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Guatemala, una olla de presión

Redacción República
04 de febrero, 2018

Por Rudy Pérez

El día domingo 28 de enero, la Iglesia Católica se pronunciaba de forma escrita, en los horarios de las misas ordinarias, sobre fenómenos políticos, sociales y económicos que actualmente se están viviendo.

Talvez el término de “fenómenos”, no encaje en el párrafo anterior, ya que Guatemala está padeciendo desde hace 60 años de situaciones que afectan directamente a la gente pobre.

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Pero, retomando el tema, la Iglesia Católica denota en su comunicado una especie de preocupación e incluso (porque es raro que se pronuncie de esta forma escrita), anunciando una realidad que podemos ver a todas luces: Guatemala es una olla de presión a punto de estallar. A algún grupo social se le ocurrió dividir al país y, desafortunadamente lo está logrando. Por eso observamos distintos sectores en pugna, los cuales, al analizarlos, no tienen ni pies ni cabeza de lo que hablan o pelean.

No es de sabios comprender, que Guatemala dentro de su multiculturalidad, un mayor porcentaje de habitantes sean indígenas, quizás los rumbos políticos apuntan a tener dirigencias principales como nuestro país hermano Bolivia. Esto no tendría nada de malo, en absoluto. Siempre y cuando, esas mismas dirigencias no resulten manipuladas, algo que al final termina siendo una utopía.

Usted guatemalteco puede observar que todo gira sobre lo mismo: un país siempre aguantará hambre por el fatal flagelo de la ignorancia. El campesino tiene una idea de la vida en la capital y el capitalino se formó ya un concepto del campesino. Resultado: ambos no se conocen. Hermandad no existe, porque generalmente se ama lo que realmente se conoce.

¿Confianza en dirigentes políticos? Ninguna. Entre la Corte de Constitucionalidad y El Congreso, tonto el que les pone un poco de seriedad o siquiera atención. Mucho ruido y pocas nueces. Si hay una virtud clara de las instituciones estatales, es saber desviar cualquier clase de atención.

Guatemala ha llegado a tal punto que el sector religioso aboga por el bienestar común.  Aunque esto no debería resultar raro, ya que, la historia nos marca que política y religión siempre estarán de la mano. Si no, recordemos el tiempo del expresidente Rios Mont, quien de forma sistemática pretendía proliferar la religión protestante en todos y cada uno de los rincones de la patria. Ahora es distinto, aunque no podemos negar que muchos puestos claves en el Estado les pertenecen a algunos protestantes. Ojalá con la grandiosa guía de Jesús no estén cayendo en actos corruptos.

En Guatemala las aguas se están moviendo demasiado agitadas. La luz de nuestros dirigentes debe ser clara para alumbrar y delatar a todos aquellos sectores interesados en desestabilizar al país. No son convenientes los pasos en retroceso a un desarrollo que, aunque vaya a paso de tortuga, sigue para adelante.

Si usted maestro consiguió esta semana alguna de las mil peticiones que siempre tiene, pues pónganse a trabajar por los niños que lo están esperando. También usted doctor, auxilie con amor de guatemalteco a la gente pobre que lo necesite. Abogados, luchen porque algún día nuestras leyes se reformen. Padre de familia, con sus manos construya el futuro de sus hijos. No vaya ser que al estallar la olla de presión (ojalá que esto nunca ocurra) todos terminemos salpicados.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Guatemala, una olla de presión

Redacción República
04 de febrero, 2018

Por Rudy Pérez

El día domingo 28 de enero, la Iglesia Católica se pronunciaba de forma escrita, en los horarios de las misas ordinarias, sobre fenómenos políticos, sociales y económicos que actualmente se están viviendo.

Talvez el término de “fenómenos”, no encaje en el párrafo anterior, ya que Guatemala está padeciendo desde hace 60 años de situaciones que afectan directamente a la gente pobre.

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Pero, retomando el tema, la Iglesia Católica denota en su comunicado una especie de preocupación e incluso (porque es raro que se pronuncie de esta forma escrita), anunciando una realidad que podemos ver a todas luces: Guatemala es una olla de presión a punto de estallar. A algún grupo social se le ocurrió dividir al país y, desafortunadamente lo está logrando. Por eso observamos distintos sectores en pugna, los cuales, al analizarlos, no tienen ni pies ni cabeza de lo que hablan o pelean.

No es de sabios comprender, que Guatemala dentro de su multiculturalidad, un mayor porcentaje de habitantes sean indígenas, quizás los rumbos políticos apuntan a tener dirigencias principales como nuestro país hermano Bolivia. Esto no tendría nada de malo, en absoluto. Siempre y cuando, esas mismas dirigencias no resulten manipuladas, algo que al final termina siendo una utopía.

Usted guatemalteco puede observar que todo gira sobre lo mismo: un país siempre aguantará hambre por el fatal flagelo de la ignorancia. El campesino tiene una idea de la vida en la capital y el capitalino se formó ya un concepto del campesino. Resultado: ambos no se conocen. Hermandad no existe, porque generalmente se ama lo que realmente se conoce.

¿Confianza en dirigentes políticos? Ninguna. Entre la Corte de Constitucionalidad y El Congreso, tonto el que les pone un poco de seriedad o siquiera atención. Mucho ruido y pocas nueces. Si hay una virtud clara de las instituciones estatales, es saber desviar cualquier clase de atención.

Guatemala ha llegado a tal punto que el sector religioso aboga por el bienestar común.  Aunque esto no debería resultar raro, ya que, la historia nos marca que política y religión siempre estarán de la mano. Si no, recordemos el tiempo del expresidente Rios Mont, quien de forma sistemática pretendía proliferar la religión protestante en todos y cada uno de los rincones de la patria. Ahora es distinto, aunque no podemos negar que muchos puestos claves en el Estado les pertenecen a algunos protestantes. Ojalá con la grandiosa guía de Jesús no estén cayendo en actos corruptos.

En Guatemala las aguas se están moviendo demasiado agitadas. La luz de nuestros dirigentes debe ser clara para alumbrar y delatar a todos aquellos sectores interesados en desestabilizar al país. No son convenientes los pasos en retroceso a un desarrollo que, aunque vaya a paso de tortuga, sigue para adelante.

Si usted maestro consiguió esta semana alguna de las mil peticiones que siempre tiene, pues pónganse a trabajar por los niños que lo están esperando. También usted doctor, auxilie con amor de guatemalteco a la gente pobre que lo necesite. Abogados, luchen porque algún día nuestras leyes se reformen. Padre de familia, con sus manos construya el futuro de sus hijos. No vaya ser que al estallar la olla de presión (ojalá que esto nunca ocurra) todos terminemos salpicados.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo