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Amor patrio

Betty Marroquin
30 de octubre, 2017

Cuando uno analiza países como México, Alemania, Francia, Argentina, es inevitable no notar el amor que sus ciudadanos le tienen a su país, a pesar de los pesares. Sus ciudadanos es más, cuasi encarnan el ego, con auto estimas que sobrepasan lo natural.

México, con todo y sus Zetas, sus varios carteles, sus retos de todo tipo, sigue siendo un país dónde los mexicanos podrán criticar a sus líderes o señalar lo que no les parece, internamente, pero Dios libre que alguien ose criticarlos. Defienden su bandera, la veneran, sus tradiciones y su cultura. No andan con resentimientos sociales, ni complejos de ningún tipo, y sobre todo, cuando hablan con alguien de fuera, no le permiten que les “puyen los ojos” así como así.

Los alemanes, que ni se diga. Con todo y su pasado complicado por ambas guerras mundiales y un Holocausto, ven hacia adelante y aman su país por lo que es: una nación con un potencial fenomenal de crecimiento, creatividad sin límites, disciplina, y tantas otras razones. Se enfocan en todo lo bueno, cuando hablan de su país, lo que no significa que internamente no laven sus trapos sucios en casa, y analicen lo que no funciona. Son pragmáticos, objetivos, realistas y lógicos.

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Francia, con todo y las barbaridades que cometió en Congo y tantos otros países conquistados en Africa, primero que nada no anda con que tiene que “resarcir” a los miles de abusados por sus tropas y sus burócratas, ni anda con complejos de ningún tipo. Nuevamente, lavan sus trapos sucios internamente, y no permiten a nadie que los señale, cuestione o critique.

Argentina, tanto que decir. No se avergüenzan de su período bajo Juan Manuel Rosas, ni bajo Perón, ni Menem, ni los pinguinos. Es más, los Argentinos sólo hablan del golpeador de mujeres, cocainómano, comunista de Maradona como si fuera un héroe. Se enfocan en el tango, en sus vinos, en tantas otras cosas hermosas de su país, y no andan hablando mal de su amada Argentina.

Y me pregunto, nosotros que somos un país con tanto potencial para ser grandes, con gente creativa, emprendedora, ¿porqué no podemos enfocarnos en todo lo bueno, unirnos y trabajar juntos? Poner nuestras diferencias en el contexto que debiéramos, discutirlas y hablarlas, pero no con el fin de destruir el país, de acabar con lo que se ha avanzado sino de expandir el desarrollo, entendiendo que no se genera riqueza repartiendo lo ajeno, sino más bien, dando la oportunidades a la gente.

El patriotismo si lo tuviéramos, quizás nos ayudaría a proceder mejor como ciudadanos. El entender que lo que hacemos tiene consecuencias, que contribuimos todos a que Guatemala vaya hacia adelante, o en retroceso, podría ser un freno o un aliciente para que nos comportemos en sociedad.

Si no respetamos nosotros mismos a Guatemala, no podemos esperar que extranjeros nos respeten. Si no amamos nuestro país, ¿qué hacemos aquí?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Amor patrio

Betty Marroquin
30 de octubre, 2017

Cuando uno analiza países como México, Alemania, Francia, Argentina, es inevitable no notar el amor que sus ciudadanos le tienen a su país, a pesar de los pesares. Sus ciudadanos es más, cuasi encarnan el ego, con auto estimas que sobrepasan lo natural.

México, con todo y sus Zetas, sus varios carteles, sus retos de todo tipo, sigue siendo un país dónde los mexicanos podrán criticar a sus líderes o señalar lo que no les parece, internamente, pero Dios libre que alguien ose criticarlos. Defienden su bandera, la veneran, sus tradiciones y su cultura. No andan con resentimientos sociales, ni complejos de ningún tipo, y sobre todo, cuando hablan con alguien de fuera, no le permiten que les “puyen los ojos” así como así.

Los alemanes, que ni se diga. Con todo y su pasado complicado por ambas guerras mundiales y un Holocausto, ven hacia adelante y aman su país por lo que es: una nación con un potencial fenomenal de crecimiento, creatividad sin límites, disciplina, y tantas otras razones. Se enfocan en todo lo bueno, cuando hablan de su país, lo que no significa que internamente no laven sus trapos sucios en casa, y analicen lo que no funciona. Son pragmáticos, objetivos, realistas y lógicos.

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Francia, con todo y las barbaridades que cometió en Congo y tantos otros países conquistados en Africa, primero que nada no anda con que tiene que “resarcir” a los miles de abusados por sus tropas y sus burócratas, ni anda con complejos de ningún tipo. Nuevamente, lavan sus trapos sucios internamente, y no permiten a nadie que los señale, cuestione o critique.

Argentina, tanto que decir. No se avergüenzan de su período bajo Juan Manuel Rosas, ni bajo Perón, ni Menem, ni los pinguinos. Es más, los Argentinos sólo hablan del golpeador de mujeres, cocainómano, comunista de Maradona como si fuera un héroe. Se enfocan en el tango, en sus vinos, en tantas otras cosas hermosas de su país, y no andan hablando mal de su amada Argentina.

Y me pregunto, nosotros que somos un país con tanto potencial para ser grandes, con gente creativa, emprendedora, ¿porqué no podemos enfocarnos en todo lo bueno, unirnos y trabajar juntos? Poner nuestras diferencias en el contexto que debiéramos, discutirlas y hablarlas, pero no con el fin de destruir el país, de acabar con lo que se ha avanzado sino de expandir el desarrollo, entendiendo que no se genera riqueza repartiendo lo ajeno, sino más bien, dando la oportunidades a la gente.

El patriotismo si lo tuviéramos, quizás nos ayudaría a proceder mejor como ciudadanos. El entender que lo que hacemos tiene consecuencias, que contribuimos todos a que Guatemala vaya hacia adelante, o en retroceso, podría ser un freno o un aliciente para que nos comportemos en sociedad.

Si no respetamos nosotros mismos a Guatemala, no podemos esperar que extranjeros nos respeten. Si no amamos nuestro país, ¿qué hacemos aquí?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo