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Números engañosos

Salvador Paiz
23 de noviembre, 2017

Mi abuelo decía “los número no mienten, pero engañan”. Hoy, al ver lo que pasó en el INE, entiendo a lo que él se refería. Le asignamos un grado de credibilidad a los números duros porque son estadísticas técnicas y nunca nos pasa por la mente que los números pudieron haber sido manoseados.

Como algunos de ustedes sabrán, hace unos días el INE, un ente responsable de mantener estadísticas fiables, publicó números engañosos. Hizo cambios en la canasta básica alimentaria (CBA) de nuestro país, vigente desde hace 22 años. Según la información oficial, el costo de la CBA en agosto de este año era de Q3 mil 475.28, Q836.72 más barata que la medición anterior. Esto dio la pauta para descubrir que la institución ha estado sobreestimando los precios de los alimentos, cuyo costo ha sido encarecido artificialmente en más del 200%.

El error radica en un factor de ajuste artificial y arbitrario a la fórmula que ellos utilizan para procesar la data, el cual se fue aplicando anualmente. ¿Cómo así? Bueno, imaginemos que tenemos gustos peculiares para mantener una temperatura más fría de lo usual dentro de nuestro carro. Para lograrlo, decidimos alterar manualmente el termostato interno, para hacerle creer que la temperatura es más alta de la temperatura real y cada día que pasa le sumamos un grado. Eso fue lo que venía haciendo el INE, según los datos disponibles, desde el 2011. Lo cual significa que hoy tenemos un carro con un aire acondicionado totalmente desbalanceado, que produce frío cuando la temperatura real ya es frígida.

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¿Por qué es importante que los números de la CBA sean incorrectos? porque sirven para tomar decisiones importantes. La CBA es determinante en el cálculo de la inflación nacional. Por consiguiente, una inflación artificialmente elevada deriva en una política monetaria altamente restrictiva y una tasa de interés aumentada. Estos números engañosos han encarecido nuestros costos del día a día y, sin duda, han producido decisiones que reducen la tasa de crecimiento macroeconómico. Indirectamente, influyen en variables como el costo de los préstamos, el tipo de cambio y el crecimiento real del PIB. En resumen, si la CBA está mal, los demás cálculos tienen errores.

Según la ley orgánica del INE, esta institución debe actuar como “el órgano central de información y de distribución de datos estadísticos oficiales” y “promover y supervisar la aplicación uniforme de métodos, procedimientos, definiciones, clasificaciones y normas técnicas”. Por lo tanto, el INE debe ser una entidad 100% técnica, confiable y transparente “para facilitar la correcta toma de decisiones”. Las instituciones que tienen a su cargo las estadísticas nacionales no deben,  bajo ningún motivo, sesgar su actuar por razones políticas o partidistas. Le corresponde a los funcionarios públicos tomar decisiones basados en números. Pero cuando los políticos se meten a “trastear” los números, las consecuencias son desastrosas para todo el sistema, como lo que ha sucedido recientemente.

El daño no quedó únicamente en el papel. Lamentablemente este suceso nos pone en un plano de incertidumbre a todos. ¿Quién se hace responsable de haber encarecido innecesariamente nuestras exportaciones? ¿Quién asume la culpa de haberle vedado la generación de empleo a tantos guatemaltecos que lo necesitan? Me parece que algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo, independientemente de nuestra afiliación política, debe ser tener información certera y precisa, y no información sesgada, para poder sacar adelante a nuestro país.

Entonces, ¿qué hacemos? ¿Desconfiamos de todo esto? Más que desconfiar, debemos exigir acceso completo a las bases de datos del INE y que se transparenten las metodologías de cálculo, para que toda esta información pueda someterse al escrutinio analítico de expertos y así poder esclarecer qué cosas pueden estar mal y cuáles están bien. Siempre he dicho, lo que no se mide, no se mejora. Pero si medimos mal las cosas, ¿cómo pensamos mejorar?

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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Mi abuelo decía “los número no mienten, pero engañan”. Hoy, al ver lo que pasó en el INE, entiendo a lo que él se refería. Le asignamos un grado de credibilidad a los números duros porque son estadísticas técnicas y nunca nos pasa por la mente que los números pudieron haber sido manoseados.

Como algunos de ustedes sabrán, hace unos días el INE, un ente responsable de mantener estadísticas fiables, publicó números engañosos. Hizo cambios en la canasta básica alimentaria (CBA) de nuestro país, vigente desde hace 22 años. Según la información oficial, el costo de la CBA en agosto de este año era de Q3 mil 475.28, Q836.72 más barata que la medición anterior. Esto dio la pauta para descubrir que la institución ha estado sobreestimando los precios de los alimentos, cuyo costo ha sido encarecido artificialmente en más del 200%.

El error radica en un factor de ajuste artificial y arbitrario a la fórmula que ellos utilizan para procesar la data, el cual se fue aplicando anualmente. ¿Cómo así? Bueno, imaginemos que tenemos gustos peculiares para mantener una temperatura más fría de lo usual dentro de nuestro carro. Para lograrlo, decidimos alterar manualmente el termostato interno, para hacerle creer que la temperatura es más alta de la temperatura real y cada día que pasa le sumamos un grado. Eso fue lo que venía haciendo el INE, según los datos disponibles, desde el 2011. Lo cual significa que hoy tenemos un carro con un aire acondicionado totalmente desbalanceado, que produce frío cuando la temperatura real ya es frígida.

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¿Por qué es importante que los números de la CBA sean incorrectos? porque sirven para tomar decisiones importantes. La CBA es determinante en el cálculo de la inflación nacional. Por consiguiente, una inflación artificialmente elevada deriva en una política monetaria altamente restrictiva y una tasa de interés aumentada. Estos números engañosos han encarecido nuestros costos del día a día y, sin duda, han producido decisiones que reducen la tasa de crecimiento macroeconómico. Indirectamente, influyen en variables como el costo de los préstamos, el tipo de cambio y el crecimiento real del PIB. En resumen, si la CBA está mal, los demás cálculos tienen errores.

Según la ley orgánica del INE, esta institución debe actuar como “el órgano central de información y de distribución de datos estadísticos oficiales” y “promover y supervisar la aplicación uniforme de métodos, procedimientos, definiciones, clasificaciones y normas técnicas”. Por lo tanto, el INE debe ser una entidad 100% técnica, confiable y transparente “para facilitar la correcta toma de decisiones”. Las instituciones que tienen a su cargo las estadísticas nacionales no deben,  bajo ningún motivo, sesgar su actuar por razones políticas o partidistas. Le corresponde a los funcionarios públicos tomar decisiones basados en números. Pero cuando los políticos se meten a “trastear” los números, las consecuencias son desastrosas para todo el sistema, como lo que ha sucedido recientemente.

El daño no quedó únicamente en el papel. Lamentablemente este suceso nos pone en un plano de incertidumbre a todos. ¿Quién se hace responsable de haber encarecido innecesariamente nuestras exportaciones? ¿Quién asume la culpa de haberle vedado la generación de empleo a tantos guatemaltecos que lo necesitan? Me parece que algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo, independientemente de nuestra afiliación política, debe ser tener información certera y precisa, y no información sesgada, para poder sacar adelante a nuestro país.

Entonces, ¿qué hacemos? ¿Desconfiamos de todo esto? Más que desconfiar, debemos exigir acceso completo a las bases de datos del INE y que se transparenten las metodologías de cálculo, para que toda esta información pueda someterse al escrutinio analítico de expertos y así poder esclarecer qué cosas pueden estar mal y cuáles están bien. Siempre he dicho, lo que no se mide, no se mejora. Pero si medimos mal las cosas, ¿cómo pensamos mejorar?

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo