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Que reciban todo lo que merecen

Redacción
14 de octubre, 2017

El 12 de diciembre del 2011 quedó instaurado el día de la niña, celebrado cada 11 de octubre para empezar a realizar un cambio en las grandes diferencias que hay entre un género y otro. Diferencia que lamentablemente, existe desde la niñez.

Las niñas en nuestro país son todo, excepto niñas. Según datos brindados por la PDH el año pasado se reportaron más de 1,000 peritajes por violencia sexual en niñas de entre 7 y 12 años. Y si a eso le sumamos la cantidad de niñas que a consecuencia de esos ultrajes terminan en estado de gestación, comprendemos que ser niña en Guatemala es todo un reto.

Cuando una niña consigue llegar a la escuela difícilmente supera los grados básicos, pues es el momento de “ocuparse en otras cosas”. Se negocia con la vida y el futuro de las niñas como si ellas fueran objetos y no tuvieran también sueños y todas las ganas y capacidad de hacer de su destino uno exitoso, sea lo que sea que ellas decidan.

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Aprendí hace poco, que de eso va el feminismo, de ser libre de elegir lo que uno quiera, ser mamá, doctora, profesora, tendedera o escritora; pero tener la oportunidad de decidir que es lo que cada una quiere, aunque sea solo por ahora o para siempre.

Al hablar de niñas es inevitable pensar en lo ocurrido el 8 de marzo de este año. 41 niñas que perdieron la vida, porque su único delito fue ser niñas. Unas que soñaban con ser maestras otras que ni siquiera tuvieron el tiempo suficiente para detenerse a pensar los sueños que querían cumplir.

Y es este tan solo un reflejo de la manera y de la importancia que se le da a la protección de la niñez en general. Y hay que recordar que las niñas nacemos siempre en desventaja. Y en una gran desventaja porque tenemos más probabilidad de sufrir todo lo malo y menos de llegar a alcanzar cualquiera de nuestros derechos.

Que las niñas puedan desarrollarse dignamente es una de las metas más grandes dentro de nuestra sociedad, pero además de dignas, que puedan vivir felices. Que sean niñas y decidan si quieren ser abogas, futbolistas o mamás. Que tengan un futuro más allá de la esperanza de ser elegida “por el mejor partido”. Que a su edad sus preocupaciones sean de acorde a su edad, que sus dificultades sean tan pequeñas como ellas y que la todos trabajemos de a pocos para lograr que crezcan seguras. Y sobre todo con las mismas oportunidades de proponerse y alcanzar sus metas.

De nada sirven los “avances” tecnológicos, económicos o sociales, si aún no sabemos garantizar la felicidad de las más vulnerables. Es el momento justo de que las niñas de nuestro país y de todo el mundo reciban solo lo que se merecen y nada menos que eso.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Que reciban todo lo que merecen

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14 de octubre, 2017

El 12 de diciembre del 2011 quedó instaurado el día de la niña, celebrado cada 11 de octubre para empezar a realizar un cambio en las grandes diferencias que hay entre un género y otro. Diferencia que lamentablemente, existe desde la niñez.

Las niñas en nuestro país son todo, excepto niñas. Según datos brindados por la PDH el año pasado se reportaron más de 1,000 peritajes por violencia sexual en niñas de entre 7 y 12 años. Y si a eso le sumamos la cantidad de niñas que a consecuencia de esos ultrajes terminan en estado de gestación, comprendemos que ser niña en Guatemala es todo un reto.

Cuando una niña consigue llegar a la escuela difícilmente supera los grados básicos, pues es el momento de “ocuparse en otras cosas”. Se negocia con la vida y el futuro de las niñas como si ellas fueran objetos y no tuvieran también sueños y todas las ganas y capacidad de hacer de su destino uno exitoso, sea lo que sea que ellas decidan.

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Al hablar de niñas es inevitable pensar en lo ocurrido el 8 de marzo de este año. 41 niñas que perdieron la vida, porque su único delito fue ser niñas. Unas que soñaban con ser maestras otras que ni siquiera tuvieron el tiempo suficiente para detenerse a pensar los sueños que querían cumplir.

Y es este tan solo un reflejo de la manera y de la importancia que se le da a la protección de la niñez en general. Y hay que recordar que las niñas nacemos siempre en desventaja. Y en una gran desventaja porque tenemos más probabilidad de sufrir todo lo malo y menos de llegar a alcanzar cualquiera de nuestros derechos.

Que las niñas puedan desarrollarse dignamente es una de las metas más grandes dentro de nuestra sociedad, pero además de dignas, que puedan vivir felices. Que sean niñas y decidan si quieren ser abogas, futbolistas o mamás. Que tengan un futuro más allá de la esperanza de ser elegida “por el mejor partido”. Que a su edad sus preocupaciones sean de acorde a su edad, que sus dificultades sean tan pequeñas como ellas y que la todos trabajemos de a pocos para lograr que crezcan seguras. Y sobre todo con las mismas oportunidades de proponerse y alcanzar sus metas.

De nada sirven los “avances” tecnológicos, económicos o sociales, si aún no sabemos garantizar la felicidad de las más vulnerables. Es el momento justo de que las niñas de nuestro país y de todo el mundo reciban solo lo que se merecen y nada menos que eso.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo