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Las enseñanzas del Japón

Jorge Alvarado
13 de octubre, 2017

Yo no puedo hablar sobre cómo son los japoneses, pero voy a contarles cómo viven. Hay un proverbio japonés que dice初心忘るべからず esto se lee como “Shoshinwasurubekarazu” que significa más o menos “espíritu de principiante” o “la humildad es lo primero”, esta palabra resume la esencia de la sociedad japonesa en su máximo esplendor. Ellos son personas humildes, en Guatemala necesitamos regresar a nuestros principios básicos y recuperar la confianza en nosotros mismos como sociedad, no resignarnos a no poder caminar con tranquilidad por la calle, a tener temor de la delincuencia y de renunciar a estar sometidos por el pánico y la zozobra de un país en el que los valores se perdieron.

Cuando te das cuenta lo que aquí se ha perdido, ves que el valor de la vida es el equivalente a un celular, es un momento en el que de verdad nos tenemos que preocupar. Japón es el país más honrado del mundo, debido a un proceso de educación formativa. Se rigen bajo el principio de que si te encuentras algo en la calle y no es tuyo, entonces es de alguien más, en consecuencia ahí empieza una misión que no se trata de no tomar lo que no le pertenece, sino la preocupación por encontrar a su dueño, en la medida de la posibilidad.

Debo ser honesto y es que estoy enamorado del Japón, sobre todo porque me enseñó a amar desde las entrañas a Guatemala. Japón me enseñó que otra Guatemala es posible, que otra sociedad es posible, sí y solo sí, dejamos de tener una educación instructiva y pasamos a tener una educación formativa, rica en valores. En Japón pude observar de primera mano lo que significa la cultura del respeto y los valores.

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Lo que mis ojos pudieron ver es una historia llena de éxito, y aunque tienen muchos problemas de diferente índole, jamás se compararán con los nuestros, no cuando tienes valores, convicciones y una sociedad que está preparada para afrontar los desafíos luchando. Hablar de Japón es decir educación formativa, de personas muy trabajadoras, de gente en su gran mayoría correcta, ordenada y disciplinada, simplemente porque esta se ha convertido en la forma de vida. Muchas personas decían, –Si un japonés te da su palabra, será inquebrantable, porque fue educado para vivir por convicciones y no por decisiones.

Una diferencia entre Japón y Guatemala es que ellos están pensando cómo resolver los problemas de los próximos 25 y 50 años, mientras en Guatemala seguimos tratando todavía de resolver los últimos 50 años. Japón es la sociedad de los valores, son personas realmente generosas que transmiten la bondad de un pueblo que respeta al prójimo y que valora a sus niños y que cuida los espacios públicos porque todos comprenden que son ese punto de convergencia que todos tienen que cuidar.
Hablar de Japón describir un país que tiene mucho que ofrecerle al mundo, pero en efectos de comunicación, podemos identificar 3 grandes claves del desarrollo japonés.

El primero tiene que ver con la conciencia, es increíble pero todos los japoneses tienen plena conciencia que deben cuidarse entre ellos, porque se necesitan mutuamente. A algunos les podría extrañar, cuando visitan Japón por primera vez, ver a algunos utilizando mascarillas quirúrgicas. La razón no tiene que ver con los ninjas, sino con la salud, pues cuando un japonés se siente enfermo, es decir con gripe o algún malestar simple, utilizan la mascarilla para evitar contagiar a los demás y no permitir que los virus queden a la deriva en el ambiente. Esto nos habla de una plena conciencia dirigida al entorno. Este es tan solo un ejemplo para examinar la conciencia.

El segundo tiene que ver con la actitud, porque los japoneses siempre tiene una buena actitud para los diferentes desafíos y vicisitudes de la vida, son personas positivas, y demuestran que la mejor forma de decir es haciendo. La actitud es un factor que les permite emprender con éxito la toma de decisiones para el presente y para el futuro. En su ADN ya está que la actitud se convierte en hábito, y ese hábito en disciplina que se forja con espíritu de lucha, constancia y resistencia.

En resumen puedo decir que todo lo que hace un japonés, lo hace bien porque nunca hace nada por salir del paso, lo hace con mística. La actitud positiva de los japoneses es contagiosa y lejos de lo que muchos piensan, son las personas más pacíficas del mundo y buscan racionalizar todos los problemas con argumentos.

El tercero tiene que ver con la educación, en Japón no es instructiva, sino formativa. Desde niño te forman para ser un buen ciudadano, responsable con el entorno y con el ambiente. A temprana edad, los japoneses se encargan del aseo de su escuela, pues no hay quién haga la limpieza, y de nuevo esto nos lleva a la conciencia, llegan a entender lo importante de la limpieza. Un ejemplo de esto es que muchos ciudadanos dedican por lo menos 3 horas a la semana a recoger la basura de las calles cerca de sus barrios, porque es un compromiso moral. Japón es un líder de la industria automotriz, cuando paradójicamente no produce una gota de petróleo, tiene uno de los índices de criminalidad más bajos, al igual que de longevidad y de educación más altos del mundo.

Las enseñanzas del Japón para el mundo es que los ciudadanos que cumplen con sus obligaciones y siempre dan más de lo que deben, convierten su vida en un paraíso, mientras que las personas que solo piden y siempre exigen, convierten su vida en un infierno. Como diría Kasuga, si quieres riqueza para diez años, entonces siembra árboles frutales, pero si quieres riqueza para toda la vida, entonces siembra educación.

Solo puedo decir que la sociedad y los ciudadanos japoneses son extraordinarios y esa diferencia se encuentra en una palabra “extra”, siempre dan más de lo deben, por eso consiguen sus objetivos, además de que son personas con mística, porque siempre buscan alcanzar sus metas, dar lo mejor de cada uno bajo la cultura del respeto y de la educación.

Hay otro proverbio japonés que dice なせばなる esto se lee como “naseba Naru” que significa “si lo haces, será” “si lo intentas, lo lograras”en Guatemala debemos aferrarnos a ese proverbio y hacer lo que necesitamos hacer para recuperar nuestra sociedad: dejar de lamentarnos sin siquiera intentarlo, es decir, debemos luchar hasta lograr que nuestra bella Guatemala brille como el sol que es.

La historia de Japón es de éxito, y debe inspirar a otros países a descubrir que en el mundo existe un país que, para muchos es desconocido, pero donde se puede encontrar la riqueza cultural, historia y conciencia, la actitud y liderazgo. Ojalá todos pudieran visitar el Japón, pues como dicen, hay que verlo para creerlo, y para inspirarse y buscar cosas buenas, es por eso que todos están invitados a descubrir ese maravilloso país que es un mundo de lecciones para la humanidad.

En lo personal el Japón me enseñó que la educación genera obediencia, además de tener conciencia de mi entorno, así como a buscar, procurar y mantener siempre una actitud positiva, pero sobre todo, a buscar el liderazgo en los demás, como en uno mismo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Las enseñanzas del Japón

Jorge Alvarado
13 de octubre, 2017

Yo no puedo hablar sobre cómo son los japoneses, pero voy a contarles cómo viven. Hay un proverbio japonés que dice初心忘るべからず esto se lee como “Shoshinwasurubekarazu” que significa más o menos “espíritu de principiante” o “la humildad es lo primero”, esta palabra resume la esencia de la sociedad japonesa en su máximo esplendor. Ellos son personas humildes, en Guatemala necesitamos regresar a nuestros principios básicos y recuperar la confianza en nosotros mismos como sociedad, no resignarnos a no poder caminar con tranquilidad por la calle, a tener temor de la delincuencia y de renunciar a estar sometidos por el pánico y la zozobra de un país en el que los valores se perdieron.

Cuando te das cuenta lo que aquí se ha perdido, ves que el valor de la vida es el equivalente a un celular, es un momento en el que de verdad nos tenemos que preocupar. Japón es el país más honrado del mundo, debido a un proceso de educación formativa. Se rigen bajo el principio de que si te encuentras algo en la calle y no es tuyo, entonces es de alguien más, en consecuencia ahí empieza una misión que no se trata de no tomar lo que no le pertenece, sino la preocupación por encontrar a su dueño, en la medida de la posibilidad.

Debo ser honesto y es que estoy enamorado del Japón, sobre todo porque me enseñó a amar desde las entrañas a Guatemala. Japón me enseñó que otra Guatemala es posible, que otra sociedad es posible, sí y solo sí, dejamos de tener una educación instructiva y pasamos a tener una educación formativa, rica en valores. En Japón pude observar de primera mano lo que significa la cultura del respeto y los valores.

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Lo que mis ojos pudieron ver es una historia llena de éxito, y aunque tienen muchos problemas de diferente índole, jamás se compararán con los nuestros, no cuando tienes valores, convicciones y una sociedad que está preparada para afrontar los desafíos luchando. Hablar de Japón es decir educación formativa, de personas muy trabajadoras, de gente en su gran mayoría correcta, ordenada y disciplinada, simplemente porque esta se ha convertido en la forma de vida. Muchas personas decían, –Si un japonés te da su palabra, será inquebrantable, porque fue educado para vivir por convicciones y no por decisiones.

Una diferencia entre Japón y Guatemala es que ellos están pensando cómo resolver los problemas de los próximos 25 y 50 años, mientras en Guatemala seguimos tratando todavía de resolver los últimos 50 años. Japón es la sociedad de los valores, son personas realmente generosas que transmiten la bondad de un pueblo que respeta al prójimo y que valora a sus niños y que cuida los espacios públicos porque todos comprenden que son ese punto de convergencia que todos tienen que cuidar.
Hablar de Japón describir un país que tiene mucho que ofrecerle al mundo, pero en efectos de comunicación, podemos identificar 3 grandes claves del desarrollo japonés.

El primero tiene que ver con la conciencia, es increíble pero todos los japoneses tienen plena conciencia que deben cuidarse entre ellos, porque se necesitan mutuamente. A algunos les podría extrañar, cuando visitan Japón por primera vez, ver a algunos utilizando mascarillas quirúrgicas. La razón no tiene que ver con los ninjas, sino con la salud, pues cuando un japonés se siente enfermo, es decir con gripe o algún malestar simple, utilizan la mascarilla para evitar contagiar a los demás y no permitir que los virus queden a la deriva en el ambiente. Esto nos habla de una plena conciencia dirigida al entorno. Este es tan solo un ejemplo para examinar la conciencia.

El segundo tiene que ver con la actitud, porque los japoneses siempre tiene una buena actitud para los diferentes desafíos y vicisitudes de la vida, son personas positivas, y demuestran que la mejor forma de decir es haciendo. La actitud es un factor que les permite emprender con éxito la toma de decisiones para el presente y para el futuro. En su ADN ya está que la actitud se convierte en hábito, y ese hábito en disciplina que se forja con espíritu de lucha, constancia y resistencia.

En resumen puedo decir que todo lo que hace un japonés, lo hace bien porque nunca hace nada por salir del paso, lo hace con mística. La actitud positiva de los japoneses es contagiosa y lejos de lo que muchos piensan, son las personas más pacíficas del mundo y buscan racionalizar todos los problemas con argumentos.

El tercero tiene que ver con la educación, en Japón no es instructiva, sino formativa. Desde niño te forman para ser un buen ciudadano, responsable con el entorno y con el ambiente. A temprana edad, los japoneses se encargan del aseo de su escuela, pues no hay quién haga la limpieza, y de nuevo esto nos lleva a la conciencia, llegan a entender lo importante de la limpieza. Un ejemplo de esto es que muchos ciudadanos dedican por lo menos 3 horas a la semana a recoger la basura de las calles cerca de sus barrios, porque es un compromiso moral. Japón es un líder de la industria automotriz, cuando paradójicamente no produce una gota de petróleo, tiene uno de los índices de criminalidad más bajos, al igual que de longevidad y de educación más altos del mundo.

Las enseñanzas del Japón para el mundo es que los ciudadanos que cumplen con sus obligaciones y siempre dan más de lo que deben, convierten su vida en un paraíso, mientras que las personas que solo piden y siempre exigen, convierten su vida en un infierno. Como diría Kasuga, si quieres riqueza para diez años, entonces siembra árboles frutales, pero si quieres riqueza para toda la vida, entonces siembra educación.

Solo puedo decir que la sociedad y los ciudadanos japoneses son extraordinarios y esa diferencia se encuentra en una palabra “extra”, siempre dan más de lo deben, por eso consiguen sus objetivos, además de que son personas con mística, porque siempre buscan alcanzar sus metas, dar lo mejor de cada uno bajo la cultura del respeto y de la educación.

Hay otro proverbio japonés que dice なせばなる esto se lee como “naseba Naru” que significa “si lo haces, será” “si lo intentas, lo lograras”en Guatemala debemos aferrarnos a ese proverbio y hacer lo que necesitamos hacer para recuperar nuestra sociedad: dejar de lamentarnos sin siquiera intentarlo, es decir, debemos luchar hasta lograr que nuestra bella Guatemala brille como el sol que es.

La historia de Japón es de éxito, y debe inspirar a otros países a descubrir que en el mundo existe un país que, para muchos es desconocido, pero donde se puede encontrar la riqueza cultural, historia y conciencia, la actitud y liderazgo. Ojalá todos pudieran visitar el Japón, pues como dicen, hay que verlo para creerlo, y para inspirarse y buscar cosas buenas, es por eso que todos están invitados a descubrir ese maravilloso país que es un mundo de lecciones para la humanidad.

En lo personal el Japón me enseñó que la educación genera obediencia, además de tener conciencia de mi entorno, así como a buscar, procurar y mantener siempre una actitud positiva, pero sobre todo, a buscar el liderazgo en los demás, como en uno mismo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo