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Señor presidente

Redacción
07 de enero, 2018

En 2017, Guatemala, país fundamental del eje norte de Centroamérica, fue constantemente motivo de noticia en la política y diplomacia. Usando como excusa el combate a la corrupción, se llevó a acabo una serie de acciones de intervención al poder legítimamente concedido por elecciones populares al Señor Presidente Constitucional de Guatemala.

La sátira dio lugar al insulto y este a un desaforo técnico de la función política. Las constantes amenazas internacionales y la visita de Secretarios de Estado, diplomáticos de los Estados Unidos de América con el objeto de detener la corrupción desató la ola de violencia política propia a la que vive el país del Norte cada vez que inmiscuye sus narices en temas de orden no-nacional.

El recurso del miedo utilizado en operaciones de los Estados Unidos de América, tales como aldeas estratégicas o tierra arrasada se potenció para usarlo en manipular la opinión pública de los guatemaltecos y crear un caos en las instituciones públicas como la Dirección General de Migración y el Registro Nacional de las Personas.

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El recurso político con el cual  contaban los entes internacionales con un alto financiamiento y la colaboración de personas nacidas en Guatemala pero apátridas en todo el sentido de su acción y entender encubiertos tras una institución encargada de perseguir los delitos de acción pública, la colaboración lacaya del Rector Magnífico y sus asesores de Comunicación como de una serie de candados a la ejecución del presupuesto y la destrucción de la estructura pública tales como carreteras, escuelas y hospitales.

La enorme desproporción que provocó una destrucción de sistemas de gobierno hizo que oportunistas como el exdirector del Hospital Roosevelt se convirtiera en el oportuno ministro de salud convirtiendo un hospital en una trinchera y destruyendo la poca credibilidad en la función asistencialista del Estado dentro del contexto benefactor que muchas veces es mucho más criminal que el 100% de la corrupción en Guatemala.

El nepotismo de los militares al colocar a sus hijos en instituciones internacionales donde otros soldados civiles hacen su trabajo se ha convertido en formas de transacciones como los cigarrillos o el licor cuando la moneda escaseaba o era sospechosamente perseguida.

Señor presidente, admiro la entereza con su familia a quien la opinión pública ha destruido instrumentalizada por fuerzas de intervención estratégica en su gobierno que hoy por hoy aparece como información clasificada.

Entiendo como la corrupción aparece en los medios públicos como instrumento de dominación de sectores en un país cuya geografía es de hambre. Eso ha alcanzado e instrumentalizado a tantos funcionarios que se considera un mal cuando en realidad es una sobrevivencia cuyo alto precio es el deshonor y mancillar el nombre.

Guatemala, es el pueblo que lo eligió y cuya representación es el resultado de un pueblo que es capaz de aniquilar incluso a sus bienhechores. No por ello alabo los desaciertos, pero se que muchos son provocados por los resentimientos de tanta violencia y educación para el miedo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Señor presidente

Redacción
07 de enero, 2018

En 2017, Guatemala, país fundamental del eje norte de Centroamérica, fue constantemente motivo de noticia en la política y diplomacia. Usando como excusa el combate a la corrupción, se llevó a acabo una serie de acciones de intervención al poder legítimamente concedido por elecciones populares al Señor Presidente Constitucional de Guatemala.

La sátira dio lugar al insulto y este a un desaforo técnico de la función política. Las constantes amenazas internacionales y la visita de Secretarios de Estado, diplomáticos de los Estados Unidos de América con el objeto de detener la corrupción desató la ola de violencia política propia a la que vive el país del Norte cada vez que inmiscuye sus narices en temas de orden no-nacional.

El recurso del miedo utilizado en operaciones de los Estados Unidos de América, tales como aldeas estratégicas o tierra arrasada se potenció para usarlo en manipular la opinión pública de los guatemaltecos y crear un caos en las instituciones públicas como la Dirección General de Migración y el Registro Nacional de las Personas.

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El recurso político con el cual  contaban los entes internacionales con un alto financiamiento y la colaboración de personas nacidas en Guatemala pero apátridas en todo el sentido de su acción y entender encubiertos tras una institución encargada de perseguir los delitos de acción pública, la colaboración lacaya del Rector Magnífico y sus asesores de Comunicación como de una serie de candados a la ejecución del presupuesto y la destrucción de la estructura pública tales como carreteras, escuelas y hospitales.

La enorme desproporción que provocó una destrucción de sistemas de gobierno hizo que oportunistas como el exdirector del Hospital Roosevelt se convirtiera en el oportuno ministro de salud convirtiendo un hospital en una trinchera y destruyendo la poca credibilidad en la función asistencialista del Estado dentro del contexto benefactor que muchas veces es mucho más criminal que el 100% de la corrupción en Guatemala.

El nepotismo de los militares al colocar a sus hijos en instituciones internacionales donde otros soldados civiles hacen su trabajo se ha convertido en formas de transacciones como los cigarrillos o el licor cuando la moneda escaseaba o era sospechosamente perseguida.

Señor presidente, admiro la entereza con su familia a quien la opinión pública ha destruido instrumentalizada por fuerzas de intervención estratégica en su gobierno que hoy por hoy aparece como información clasificada.

Entiendo como la corrupción aparece en los medios públicos como instrumento de dominación de sectores en un país cuya geografía es de hambre. Eso ha alcanzado e instrumentalizado a tantos funcionarios que se considera un mal cuando en realidad es una sobrevivencia cuyo alto precio es el deshonor y mancillar el nombre.

Guatemala, es el pueblo que lo eligió y cuya representación es el resultado de un pueblo que es capaz de aniquilar incluso a sus bienhechores. No por ello alabo los desaciertos, pero se que muchos son provocados por los resentimientos de tanta violencia y educación para el miedo.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo