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¿A dónde van los impuestos manejados a través del MAGA?

Redacción
31 de enero, 2018

Ir sin rumbo sale caro. Y lo que es peor, ir por un rumbo distinto al que el país requiere, por intereses personales y mezquinos no se vale.

El país, tal como he comentado hasta la saciedad, no genera su riqueza primaria sino en un muy alto porcentaje de la agricultura y la ganadería. Hay una incipiente industria, una alícuota de servicios y turismo, una insignificante extracción minera y petrolera. La otra fuente importante de aporte de divisas, es la que se da con las remesas. Generada con un pequeño porcentaje de lo que producen nuestros hermanos que emigraron y algo mandan a sus familias. Situación que durará hasta que los padres de los emigrantes sobrevivan o que sus hijos alcancen la mayoría de edad. Y sus esposas los acompañen  o se cansen de esperarlos y busquen su propio derrotero. Y dicen otros que parte de estos recursos también pueden ser una forma de lavar y regresar dinero que viene del negocio de la droga, también de origen agrícola.

Se habla con mucho optimismo que lo único que nos sacará de la situación actual de desigualdad y pobreza es la educación, pero de que nos sirve una población educada y capacitada, si no creamos las oportunidades de trabajo para que se desarrollen. Creo que estamos invirtiendo el orden lógico de esta ecuación económica.

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De tal suerte que el Ministerio de Agricultura, rector de esta generación de riqueza primaria, no puede estar a la deriva, porque de allí se producen los recursos financieros, que más tarde dan vueltas en los sectores secundarios y los multiplican. No existe una generación espontánea para tal creación de riqueza.

Este ministerio ha sido fundamental en canalizar la corrupción a través de sus programas populistas. Esto desde muchos gobiernos atrás y que no pareciera ser diferente en la actualidad.

Desgraciadamente la mediocridad de los funcionarios que hemos tenido los ha convertido en simples figuras decorativas en el desarrollo del sector Agropecuario de Guatemala, Esto asumiendo que sus intenciones fuesen honestas y bien intencionadas. Empero se ha convertido en un sistema inoperante, ineficaz e ineficiente, que va al son que le toquen, principalmente por la burocracia internacional. De quienes podemos especular tuvieran buenos deseos de cooperar con el desarrollo nuestro, pero que muchas veces traen agendas con consignas que favorecen sus propios intereses. Y en muchos casos se convierten en un autoempleo para estos personajes, que en sus países de origen no tienen la experiencia, ni las capacidades para encontrar un puesto de trabajo en donde tengan que dar resultados. O quizás sus calificaciones, dentro de una meritocracia estructurada, no les alcancen, sino para venir a un país tercermundista que a nadie interesa en sus países de origen.

Y al final de este juego perverso, resulta que estos bien o mal intencionados burócratas, se alean o alinean con las estructuras corruptas que les dicen lo que quieren oír. O en el mejor de los casos, se hacen de la vista gorda, mientras reciban sus jugosos salarios y privilegios diplomáticos. Donde para desgracia nuestra, lo único que interesa es que cumplan con sus restricciones y den el informe de que los entregables de sus planes, se cumplieron. Mucho menos si no hay resultados cuantificables de la inversión que se hizo. Sin importar si estos recursos provienen de impuestos de los ciudadanos de los países que representan. Y en muchos casos combinados con las contrapartidas del país sede.

En otros casos son simples gestores o guardianes de préstamos, de los que se pagan intereses, pero que en muchas ocasiones no se usan o su ejecución es tardía o inexistente.

Sin embargo, es acaso culpa de estas estructuras parasitarias a quienes, muchas veces no les interesa que se den los cambios, pues se les acaba la beca o su estatus quo. O es de nuestros mediocres políticos aprovechan la coyuntura para enriquecerse o vivir enquistados, sin hacer olas.

La razón de que esto suceda es la apatía y quizás la miopía de los que nos dedicamos a producir riqueza en un campo tan complicado como lo es la agricultura. Donde la cantidad de variables fuera de nuestro control nos tienen tan ocupados, que a nadie le interesa si estos recursos valiosos,  se usan  para crear la base de un desarrollo agropecuario y/o industrial que generan incontables puestos de trabajo. Riqueza, para que un día no remoto, este derrame de recursos, nos llevará a un desarrollo tecnológico, en donde la participación del agro fuera mucho menor.

El problema radica en que nuestra pobre organización gremial, nos aísla de crear  estas cadenas de valor que nos permitirá optimizar el uso de estos recursos, siempre escasos, que se dilapidan en actividades clientelares y corrupción por doquier.

Lo triste es qué, la base de nuestro desarrollo económico está empantanado por ese no involucrarnos en lo público, que al final del camino nos afecta a todos. Y el agro es la piedra angular que da fortaleza a todo el sistema económico de Guatemala.

Por lo tanto, sí todos aquellos que tenemos el conocimiento y los valores fundamentales para diseñar la visión y el estratégico para llegar a destino no nos involucramos, no esperemos que los oportunistas y corruptos cambien el rumbo.

No todos somos o podemos ser agricultores, pero el derrame de la creación de riqueza en el sector primario, es la argamasa que da solidez a nuestra estructura económica.

Ojalá que otros sectores, tales como la tecnología, los servicios, las finanzas se desarrollen pero, no pretendamos correr antes de gatear. Y recordemos que la agricultura es una ecuación de “n” variables, donde los que nos dedicamos a ella  tenemos control de muy pocas, por lo que el papel de la tecnificación y optimización de los recursos es vital. Pero es allí es donde debemos crear sinergia entre lo privado, lo público y la cooperación internacional, bien intencionada. Ó en su defecto, seamos creativos en buscar un “gana-gana”, identifiquemos los intereses comunes, disminuyamos los opuestos y entendamos los diferentes.

Esperemos se premie a los valientes que generan esta riqueza primaria. No con privilegios pero sí valorando su esfuerzo y el riesgo que se corre en esta actividad noble. Empero sobre todo facilitando su actuar, al menos equiparándolo respecto a nuestros vecinos, a fin de ser competitivos y porqué no tener ventajas comparativas.

Se trata de hacer el pastel más grande. No ensanchar la tajada de un pastel cada vez más pequeño.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿A dónde van los impuestos manejados a través del MAGA?

Redacción
31 de enero, 2018

Ir sin rumbo sale caro. Y lo que es peor, ir por un rumbo distinto al que el país requiere, por intereses personales y mezquinos no se vale.

El país, tal como he comentado hasta la saciedad, no genera su riqueza primaria sino en un muy alto porcentaje de la agricultura y la ganadería. Hay una incipiente industria, una alícuota de servicios y turismo, una insignificante extracción minera y petrolera. La otra fuente importante de aporte de divisas, es la que se da con las remesas. Generada con un pequeño porcentaje de lo que producen nuestros hermanos que emigraron y algo mandan a sus familias. Situación que durará hasta que los padres de los emigrantes sobrevivan o que sus hijos alcancen la mayoría de edad. Y sus esposas los acompañen  o se cansen de esperarlos y busquen su propio derrotero. Y dicen otros que parte de estos recursos también pueden ser una forma de lavar y regresar dinero que viene del negocio de la droga, también de origen agrícola.

Se habla con mucho optimismo que lo único que nos sacará de la situación actual de desigualdad y pobreza es la educación, pero de que nos sirve una población educada y capacitada, si no creamos las oportunidades de trabajo para que se desarrollen. Creo que estamos invirtiendo el orden lógico de esta ecuación económica.

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De tal suerte que el Ministerio de Agricultura, rector de esta generación de riqueza primaria, no puede estar a la deriva, porque de allí se producen los recursos financieros, que más tarde dan vueltas en los sectores secundarios y los multiplican. No existe una generación espontánea para tal creación de riqueza.

Este ministerio ha sido fundamental en canalizar la corrupción a través de sus programas populistas. Esto desde muchos gobiernos atrás y que no pareciera ser diferente en la actualidad.

Desgraciadamente la mediocridad de los funcionarios que hemos tenido los ha convertido en simples figuras decorativas en el desarrollo del sector Agropecuario de Guatemala, Esto asumiendo que sus intenciones fuesen honestas y bien intencionadas. Empero se ha convertido en un sistema inoperante, ineficaz e ineficiente, que va al son que le toquen, principalmente por la burocracia internacional. De quienes podemos especular tuvieran buenos deseos de cooperar con el desarrollo nuestro, pero que muchas veces traen agendas con consignas que favorecen sus propios intereses. Y en muchos casos se convierten en un autoempleo para estos personajes, que en sus países de origen no tienen la experiencia, ni las capacidades para encontrar un puesto de trabajo en donde tengan que dar resultados. O quizás sus calificaciones, dentro de una meritocracia estructurada, no les alcancen, sino para venir a un país tercermundista que a nadie interesa en sus países de origen.

Y al final de este juego perverso, resulta que estos bien o mal intencionados burócratas, se alean o alinean con las estructuras corruptas que les dicen lo que quieren oír. O en el mejor de los casos, se hacen de la vista gorda, mientras reciban sus jugosos salarios y privilegios diplomáticos. Donde para desgracia nuestra, lo único que interesa es que cumplan con sus restricciones y den el informe de que los entregables de sus planes, se cumplieron. Mucho menos si no hay resultados cuantificables de la inversión que se hizo. Sin importar si estos recursos provienen de impuestos de los ciudadanos de los países que representan. Y en muchos casos combinados con las contrapartidas del país sede.

En otros casos son simples gestores o guardianes de préstamos, de los que se pagan intereses, pero que en muchas ocasiones no se usan o su ejecución es tardía o inexistente.

Sin embargo, es acaso culpa de estas estructuras parasitarias a quienes, muchas veces no les interesa que se den los cambios, pues se les acaba la beca o su estatus quo. O es de nuestros mediocres políticos aprovechan la coyuntura para enriquecerse o vivir enquistados, sin hacer olas.

La razón de que esto suceda es la apatía y quizás la miopía de los que nos dedicamos a producir riqueza en un campo tan complicado como lo es la agricultura. Donde la cantidad de variables fuera de nuestro control nos tienen tan ocupados, que a nadie le interesa si estos recursos valiosos,  se usan  para crear la base de un desarrollo agropecuario y/o industrial que generan incontables puestos de trabajo. Riqueza, para que un día no remoto, este derrame de recursos, nos llevará a un desarrollo tecnológico, en donde la participación del agro fuera mucho menor.

El problema radica en que nuestra pobre organización gremial, nos aísla de crear  estas cadenas de valor que nos permitirá optimizar el uso de estos recursos, siempre escasos, que se dilapidan en actividades clientelares y corrupción por doquier.

Lo triste es qué, la base de nuestro desarrollo económico está empantanado por ese no involucrarnos en lo público, que al final del camino nos afecta a todos. Y el agro es la piedra angular que da fortaleza a todo el sistema económico de Guatemala.

Por lo tanto, sí todos aquellos que tenemos el conocimiento y los valores fundamentales para diseñar la visión y el estratégico para llegar a destino no nos involucramos, no esperemos que los oportunistas y corruptos cambien el rumbo.

No todos somos o podemos ser agricultores, pero el derrame de la creación de riqueza en el sector primario, es la argamasa que da solidez a nuestra estructura económica.

Ojalá que otros sectores, tales como la tecnología, los servicios, las finanzas se desarrollen pero, no pretendamos correr antes de gatear. Y recordemos que la agricultura es una ecuación de “n” variables, donde los que nos dedicamos a ella  tenemos control de muy pocas, por lo que el papel de la tecnificación y optimización de los recursos es vital. Pero es allí es donde debemos crear sinergia entre lo privado, lo público y la cooperación internacional, bien intencionada. Ó en su defecto, seamos creativos en buscar un “gana-gana”, identifiquemos los intereses comunes, disminuyamos los opuestos y entendamos los diferentes.

Esperemos se premie a los valientes que generan esta riqueza primaria. No con privilegios pero sí valorando su esfuerzo y el riesgo que se corre en esta actividad noble. Empero sobre todo facilitando su actuar, al menos equiparándolo respecto a nuestros vecinos, a fin de ser competitivos y porqué no tener ventajas comparativas.

Se trata de hacer el pastel más grande. No ensanchar la tajada de un pastel cada vez más pequeño.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo