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La cuestión de la libertad de expresión

María Renée Estrada
09 de octubre, 2017

Frecuentemente escuchamos a las personas apelar a la libertad de expresión cuando expresan sus diferencias en cuanto a ideas, pensamientos, ideologías, religiones, etc. Sin embargo es importante que conozcamos a profundidad el verdadero significado de los términos, para que no nos dejemos llevar por la ola de comentarios que diariamente nos acechan con respecto al tema en cuestión.

Si bien la libertad de expresión es un derecho humano, reconocido en el artículo 19 de la Declaración Universal de los de 1948, cabe destacar algo muy importante, y que muchas veces se tergiversa conveniencia de las personas que quieren hacernos creer que libertad es lo mismo que libertinaje.

Se reconoce el derecho a la libertad de expresión como una manera de compartir y debatir ideas y conocimiento, como un medio esencial para el descubrimiento de la verdad. La libertad debe buscar exponer y discutir con un único fin, el conocimiento. Por lo tanto esto implica unas normas implícitas de conducta que aseguren el mutuo respeto entre quienes difieren en opinión e ideas. Dentro de este ejercicio es indispensable poner en práctica la ética, pero más aún las virtudes que uno posee (y trabaja por poseer) como ser humano.

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La Organización Foro de la Libertad indica claramente que existen límites en la libertad de expresión, en particular cuando esta entra en conflicto con otros valores o derechos. La burla, ofensa y sátira no son libertad de expresión, simplemente son formas distintas de ser intolerante, inmaduro y amoral.

La libertad de expresión nos invita a enriquecernos con los pensamientos y vivencias de los demás, a compartir nuestras ideas y visiones. Nos invita a dialogar, a intentar conocer y comprender. La finalidad de la libertad de expresión es acortar la brecha en la humanidad, no hacerla más grande y dolorosa.

No seamos parte de ese grupo de personas, que con la falsa bandera de libertad de expresión, quieren despellejar a aquellos con quienes no tiene nada en común, y con quienes inclusive difieren completamente en asuntos específicos como política y religión. Seamos un grupo distinto de personas, quienes a través de la verdadera libertad de expresión, promueven y manifiestan sanamente sus ideas y convicciones, empoderando a los demás para que con su juicio crítico busquen individualmente llegar a la verdad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La cuestión de la libertad de expresión

María Renée Estrada
09 de octubre, 2017

Frecuentemente escuchamos a las personas apelar a la libertad de expresión cuando expresan sus diferencias en cuanto a ideas, pensamientos, ideologías, religiones, etc. Sin embargo es importante que conozcamos a profundidad el verdadero significado de los términos, para que no nos dejemos llevar por la ola de comentarios que diariamente nos acechan con respecto al tema en cuestión.

Si bien la libertad de expresión es un derecho humano, reconocido en el artículo 19 de la Declaración Universal de los de 1948, cabe destacar algo muy importante, y que muchas veces se tergiversa conveniencia de las personas que quieren hacernos creer que libertad es lo mismo que libertinaje.

Se reconoce el derecho a la libertad de expresión como una manera de compartir y debatir ideas y conocimiento, como un medio esencial para el descubrimiento de la verdad. La libertad debe buscar exponer y discutir con un único fin, el conocimiento. Por lo tanto esto implica unas normas implícitas de conducta que aseguren el mutuo respeto entre quienes difieren en opinión e ideas. Dentro de este ejercicio es indispensable poner en práctica la ética, pero más aún las virtudes que uno posee (y trabaja por poseer) como ser humano.

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La libertad de expresión nos invita a enriquecernos con los pensamientos y vivencias de los demás, a compartir nuestras ideas y visiones. Nos invita a dialogar, a intentar conocer y comprender. La finalidad de la libertad de expresión es acortar la brecha en la humanidad, no hacerla más grande y dolorosa.

No seamos parte de ese grupo de personas, que con la falsa bandera de libertad de expresión, quieren despellejar a aquellos con quienes no tiene nada en común, y con quienes inclusive difieren completamente en asuntos específicos como política y religión. Seamos un grupo distinto de personas, quienes a través de la verdadera libertad de expresión, promueven y manifiestan sanamente sus ideas y convicciones, empoderando a los demás para que con su juicio crítico busquen individualmente llegar a la verdad.

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