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LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, 3ra Parte

Warren Orbaugh
25 de octubre, 2017

En mis dos artículos anteriores propuse que si vamos a iniciar un diálogo nacional para construir la república, convendría partir de aquellos principios en los que todos estemos de acuerdo para luego discutir las distintas interpretaciones y formas de implementarlos. Afirmé que suponía que estamos de acuerdo en los principios republicanos declarados por los revolucionarios de la Ilustración: Libertad, igualdad y fraternidad. Ya diserté sobre la libertad y sobre la igualdad. Sobre la libertad dije que es la capacidad de actuar en búsqueda de la propia idea de la buena vida sin estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro, al estar protegido por leyes que salvaguardan su autonomía con un gobierno capaz de imponerlas. Y, que es muy difícil ejercer plenamente la libertad sin un sistema efectivo de justicia que proteja los derechos de todos por igual.

La igualdad se refiere este principio efectivo de justicia donde la determinación de las condiciones en que todo individuo debe actuar sea las mismas normas para todos y cada uno. Este principio se opone a todo privilegio sancionado por ley y a cualquier iniciativa gubernamental que conceda ventajas especiales a algunos sin ofrecerlas a todos. La ley debe ser justa y legítima, es decir, debe ser aquella norma que un grupo mayoritario compele a un grupo minoritario a obedecer y que este grupo mayoritario está dispuesto a obligarse a obedecer también. Es la igualdad hecha legal. La justicia exige pues, la igual dignidad de todas las personas, lo que implica que cada persona merece, como principio básico, ser tratada con igual consideración y respeto.

Veamos ahora la fraternidad.

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FRATERNIDAD

La fraternidad es la amistad cívica, la unión y buena correspondencia entre ciudadanos, la convivencia en concordia. Los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad de acción, a la libertad de pensamiento y de expresión y sobre todo, a la propiedad de cada quien.

La amistad por utilidad se da entre opuestos, pues lo opuesto es amigo de lo opuesto en cuanto útil, pues lo semejante es inútil para sí mismo. Por eso un vendedor precisa de un comprador y el comprador del vendedor; un empleado de un empleador y el empleador de un empleado; una mujer y un varón se precisan mutuamente; y lo opuesto es placentero y apetecible en cuanto útil y no en cuanto en el fin, sino que en tanto que es con vistas al fin. Pero la amistad de lo opuesto es también, de alguna manera, de lo bueno, pues se desean unos a otros gracias a los bienes intercambiados. Además la amistad de lo opuesto es accidental, pues los opuestos no se desean unos a otros, sino a lo intercambiado. Por tanto son amigas por accidente las cosas opuestas, y en virtud de lo bueno.

En suma, la concordia es una amistad cívica o política.

La Constitución Política de la República de Guatemala, que admite como legítima y auténtica la igualdad de los Derechos Humanos en su Artículo 4°, nos pide la conducta fraternal:
“Artículo 4°.- Libertad e igualdad. En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades. Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad. Los seres humanos deben guardar conducta fraternal entre sí.”

La conducta fraternal exige tratar a las personas con dignidad y respeto. Exige la tolerancia de la manera de ser, de pensar y de actuar de los demás, siempre y cuando dicho comportamiento no sea nocivo para uno o terceros. Es respetar la libertad de acción de los demás. Lo que se tolera es a la persona y su libertad de pensamiento y de expresar sus ideas, mas no necesariamente sus ideas mismas, las que pueden denunciarse por considerarse equivocadas y nocivas. La tolerancia es un asunto de justicia y equidad, pues no se condena a otro sólo en base a sus ideas. En tanto virtud es un medio para conseguir valores que beneficien la vida del individuo, y como tal provee las condiciones necesarias para la discusión y debate entre individuos racionales. La discusión y el debate son valiosos como medios para expandir el conocimiento y para descubrir verdades. La diversidad de opiniones son valiosas porque cuestionan la parcialidad de una sola perspectiva sobre el mundo, y porque no se puede comprender realmente el fundamento de la visión propia, sin escuchar los argumentos de visiones opuestas. Una sociedad fraternal y por tanto, tolerante, reconoce que el conocimiento está disperso y permite la libre expresión de diversidad de visiones del mundo y por lo tanto la interacción pacífica de los individuos que la componen. Así mismo es una sociedad que valora y practica la discusión abierta de ideas.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 27 de agosto de 1789 lo reconoce y proclama:
“Artículo 10. A nadie se debe molestar por sus opiniones, aún religiosas, en tanto su manifestación no disturbe el orden público establecido por la ley.”

La conducta fraternal es el hábito de tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Es el medio para fomentar y cultivar relaciones de intercambio voluntario y cooperación del que las partes involucradas derivan beneficio mutuo, y el intercambio es el medio para obtener aquellos valores como bienes y servicios, conocimiento, amistad, romance y similares. Es tratar a los demás como potenciales socios de intercambios, reconociendo en ellos su independencia e individualidad, y la armonía entre sus intereses y el propio. La conducta fraternal fomenta la búsqueda de los valores derivados de la vida con otras personas en sociedad. Fomenta la cooperación social. La actitud civil del ciudadano fraternal hacia los otros, al tratarlos con respeto y dignidad, muestra el reconocerlos y tratarlos como seres humanos, como individuos, como personas independientes, así como su intención de resolver conflictos pacíficamente. Es reconocer la armonía de intereses, que consiste en beneficiarse mutuamente por el intercambio de valores. Cada intercambio comercial ilustra la armonía general de intereses que posibilita la adopción del principio de intercambio como regla general para la relación con otros. Pero sólo existe armonía de intereses en tanto las partes acepten el principio de intercambio como regla de conducta. No existe armonía de intereses entre un comerciante y un ladrón. La fraternidad es expresión del compromiso con el principio del negociante.

La fraternidad exige pues, el respeto al proyecto de vida del otro, respeto a vivir su vida según le aconseje su mejor juicio y por tanto, la igualdad de todos ante la ley legítima.

El gobierno se establece para proteger los derechos individuales de los ciudadanos y por tanto, debe respetar la libertad de cada persona a determinar su propio proyecto de vida y al igual que la justicia y la igualdad, se basa en la igual dignidad de las personas. La fraternidad llama a igual conducta entre ciudadanos y se basa también en la igual dignidad de los individuos.

En términos generales, es difícil ejercer uno su libertad plena sin un sistema efectivo de justicia que proteja los derechos de cada uno por igual y sin una conducta fraternal de respeto mutuo entre ciudadanos. La justicia por si sola carece de significado sin la equidad, o sin la libertad para ejercerla. Así mismo, la igualdad es un concepto vacío si no se pone en práctica por medio de un sistema de justicia que garantice la libertad para vivir uno su proyecto de vida. Estas ideas se dan apoyo entre sí y cobran realidad por medio de la recta conducta amparada por la ley legítima. Como guatemaltecos podemos diferir en lo que debiera y en como lo debiera hacer esta nación, pero no debemos olvidar que estamos del mismo lado –el lado de la libertad, igualdad y fraternidad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, 3ra Parte

Warren Orbaugh
25 de octubre, 2017

En mis dos artículos anteriores propuse que si vamos a iniciar un diálogo nacional para construir la república, convendría partir de aquellos principios en los que todos estemos de acuerdo para luego discutir las distintas interpretaciones y formas de implementarlos. Afirmé que suponía que estamos de acuerdo en los principios republicanos declarados por los revolucionarios de la Ilustración: Libertad, igualdad y fraternidad. Ya diserté sobre la libertad y sobre la igualdad. Sobre la libertad dije que es la capacidad de actuar en búsqueda de la propia idea de la buena vida sin estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro, al estar protegido por leyes que salvaguardan su autonomía con un gobierno capaz de imponerlas. Y, que es muy difícil ejercer plenamente la libertad sin un sistema efectivo de justicia que proteja los derechos de todos por igual.

La igualdad se refiere este principio efectivo de justicia donde la determinación de las condiciones en que todo individuo debe actuar sea las mismas normas para todos y cada uno. Este principio se opone a todo privilegio sancionado por ley y a cualquier iniciativa gubernamental que conceda ventajas especiales a algunos sin ofrecerlas a todos. La ley debe ser justa y legítima, es decir, debe ser aquella norma que un grupo mayoritario compele a un grupo minoritario a obedecer y que este grupo mayoritario está dispuesto a obligarse a obedecer también. Es la igualdad hecha legal. La justicia exige pues, la igual dignidad de todas las personas, lo que implica que cada persona merece, como principio básico, ser tratada con igual consideración y respeto.

Veamos ahora la fraternidad.

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FRATERNIDAD

La fraternidad es la amistad cívica, la unión y buena correspondencia entre ciudadanos, la convivencia en concordia. Los amigos concuerdan y los que concuerdan son amigos. Pero la concordia amistosa no lo es en relación a todas las cosas, sino que en relación a las realizables para la convivencia. Hay concordia pues, cuando existe la misma elección acerca de las normas de conducta que permiten a cada uno alcanzar sus propios fines; es decir, cuando concuerdan que la mejor manera de que cada quien florezca es por medio de la amistad por utilidad, y que esta exige el respeto mutuo a la vida, libertad de acción, a la libertad de pensamiento y de expresión y sobre todo, a la propiedad de cada quien.

La amistad por utilidad se da entre opuestos, pues lo opuesto es amigo de lo opuesto en cuanto útil, pues lo semejante es inútil para sí mismo. Por eso un vendedor precisa de un comprador y el comprador del vendedor; un empleado de un empleador y el empleador de un empleado; una mujer y un varón se precisan mutuamente; y lo opuesto es placentero y apetecible en cuanto útil y no en cuanto en el fin, sino que en tanto que es con vistas al fin. Pero la amistad de lo opuesto es también, de alguna manera, de lo bueno, pues se desean unos a otros gracias a los bienes intercambiados. Además la amistad de lo opuesto es accidental, pues los opuestos no se desean unos a otros, sino a lo intercambiado. Por tanto son amigas por accidente las cosas opuestas, y en virtud de lo bueno.

En suma, la concordia es una amistad cívica o política.

La Constitución Política de la República de Guatemala, que admite como legítima y auténtica la igualdad de los Derechos Humanos en su Artículo 4°, nos pide la conducta fraternal:
“Artículo 4°.- Libertad e igualdad. En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades. Ninguna persona puede ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad. Los seres humanos deben guardar conducta fraternal entre sí.”

La conducta fraternal exige tratar a las personas con dignidad y respeto. Exige la tolerancia de la manera de ser, de pensar y de actuar de los demás, siempre y cuando dicho comportamiento no sea nocivo para uno o terceros. Es respetar la libertad de acción de los demás. Lo que se tolera es a la persona y su libertad de pensamiento y de expresar sus ideas, mas no necesariamente sus ideas mismas, las que pueden denunciarse por considerarse equivocadas y nocivas. La tolerancia es un asunto de justicia y equidad, pues no se condena a otro sólo en base a sus ideas. En tanto virtud es un medio para conseguir valores que beneficien la vida del individuo, y como tal provee las condiciones necesarias para la discusión y debate entre individuos racionales. La discusión y el debate son valiosos como medios para expandir el conocimiento y para descubrir verdades. La diversidad de opiniones son valiosas porque cuestionan la parcialidad de una sola perspectiva sobre el mundo, y porque no se puede comprender realmente el fundamento de la visión propia, sin escuchar los argumentos de visiones opuestas. Una sociedad fraternal y por tanto, tolerante, reconoce que el conocimiento está disperso y permite la libre expresión de diversidad de visiones del mundo y por lo tanto la interacción pacífica de los individuos que la componen. Así mismo es una sociedad que valora y practica la discusión abierta de ideas.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 27 de agosto de 1789 lo reconoce y proclama:
“Artículo 10. A nadie se debe molestar por sus opiniones, aún religiosas, en tanto su manifestación no disturbe el orden público establecido por la ley.”

La conducta fraternal es el hábito de tener buena voluntad hacia los demás y respetarlos. Es el medio para fomentar y cultivar relaciones de intercambio voluntario y cooperación del que las partes involucradas derivan beneficio mutuo, y el intercambio es el medio para obtener aquellos valores como bienes y servicios, conocimiento, amistad, romance y similares. Es tratar a los demás como potenciales socios de intercambios, reconociendo en ellos su independencia e individualidad, y la armonía entre sus intereses y el propio. La conducta fraternal fomenta la búsqueda de los valores derivados de la vida con otras personas en sociedad. Fomenta la cooperación social. La actitud civil del ciudadano fraternal hacia los otros, al tratarlos con respeto y dignidad, muestra el reconocerlos y tratarlos como seres humanos, como individuos, como personas independientes, así como su intención de resolver conflictos pacíficamente. Es reconocer la armonía de intereses, que consiste en beneficiarse mutuamente por el intercambio de valores. Cada intercambio comercial ilustra la armonía general de intereses que posibilita la adopción del principio de intercambio como regla general para la relación con otros. Pero sólo existe armonía de intereses en tanto las partes acepten el principio de intercambio como regla de conducta. No existe armonía de intereses entre un comerciante y un ladrón. La fraternidad es expresión del compromiso con el principio del negociante.

La fraternidad exige pues, el respeto al proyecto de vida del otro, respeto a vivir su vida según le aconseje su mejor juicio y por tanto, la igualdad de todos ante la ley legítima.

El gobierno se establece para proteger los derechos individuales de los ciudadanos y por tanto, debe respetar la libertad de cada persona a determinar su propio proyecto de vida y al igual que la justicia y la igualdad, se basa en la igual dignidad de las personas. La fraternidad llama a igual conducta entre ciudadanos y se basa también en la igual dignidad de los individuos.

En términos generales, es difícil ejercer uno su libertad plena sin un sistema efectivo de justicia que proteja los derechos de cada uno por igual y sin una conducta fraternal de respeto mutuo entre ciudadanos. La justicia por si sola carece de significado sin la equidad, o sin la libertad para ejercerla. Así mismo, la igualdad es un concepto vacío si no se pone en práctica por medio de un sistema de justicia que garantice la libertad para vivir uno su proyecto de vida. Estas ideas se dan apoyo entre sí y cobran realidad por medio de la recta conducta amparada por la ley legítima. Como guatemaltecos podemos diferir en lo que debiera y en como lo debiera hacer esta nación, pero no debemos olvidar que estamos del mismo lado –el lado de la libertad, igualdad y fraternidad.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo