamiento” es una de mis palabras favoritas. Me parece atractiva la idea de que una persona o un grupo social aprenda cada vez más a independizarse para mejorar su situación. Cuando escuché el enfoque que UNESCO escogió para celebrar el día mundial del docente el pasado 5 de octubre, no pude evitar escribir esta columna para reconocer a aquellas personas maravillosas que conozco y que por lo que sé, han hecho un trabajo excepcional en el ámbito académico.

Concentrándonos en el título de ésta columna, quiero preguntarles ¿creen que es una realidad lo de enseñar en libertad? A mi personalmente me parece un reto para la mayoría de mentores que conozco porque las instituciones educativas cada vez se esfuerzan más en hacernos creer que aprender debe ser aburrido y sin sabor. Así que celebro las pequeñas revoluciones de las cuáles he sido testigo: mentores que se apegan a su manera muy propia y creativa de enseñar, que no fuerzan sus ideas para encajar en un molde y que reconocen ante todo que la libertad e independencia crítica de los estudiantes puede ser el mejor camino para compartir el conocimiento.

Existen razones increíbles por las que los docentes marcan nuestra vida. La mayoría de nosotros hemos llegado a confiarle un cariño único a algún maestro o catedrático por su manera tan dulce de enseñar, por sus detalles para conocer la manera en que mejor funcionamos o tal vez por el ideal que creamos de ellos. En mi caso, le he confiado una admiración excepcional a varios de los mentores que he tenido en mis épocas de estudio y no ha sido en vano.

He tenido maestros que vieron mis talentos y no dudaron en señalármelos para que encontrara una manera de usarlos por el resto de mi vida. Desde la primaria tengo memoria de dos personas maravillosas que siempre me vieron madera de comunicadora y heme aquí. También he podido compartir con catedráticos que se convierten en cómplices y gracias a la pasión que sienten por compartir lo que saben, de alguna manera hacen que aprender sea un verbo fácil de practicar.
Nada es más alegre que aprender de alguien que facilita los procesos y encuentra la manera de hacer atractivos incluso a los temas más complicados.

Celebro las vidas de los hombres y mujeres que me han dejado con ansias de aprender más. ¡Feliz día del docente! Sigan enseñando en libertad, sigan despertando conciencias y comiencen a empoderarse, pues tienen en sus manos la capacidad de cambiar mundos a través de sus enseñanzas.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo