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Cuídese (o cúrese) de la goma moral

Gabriel Arana Fuentes
29 de diciembre, 2017

Con el fin de año llegan también sentimientos de culpa, remordimiento y fracaso. Priscilla León es la autora del blog de moda: Curvas de estilo y esta vez hace un reporte especial de año nuevo.

Amanece, abre los ojos, busca la hora y se encuentra también con la fecha. Se acaba diciembre, se acaba 2017 y le parece que debe hacer un recuento.

Ahí le esperan las metas que se trazó, las que alcanzó, pero ¡sorpresa! también se topa con las que se quedaron a medias y aquellas que ni siquiera intentó. Cuando le saludan sus malas decisiones, comienza el malestar y piensa que después de todo eso del recuento no fue buena idea. Todo apunta a una goma moral. Pero tranquilo, aún hay forma de curarse.

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¿Por qué duele?

El fin de año lo asociamos con hacer un cierre, terminar un ciclo y revivir momentos de vida significativos: algunos agradables y placenteros; otros dolorosos, tristes y angustiantes.

Si los primeros se acumulan, el balance será positivo; si son los segundos y el recuento es negativo, se creará un sentimiento de carestía, de lo que hace falta, de lo que no se alcanzó.

Comienza la evaluación

La resaca moral son los malestares que nos genera aquello que dejamos de hacer o hicimos mal. Aquí entran los juicios de valor y las evaluaciones sobre acciones, situaciones y sus consecuencias.

Así, los expertos comentan coinciden en que no existe una lista de factores que la provoquen que se aplique a todas las personas, pues es una tendencia que está relacionada con las características individuales.

Tiene que ver con el contexto en el que crecimos, con nuestra visión de mundo y de la realidad, de lo que aprendimos e imitamos de los modelos directos o indirectos que observamos.

Cada quien debe cuestionarse a sí mismo ¿Qué hace que yo me sienta bien o mal después de lo que hago?, ¿Será que me juzgo muy duramente?, ¿Me enseñaron a que nada era suficiente? ¿No valoro lo que hago? ¿Me enfoco en lo negativo y no veo los logros, las fortalezas, lo que es positivo?”

Regresar la cinta

Aunque el viaje mental por 2017, no tiene porque resultar del todo malo. Se trata de regresar la película revisitando cada escena que recordemos para identificar enojos, iras, dolores, inseguridades y vulnerabilidades. En ellos reconocer qué aprendizaje o crecimiento nos deja para transformarlos en posibilidad de bienestar, sanación o cura.

Probablemente nos lleve a reconocer el valor de perdonar, no solo a los demás sino a nosotros mismos. Podemos transformar nuestros argumentos que descalifican, pelean y agreden para adoptar posturas de apertura que nos acerquen y nos reconozcan como valiosos.

Aprender de situaciones del pasado para propiciarnos un presente con el que nos sintamos cómodos, satisfechos y complacidos, y que nos ayude a construir un futuro de esperanza, logro y bienestar”, afirma la consejera.

¡No! a los pendientes

Para iniciar bien el año, tocará buscar el lado positivo a todas las situaciones.

Si el recuento que hacemos de lo alcanzado, aún en lo negativo, no lo enfocamos hacia nuevas posibilidades o aprendizajes sería iniciar con muchos pendientes. Como con la cuenta en rojo, con lo que debo y no con lo que voy a aportar en términos de habilidades, competencias, esfuerzos y capacidades. Es necesario hacer cierres.

Ahuyente los fantasmas

Si los fantasmas de lo que no hizo, no logró o se arrepintió amenazan con perseguirlo en 2018 deberá tomar medidas para ahuyentarlo.

Es necesario enfocarse en instalar y practicar hábitos sanos que combinen nuevas fuentes positivas de energía: Ejercicio, entretenimiento, música, recordar el sentido poderoso de la vida y la espiritualidad.

Vale la pena acostumbrarse a hacer recuento de lo positivo, de los aprendizajes y de lo que no ha salido bien. Transformar no solo los significados de las situaciones sino también aprender qué hacer diferente para lograr los objetivos deseados y no perpetuar lo insatisfactorio.

¡No lo vuelvo a hacer!

Para evitar que estas resacas se conviertan en un hábito la especialista recomienda:

Expresar los sentimientos, descargar para poder dejar espacio libre a nuevas reacciones y comportamientos en el presente. De lo contrario hacemos lo que sabemos hacer y eso no necesariamente nos ayuda”.

Lee también

https://republica.gt/2017/12/28/selena-cristiano-y-beyonce-reinaron-en-instagram-durante-201

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Cuídese (o cúrese) de la goma moral

Gabriel Arana Fuentes
29 de diciembre, 2017

Con el fin de año llegan también sentimientos de culpa, remordimiento y fracaso. Priscilla León es la autora del blog de moda: Curvas de estilo y esta vez hace un reporte especial de año nuevo.

Amanece, abre los ojos, busca la hora y se encuentra también con la fecha. Se acaba diciembre, se acaba 2017 y le parece que debe hacer un recuento.

Ahí le esperan las metas que se trazó, las que alcanzó, pero ¡sorpresa! también se topa con las que se quedaron a medias y aquellas que ni siquiera intentó. Cuando le saludan sus malas decisiones, comienza el malestar y piensa que después de todo eso del recuento no fue buena idea. Todo apunta a una goma moral. Pero tranquilo, aún hay forma de curarse.

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¿Por qué duele?

El fin de año lo asociamos con hacer un cierre, terminar un ciclo y revivir momentos de vida significativos: algunos agradables y placenteros; otros dolorosos, tristes y angustiantes.

Si los primeros se acumulan, el balance será positivo; si son los segundos y el recuento es negativo, se creará un sentimiento de carestía, de lo que hace falta, de lo que no se alcanzó.

Comienza la evaluación

La resaca moral son los malestares que nos genera aquello que dejamos de hacer o hicimos mal. Aquí entran los juicios de valor y las evaluaciones sobre acciones, situaciones y sus consecuencias.

Así, los expertos comentan coinciden en que no existe una lista de factores que la provoquen que se aplique a todas las personas, pues es una tendencia que está relacionada con las características individuales.

Tiene que ver con el contexto en el que crecimos, con nuestra visión de mundo y de la realidad, de lo que aprendimos e imitamos de los modelos directos o indirectos que observamos.

Cada quien debe cuestionarse a sí mismo ¿Qué hace que yo me sienta bien o mal después de lo que hago?, ¿Será que me juzgo muy duramente?, ¿Me enseñaron a que nada era suficiente? ¿No valoro lo que hago? ¿Me enfoco en lo negativo y no veo los logros, las fortalezas, lo que es positivo?”

Regresar la cinta

Aunque el viaje mental por 2017, no tiene porque resultar del todo malo. Se trata de regresar la película revisitando cada escena que recordemos para identificar enojos, iras, dolores, inseguridades y vulnerabilidades. En ellos reconocer qué aprendizaje o crecimiento nos deja para transformarlos en posibilidad de bienestar, sanación o cura.

Probablemente nos lleve a reconocer el valor de perdonar, no solo a los demás sino a nosotros mismos. Podemos transformar nuestros argumentos que descalifican, pelean y agreden para adoptar posturas de apertura que nos acerquen y nos reconozcan como valiosos.

Aprender de situaciones del pasado para propiciarnos un presente con el que nos sintamos cómodos, satisfechos y complacidos, y que nos ayude a construir un futuro de esperanza, logro y bienestar”, afirma la consejera.

¡No! a los pendientes

Para iniciar bien el año, tocará buscar el lado positivo a todas las situaciones.

Si el recuento que hacemos de lo alcanzado, aún en lo negativo, no lo enfocamos hacia nuevas posibilidades o aprendizajes sería iniciar con muchos pendientes. Como con la cuenta en rojo, con lo que debo y no con lo que voy a aportar en términos de habilidades, competencias, esfuerzos y capacidades. Es necesario hacer cierres.

Ahuyente los fantasmas

Si los fantasmas de lo que no hizo, no logró o se arrepintió amenazan con perseguirlo en 2018 deberá tomar medidas para ahuyentarlo.

Es necesario enfocarse en instalar y practicar hábitos sanos que combinen nuevas fuentes positivas de energía: Ejercicio, entretenimiento, música, recordar el sentido poderoso de la vida y la espiritualidad.

Vale la pena acostumbrarse a hacer recuento de lo positivo, de los aprendizajes y de lo que no ha salido bien. Transformar no solo los significados de las situaciones sino también aprender qué hacer diferente para lograr los objetivos deseados y no perpetuar lo insatisfactorio.

¡No lo vuelvo a hacer!

Para evitar que estas resacas se conviertan en un hábito la especialista recomienda:

Expresar los sentimientos, descargar para poder dejar espacio libre a nuevas reacciones y comportamientos en el presente. De lo contrario hacemos lo que sabemos hacer y eso no necesariamente nos ayuda”.

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