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Que el bien siempre te encuentre, la comunicación intrapersonal

Jorge Alvarado
24 de noviembre, 2017

En un mundo sobrecomunicado, saturado de noticias negativas, con historias que te hacen llorar de tristeza, se hace evidente la insensibilidad humana, y todos entramos en la dinámica de “sálvese quien pueda”. Es entonces cuando en verdad descubrimos que vivimos con la mente orientada a la crisis, y que todo lo que nos rodea está en crisis. Si enciendes la televisión para ver el noticiero escuchas sobre corrupción, muerte y déficit. Si escuchas la radio se relatan linchamientos, historias trágicas, como la muerte del niño que cayó de un bus, de asaltos y muerte y más muerte. No hay razones para andar cantando y bailando por la vida.

Pero la verdad es otra, y es que incluso ante la adversidad, siempre hay una razón para dar gracias, hay grandes historias de humanidad, de amor, que se mantienen ocultas o que esperan ser descubiertas por alguien que se preocupe por ver las cosas bellas que la vida obsequia. La vida está llena de dramas, y de cosas que no podemos explicar, de cosas que no podemos cambiar, pero el último motor que nadie nos puede robar es hacer el bien.

Cuántas veces nos sentimos angustiados y con justa razón, y creemos que el peso que llevamos nos supera, o cuántas veces nos desbordamos en llanto simplemente porque pensamos que ya no damos más y que todo va cuesta arriba, como un pantano en el que solamente gastas tus energías, pero del que jamás saldrás, aun cuando has dado más de 15 mil pasos.

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Una de las posibles respuestas está en tu ser, se trata de la comunicación intrapersonal, y es que la verdad estamos acostumbrados a hablar con los demás, a interactuar con otros, pero pocas veces tomamos tiempo para hablar con nosotros mismos, para conocernos y escuchar esa voz interior que tiene mucho que decirnos, y de la que tenemos tanto que aprender y explorar. Al hablar contigo mismo, aprenderás a escuchar tus propios gemidos que no pueden explicarse con palabras, porque son la voz del alma y de tu espíritu.

El dilema entre el bien y el mal es una cuestión de sensibilidad humana, jamás deberíamos perder el interés por los demás, pero sobre todo por nuestros seres queridos. No hay que perder la capacidad de asombro ante las cosas positivas que nos inspiran. Dejar de lado la indiferencia es fundamental para ver las cosas desde diferentes perspectivas, porque verás con los ojos del alma, porque vivir y amar a los demás es maravilloso,  mantener tu mente orientada hacia el bien hacer, te permitirá avanzar incluso en el pantano del que hablábamos. Jamás dejes de dar lo que esté dentro de tus posibilidades, porque seguramente lo recibirás de vuelta, cada vez que haces el bien te comunicas mejor contigo mismo, con los demás y con tu entorno.

La verdadera riqueza no es lo que tienes, sino lo que llevas dentro, y cómo las das a los demás, pues como dice el adagio “No importa lo que das, sino cuánto amor le pones a lo que das”. Empezaremos a ser libres al saber que todo lo que has sembrado lo recibirás mejorado y que incluso lo recibirán tus hijos o tus seres queridos, es por eso que luchar en hacer el bien es una tarea que sí que vale mucho la pena.|

Todos alguna vez hemos escuchado acerca del karma, independientemente de cualquier religión. Se trata de las consecuencias de hacer el bien o el mal, dependiendo de tus actos, así será tu retribución, por la ley divina o simplemente por la ley de la vida. No importa si eres creyente o no, no podrás escapar de la ley de la compensación.

En consecuencia, la realización de un acto comunicativo directo o indirecto debe empezar en nosotros mismos. Cuando nos comunicamos con nosotros mismos es más probable que procuremos hacer el bien, y que ese diálogo interno también llamado reflexión, modifique nuestra actitud y comportamiento para que antes de hacer mal, voluntaria o involuntariamente, procuremos hacer el bien. Con esto no estoy hablando de ser angelitos, sino de descubrir el universo que habita en nosotros. Esto cobra lógica cuando lo comparamos con la comunicación corporativa, pues nos toca elegir si la dirigimos a lo interno o externo, sin embargo, es muy difícil comunicarte con tus públicos externos cuando descuidas tu comunicación interna. En ese sentido, lo ideal es empezar por comunicarnos de adentro hacia afuera.

Recordemos otro famoso adagio que dice “Quien tiene la magia no necesita trucos”, porque eres o no eres una persona que ama a la vida, y que a pesar de los dramas, siempre estarás dispuesto a saltar por encima de cualquier obstáculo, una y todas las veces que sea necesario. El secreto es jamás rendirte, incluso cuando todo está en penumbras, porque la diferencia entre la grandeza y la mediocridad, se alcanza cuando no permites que nada te detenga y que nadie te robe tu paz. Es por eso que somos personas fuertes cuando descubrimos en lo ordinario, algo extraordinario, cuando mostramos que nuestro carácter y determinación están orientados a afectar de manera positiva a las personas que nos rodean y a nuestros seres queridos.

Aunque pareciera que del dicho al hecho hay mucho trecho, solamente podrás encontrar respuestas con la comunicación intrapersonal, sin miedo de que alguien juzgue tus pensamientos más insólitos, sentimientos reales, deseos y propósitos más inhóspitos y empieces a navegar libre por la senda del propio ser, que seguro te llevará a hacer el bien.

En suma, la comunicación intrapersonal no es más que una conversión, un diálogo reflexivo. Se trata de cambiar ante nuestra propia soberbia y orgullo, que a veces no nos permite avanzar. Podemos escapar de cualquiera, pero hay dos cosas de las que jamás podrás librarte, de ti mismo y del karma.

En conclusión, la comunicación es tan intrapersonal que no puedes amar alguien si antes no te amas a ti mismo, pues como dice otro adagio “El amor que tanto buscas está dentro de ti”, porque existen mil razones para conectarte contigo mismo y aun siendo exitoso, el secreto seguirá siendo no creerte invencible, sino que jamás te des por vencido, sembrando el bien, para que el bien te encuentre.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Que el bien siempre te encuentre, la comunicación intrapersonal

Jorge Alvarado
24 de noviembre, 2017

En un mundo sobrecomunicado, saturado de noticias negativas, con historias que te hacen llorar de tristeza, se hace evidente la insensibilidad humana, y todos entramos en la dinámica de “sálvese quien pueda”. Es entonces cuando en verdad descubrimos que vivimos con la mente orientada a la crisis, y que todo lo que nos rodea está en crisis. Si enciendes la televisión para ver el noticiero escuchas sobre corrupción, muerte y déficit. Si escuchas la radio se relatan linchamientos, historias trágicas, como la muerte del niño que cayó de un bus, de asaltos y muerte y más muerte. No hay razones para andar cantando y bailando por la vida.

Pero la verdad es otra, y es que incluso ante la adversidad, siempre hay una razón para dar gracias, hay grandes historias de humanidad, de amor, que se mantienen ocultas o que esperan ser descubiertas por alguien que se preocupe por ver las cosas bellas que la vida obsequia. La vida está llena de dramas, y de cosas que no podemos explicar, de cosas que no podemos cambiar, pero el último motor que nadie nos puede robar es hacer el bien.

Cuántas veces nos sentimos angustiados y con justa razón, y creemos que el peso que llevamos nos supera, o cuántas veces nos desbordamos en llanto simplemente porque pensamos que ya no damos más y que todo va cuesta arriba, como un pantano en el que solamente gastas tus energías, pero del que jamás saldrás, aun cuando has dado más de 15 mil pasos.

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Una de las posibles respuestas está en tu ser, se trata de la comunicación intrapersonal, y es que la verdad estamos acostumbrados a hablar con los demás, a interactuar con otros, pero pocas veces tomamos tiempo para hablar con nosotros mismos, para conocernos y escuchar esa voz interior que tiene mucho que decirnos, y de la que tenemos tanto que aprender y explorar. Al hablar contigo mismo, aprenderás a escuchar tus propios gemidos que no pueden explicarse con palabras, porque son la voz del alma y de tu espíritu.

El dilema entre el bien y el mal es una cuestión de sensibilidad humana, jamás deberíamos perder el interés por los demás, pero sobre todo por nuestros seres queridos. No hay que perder la capacidad de asombro ante las cosas positivas que nos inspiran. Dejar de lado la indiferencia es fundamental para ver las cosas desde diferentes perspectivas, porque verás con los ojos del alma, porque vivir y amar a los demás es maravilloso,  mantener tu mente orientada hacia el bien hacer, te permitirá avanzar incluso en el pantano del que hablábamos. Jamás dejes de dar lo que esté dentro de tus posibilidades, porque seguramente lo recibirás de vuelta, cada vez que haces el bien te comunicas mejor contigo mismo, con los demás y con tu entorno.

La verdadera riqueza no es lo que tienes, sino lo que llevas dentro, y cómo las das a los demás, pues como dice el adagio “No importa lo que das, sino cuánto amor le pones a lo que das”. Empezaremos a ser libres al saber que todo lo que has sembrado lo recibirás mejorado y que incluso lo recibirán tus hijos o tus seres queridos, es por eso que luchar en hacer el bien es una tarea que sí que vale mucho la pena.|

Todos alguna vez hemos escuchado acerca del karma, independientemente de cualquier religión. Se trata de las consecuencias de hacer el bien o el mal, dependiendo de tus actos, así será tu retribución, por la ley divina o simplemente por la ley de la vida. No importa si eres creyente o no, no podrás escapar de la ley de la compensación.

En consecuencia, la realización de un acto comunicativo directo o indirecto debe empezar en nosotros mismos. Cuando nos comunicamos con nosotros mismos es más probable que procuremos hacer el bien, y que ese diálogo interno también llamado reflexión, modifique nuestra actitud y comportamiento para que antes de hacer mal, voluntaria o involuntariamente, procuremos hacer el bien. Con esto no estoy hablando de ser angelitos, sino de descubrir el universo que habita en nosotros. Esto cobra lógica cuando lo comparamos con la comunicación corporativa, pues nos toca elegir si la dirigimos a lo interno o externo, sin embargo, es muy difícil comunicarte con tus públicos externos cuando descuidas tu comunicación interna. En ese sentido, lo ideal es empezar por comunicarnos de adentro hacia afuera.

Recordemos otro famoso adagio que dice “Quien tiene la magia no necesita trucos”, porque eres o no eres una persona que ama a la vida, y que a pesar de los dramas, siempre estarás dispuesto a saltar por encima de cualquier obstáculo, una y todas las veces que sea necesario. El secreto es jamás rendirte, incluso cuando todo está en penumbras, porque la diferencia entre la grandeza y la mediocridad, se alcanza cuando no permites que nada te detenga y que nadie te robe tu paz. Es por eso que somos personas fuertes cuando descubrimos en lo ordinario, algo extraordinario, cuando mostramos que nuestro carácter y determinación están orientados a afectar de manera positiva a las personas que nos rodean y a nuestros seres queridos.

Aunque pareciera que del dicho al hecho hay mucho trecho, solamente podrás encontrar respuestas con la comunicación intrapersonal, sin miedo de que alguien juzgue tus pensamientos más insólitos, sentimientos reales, deseos y propósitos más inhóspitos y empieces a navegar libre por la senda del propio ser, que seguro te llevará a hacer el bien.

En suma, la comunicación intrapersonal no es más que una conversión, un diálogo reflexivo. Se trata de cambiar ante nuestra propia soberbia y orgullo, que a veces no nos permite avanzar. Podemos escapar de cualquiera, pero hay dos cosas de las que jamás podrás librarte, de ti mismo y del karma.

En conclusión, la comunicación es tan intrapersonal que no puedes amar alguien si antes no te amas a ti mismo, pues como dice otro adagio “El amor que tanto buscas está dentro de ti”, porque existen mil razones para conectarte contigo mismo y aun siendo exitoso, el secreto seguirá siendo no creerte invencible, sino que jamás te des por vencido, sembrando el bien, para que el bien te encuentre.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo