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Cinco pecados plus size: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa

Redacción República
29 de octubre, 2017

Curvas con estilo es el blog de moda de Priscilla León y República lo publica los domingos

Si algo me ha enseñado la moda es que TODOS pecamos. Digo, si hasta las estrellas más brillantes del firmamento hollywoodense cometen unos faux pas dignos de Fashion Police, ¿qué se puede esperar de nosotros, simples mortales?

De comprar tacones que no son de tu talla a ponerte todas las joyas de la familia para ir a una fiesta, los pecados abundan en la viña del señor.

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En este campo de los deslices, obvio que las chicas plus size no salimos bien libradas. De hecho, según mi muy personal  punto de vista, solemos cometer muchos más. Y no, nuestra mayor falta no es llevar tendencias que claramente no están diseñadas para nosotras, nuestro mayor error es querer hacer como que nuestras curvas no existen.

Hoy les presento mi pequeña lista de pecados (cometidos durante la adolescencia y época universitaria) y de los que Dior sabe que me arrepiento.

Perdón por haber usado ropa de maternidad. Fotos Mariano Macz.

Usar jeans de cintura baja

El mundo debería culpar a Britney Spears y videos como I’m a slave for you, porque hubo una época en la que las tiendas solo ofrecían jeans y pantalones de cintura baja. Entonces, cantaba el aleluya cuando uno me cerraba y creía que con eso era suficiente.

¡Pecado! esos jeans son terribles, no le hacen justicia a ninguna figura (por más vientre plano que tengas) y hasta se ven algo vulgares. Peor, si eres plus size todo lo que te aprietas no va a desaparecer mágicamente, así que espera más llantas.

Vestir ropa demasiado holgada

Después del episodio de los jeans salchicha, pensé que la solución era la ropa suelta. Y bueno, si encontraba una o dos tallas más que la mía ¡qué alegría! Pues bien queridas, esto también es pecado.

Lo único que hace la ropa floja es esconder “lo malo” y “lo bueno”. Con las prendas holgadas no hay posibilidad de nada, excepto que sean tan cómodas que solo ganes más peso y tampoco se trata de eso.

Esconderte debajo de unos pants

Una vez, cuando tenía como 12 años, creí que la mejor manera de esconder mi panza y mis caderas era con conjuntos de pants al más puro estilo Paris Hilton de principios de los 2000.

Obligué a mi mamá a comprarme como cuatro juegos y de hecho los llevé en Navidad y Nochevieja ¡Pecado! Para enero recuperé la cordura, pero creo que nunca he podido sacar esta tacha de mi conciencia. No se escondan, ni bajo los pants, ni bajo una bata, la línea entre la comodidad y la fodonguez es muy muy delgada.

Llevar ropa de maternidad

No fue a propósito. Fui a Megapaca y en la sección de vestidos encontré lo que parecía un magnifico mini vestido de cintura alta floreado, que iría muy bien con leggings. Lo compré sin probármelo (¡pecado!) ni revisarlo (¡doble pecado!) y al llegar a casa descubrí su etiqueta de “Maternity”.

Igual decidí ponérmelo (era muy cómodo) y pensé que nadie lo notaría. El problema fue cuando subí al bus y un par de personas le ofrecieron su lugar a “la señora” que no era otra que yo. Sí, es un poco feo explicar que lo que llevas en la tripa es producto de tu amor por los Big Mac y no de una noche de pasión con tu novio.

Comprar S y creer que algún día te quedará

En mi armario hay mini vestido negro muy infame: lo compré porque se le veía lindo al maniquí. Aunque el vestido me entra, tendría que perder unas 15 libras para que se viera bien, así que mi idea era someterme a una super dieta.

Pues bien, el vestido lleva guardado como cinco años. No cometan el mismo pecado que yo, si quieren adelgazar no lo hagan para que algo (alguien) te (se) quede. Comprar una prenda que no es de tu talla con la esperanza de que un día te entrará, es como estar con un hombre casado y esperar deje a su esposa por ti: las posibilidades son mínimas.

Vamos que mi absolución la veo lejana, pero al menos, espero haberlas orientado para no cometer los mismos pecados que yo. O al menos, espero haberles sacado unas risas.

Y con este look boho he venido a pedirte que perdón. Blusa de paisley y leggings marrón, ambos vintage de Megapaca. Botas de Aldo Nero. Fotos: Mariano Macz

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Perdón por haber usado ropa de maternidad. Fotos Mariano Macz.

Usar jeans de cintura baja

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Vestir ropa demasiado holgada

Después del episodio de los jeans salchicha, pensé que la solución era la ropa suelta. Y bueno, si encontraba una o dos tallas más que la mía ¡qué alegría! Pues bien queridas, esto también es pecado.

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Esconderte debajo de unos pants

Una vez, cuando tenía como 12 años, creí que la mejor manera de esconder mi panza y mis caderas era con conjuntos de pants al más puro estilo Paris Hilton de principios de los 2000.

Obligué a mi mamá a comprarme como cuatro juegos y de hecho los llevé en Navidad y Nochevieja ¡Pecado! Para enero recuperé la cordura, pero creo que nunca he podido sacar esta tacha de mi conciencia. No se escondan, ni bajo los pants, ni bajo una bata, la línea entre la comodidad y la fodonguez es muy muy delgada.

Llevar ropa de maternidad

No fue a propósito. Fui a Megapaca y en la sección de vestidos encontré lo que parecía un magnifico mini vestido de cintura alta floreado, que iría muy bien con leggings. Lo compré sin probármelo (¡pecado!) ni revisarlo (¡doble pecado!) y al llegar a casa descubrí su etiqueta de “Maternity”.

Igual decidí ponérmelo (era muy cómodo) y pensé que nadie lo notaría. El problema fue cuando subí al bus y un par de personas le ofrecieron su lugar a “la señora” que no era otra que yo. Sí, es un poco feo explicar que lo que llevas en la tripa es producto de tu amor por los Big Mac y no de una noche de pasión con tu novio.

Comprar S y creer que algún día te quedará

En mi armario hay mini vestido negro muy infame: lo compré porque se le veía lindo al maniquí. Aunque el vestido me entra, tendría que perder unas 15 libras para que se viera bien, así que mi idea era someterme a una super dieta.

Pues bien, el vestido lleva guardado como cinco años. No cometan el mismo pecado que yo, si quieren adelgazar no lo hagan para que algo (alguien) te (se) quede. Comprar una prenda que no es de tu talla con la esperanza de que un día te entrará, es como estar con un hombre casado y esperar deje a su esposa por ti: las posibilidades son mínimas.

Vamos que mi absolución la veo lejana, pero al menos, espero haberlas orientado para no cometer los mismos pecados que yo. O al menos, espero haberles sacado unas risas.

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