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Los retos de la Responsabilidad Social (Parte II)

María Renée Estrada
07 de enero, 2018

Los retos de la Responsabilidad Social siguen siendo grandes, pero no imposibles.

Por un lado, cuando hablamos de ventajas podemos resumirlo en que al implementar o construir una cultura de RSE podemos aspirar a un bienestar común a través de la libertad individual de optar por vivir una vida de principios y valores que tienen hacia lo bueno (no solo personal, sino también social).

Tal y como lo indica el concepto que promueve la ISO 26000, la RSE busca impactar “a través de un comportamiento transparente y ético” lo cual significa que las acciones personales deben tener una base axiológica positiva en su vida individual, para luego incidir en lo colectivo.

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Adentrándonos un poco más en la parte estratégica empresarial, la RSE busca impactar de manera positiva en lo social, sin olvidar lo económico interno de la pequeña y mediana empresa, así como de las trasnacionales, que al final es el objetivo primordial del comercio y los negocios. La norma 26000 lo vuelve a indicar en su concepto cuando dice que “[…] contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas; cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con las normas internacionales de comportamiento; y esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones.” Al mencionar el término “desarrollo sostenible” podemos interpretar que existe un interés de incidir en el capital económico, que al final es el motor del desarrollo individual y social.

Analizando la mala percepción o el entendimiento errado de la RSE, podríamos decir que una desventaja de la RSE es su utilización como medio para la corrupción. De esta manera se aplicaría la RSE, de forma muy equivocada y dañina, como una plataforma para evadir impuestos, maquillar malas prácticas, promover el populismo/socialismo/capitalismo, liberar al Estado de sus principales funciones –cargando a ciertos sectores con responsabilidades que no les competen – entre muchas otras consecuencias que podrían resultar devastadoras para el país y la sociedad.

Sin embargo, volviendo a un punto antes mencionado, es necesario aclarar que esta desviación de la RSE sería  causada por la falta de valores y principios de cada persona, no porque la RSE sea mala en su naturaleza y esencia. Por esta razón es importante construir una cultura de responsabilidad social a través de la formación y práctica en valores y principios que tiendan al bienestar de la persona y la sociedad. Lo individual no se puede separar de lo colectivo, simple y sencillamente porque el ser humano es social y pertenece a una comunidad que le acoge.

Por estas razones antes mencionadas, los retos de la responsabilidad social son grandes. Es necesario pasar de una comprensión empresarial de la misma, a una implementación social/cultural, para poder partir de ahí hacia la construcción de una mejor sociedad. La construcción de una cultura de responsabilidad social empieza con la libertad individual, los valores y principios de cada ser humano, la coherencia entre lo que se cree y lo que se hace. Lo que después se traduce en el bienestar común, porque el bienestar común es el resultado de muchas libertades individuales.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Los retos de la Responsabilidad Social (Parte II)

María Renée Estrada
07 de enero, 2018

Los retos de la Responsabilidad Social siguen siendo grandes, pero no imposibles.

Por un lado, cuando hablamos de ventajas podemos resumirlo en que al implementar o construir una cultura de RSE podemos aspirar a un bienestar común a través de la libertad individual de optar por vivir una vida de principios y valores que tienen hacia lo bueno (no solo personal, sino también social).

Tal y como lo indica el concepto que promueve la ISO 26000, la RSE busca impactar “a través de un comportamiento transparente y ético” lo cual significa que las acciones personales deben tener una base axiológica positiva en su vida individual, para luego incidir en lo colectivo.

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Adentrándonos un poco más en la parte estratégica empresarial, la RSE busca impactar de manera positiva en lo social, sin olvidar lo económico interno de la pequeña y mediana empresa, así como de las trasnacionales, que al final es el objetivo primordial del comercio y los negocios. La norma 26000 lo vuelve a indicar en su concepto cuando dice que “[…] contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas; cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con las normas internacionales de comportamiento; y esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones.” Al mencionar el término “desarrollo sostenible” podemos interpretar que existe un interés de incidir en el capital económico, que al final es el motor del desarrollo individual y social.

Analizando la mala percepción o el entendimiento errado de la RSE, podríamos decir que una desventaja de la RSE es su utilización como medio para la corrupción. De esta manera se aplicaría la RSE, de forma muy equivocada y dañina, como una plataforma para evadir impuestos, maquillar malas prácticas, promover el populismo/socialismo/capitalismo, liberar al Estado de sus principales funciones –cargando a ciertos sectores con responsabilidades que no les competen – entre muchas otras consecuencias que podrían resultar devastadoras para el país y la sociedad.

Sin embargo, volviendo a un punto antes mencionado, es necesario aclarar que esta desviación de la RSE sería  causada por la falta de valores y principios de cada persona, no porque la RSE sea mala en su naturaleza y esencia. Por esta razón es importante construir una cultura de responsabilidad social a través de la formación y práctica en valores y principios que tiendan al bienestar de la persona y la sociedad. Lo individual no se puede separar de lo colectivo, simple y sencillamente porque el ser humano es social y pertenece a una comunidad que le acoge.

Por estas razones antes mencionadas, los retos de la responsabilidad social son grandes. Es necesario pasar de una comprensión empresarial de la misma, a una implementación social/cultural, para poder partir de ahí hacia la construcción de una mejor sociedad. La construcción de una cultura de responsabilidad social empieza con la libertad individual, los valores y principios de cada ser humano, la coherencia entre lo que se cree y lo que se hace. Lo que después se traduce en el bienestar común, porque el bienestar común es el resultado de muchas libertades individuales.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo