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BUSTROFEDON

Redacción
25 de octubre, 2017

No es el nombre de ningún animal ciclópeo de la mitología clásica ni tampoco el de alguna medicina de laboratorio, de esas que solemos encontrar en las farmacias. Me refiero con el título a uno de los aspectos que durante el proceso de desciframiento de los jeroglíficos egipcios les complicó la tarea a los investigadores del siglo XIX. Bustrofedón es el método de escribir en una dirección y luego a continuación escribir al revés, es decir, en orden inverso. De esa manera, las figuras jeroglíficas debían ser leídas primero de izquierda a derecha y en siguiente renglón de derecha a izquierda. Sin el correcto entendimiento de este método, no hubiera sido posible descifrar algunos textos escritos en esa forma.

Haciendo analogía con lo que nos ocurre en el país podríamos afirmar, a manera de alegoría, que aquí suelen hacerse lecturas políticas con “bustrofedón”, es decir leyendo al revés las cosas que pasan. A nadie escapa por ejemplo que las calificadoras de riesgo han bajado a Guatemala en la escala de su medición. Rápido algunos analistas se apresuran a hacer calzar sus visiones ideológicas con este evento, pretendiendo probar que dicha baja se debe imputar, por ejemplo, ¡a los empresarios o al modelo económico!. Esto solo puede ser una lectura hecha en dirección contraria a lo que el mensaje nos indica: que más bien son los empresarios los que han medido la incertidumbre del ambiente y que ello lleva precisamente a reflejar la vulnerabilidad para las inversiones en el mediano plazo.

Hay que decir, poniendo otro ejemplo de nuestra coyuntura, que quienes piensan que el conflicto -que ha llegado a ribetes personales entre la máxima autoridad de nuestro país y el responsable de la comisión contra la impunidad- se terminará resolviendo como por arte de magia una vez alguno de los contendientes desaparezca del escenario, parecería ser también una lectura hecha con bustrofedón. Pensar así solo ofrece un paliativo imaginario a quien así lo cree, y deja de lado las implicaciones mucho más profundas que están detrás de lo que conlleva un pretendido cambio de gobierno o de dirección en un proyecto internacional del cual están detrás poderosos jugadores.

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En tiempos de alta volatilidad o de incertidumbre, las lecturas políticas rápidas o interesadas pueden multiplicarse, tratando de ofrecer algo de explicación a procesos que muchas veces son producto del azar, otros que simplemente han arrancado sin ninguna estrategia ni objetivo final claramente pensado y unos últimos cuyas causas son más que evidentes. En estos casos, se debe tener el especial cuidado de separar el grano de la mostaza. Las lecturas hechas en bustrofedón se hacen siempre evidentes porque buscan explicar cualquier fenómeno a partir de la creencia rígida del analista. Algo como el zapato de la cenicienta en el pie de sus hermanas, es decir, que debe calzar a toda fuerza. Afortunadamente esto se deja ver muy fácilmente.

Siempre he sostenido que aquellos analistas que vale la pena detenerse a escuchar, son aquellos que nos ofrecen perspectivas nuevas, que son capaces de sorprendernos y que hacen una sana autocrítica a su manera pensar. Ellos saben que el bustrofedón de algunos análisis solo puede correr en contra de su propia credibilidad. Y por ello dejan ideología y prejuicio fuera de sus consideraciones. Saber ubicar y diferenciar aquellos de éstos, es la fascinante tarea de los ciudadanos que cotidianamente ven, leen y escuchan las discusiones de la opinión pública nacional.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

BUSTROFEDON

Redacción
25 de octubre, 2017

No es el nombre de ningún animal ciclópeo de la mitología clásica ni tampoco el de alguna medicina de laboratorio, de esas que solemos encontrar en las farmacias. Me refiero con el título a uno de los aspectos que durante el proceso de desciframiento de los jeroglíficos egipcios les complicó la tarea a los investigadores del siglo XIX. Bustrofedón es el método de escribir en una dirección y luego a continuación escribir al revés, es decir, en orden inverso. De esa manera, las figuras jeroglíficas debían ser leídas primero de izquierda a derecha y en siguiente renglón de derecha a izquierda. Sin el correcto entendimiento de este método, no hubiera sido posible descifrar algunos textos escritos en esa forma.

Haciendo analogía con lo que nos ocurre en el país podríamos afirmar, a manera de alegoría, que aquí suelen hacerse lecturas políticas con “bustrofedón”, es decir leyendo al revés las cosas que pasan. A nadie escapa por ejemplo que las calificadoras de riesgo han bajado a Guatemala en la escala de su medición. Rápido algunos analistas se apresuran a hacer calzar sus visiones ideológicas con este evento, pretendiendo probar que dicha baja se debe imputar, por ejemplo, ¡a los empresarios o al modelo económico!. Esto solo puede ser una lectura hecha en dirección contraria a lo que el mensaje nos indica: que más bien son los empresarios los que han medido la incertidumbre del ambiente y que ello lleva precisamente a reflejar la vulnerabilidad para las inversiones en el mediano plazo.

Hay que decir, poniendo otro ejemplo de nuestra coyuntura, que quienes piensan que el conflicto -que ha llegado a ribetes personales entre la máxima autoridad de nuestro país y el responsable de la comisión contra la impunidad- se terminará resolviendo como por arte de magia una vez alguno de los contendientes desaparezca del escenario, parecería ser también una lectura hecha con bustrofedón. Pensar así solo ofrece un paliativo imaginario a quien así lo cree, y deja de lado las implicaciones mucho más profundas que están detrás de lo que conlleva un pretendido cambio de gobierno o de dirección en un proyecto internacional del cual están detrás poderosos jugadores.

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En tiempos de alta volatilidad o de incertidumbre, las lecturas políticas rápidas o interesadas pueden multiplicarse, tratando de ofrecer algo de explicación a procesos que muchas veces son producto del azar, otros que simplemente han arrancado sin ninguna estrategia ni objetivo final claramente pensado y unos últimos cuyas causas son más que evidentes. En estos casos, se debe tener el especial cuidado de separar el grano de la mostaza. Las lecturas hechas en bustrofedón se hacen siempre evidentes porque buscan explicar cualquier fenómeno a partir de la creencia rígida del analista. Algo como el zapato de la cenicienta en el pie de sus hermanas, es decir, que debe calzar a toda fuerza. Afortunadamente esto se deja ver muy fácilmente.

Siempre he sostenido que aquellos analistas que vale la pena detenerse a escuchar, son aquellos que nos ofrecen perspectivas nuevas, que son capaces de sorprendernos y que hacen una sana autocrítica a su manera pensar. Ellos saben que el bustrofedón de algunos análisis solo puede correr en contra de su propia credibilidad. Y por ello dejan ideología y prejuicio fuera de sus consideraciones. Saber ubicar y diferenciar aquellos de éstos, es la fascinante tarea de los ciudadanos que cotidianamente ven, leen y escuchan las discusiones de la opinión pública nacional.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo