Acompáñanos a leer esta historia. Donna Gunner bebió 30 latas de gaseosa durante 20 años. Invirtió cerca de US$69 mil en Coca Cola.
Donna Gunner tenía claras sus acciones. Mas no podía hacer nada para cambiarlo. Cada semana tomaba al menos 70 litros de gaseosa.
Pasaron los años y las gaseosas, al punto que la diabetes llegó a su vida. Sus arterias recibían dos libras de azúcar diarias, como decir 4,170 calorías por día, como decir seis hamburguesas o el doble de calorías diarias que su cuerpo necesitaba.
“Era totalmente adicta. Cuando traté de salir, literalmente me volví loca”, confiesa.
“Me despertaba un par de veces durante la noche para abrir una lata de Coca Cola, anhelando su azúcar y cafeína”.
La rutina de Donna era:
“Tenía una lata tan pronto como abriera los ojos, otras dos antes de irme a trabajar, otra en el camino y luego otra en el escritorio de mi trabajo”.
Búsqueda de ayuda
Donna Gunner buscó ayuda en un gimnasio. Al llegar, el instructor la ubicó en una máquina: la descompuso.
“Las máquinas de ejercicio simplemente se apagaron cuando puse mis manos sobre el probador de presión arterial”, cuenta.
“Le pregunté al instructor qué pasaba con la cinta de peso, pero él me dijo que era mi presión arterial. Estaba tan avergonzada y realmente me di cuenta de que tenía que hacer algo al respecto”.
El primer paso fue pasar a la gaseosa dietética. Un tiempo después logró abandonarla
“Me dieron migrañas realmente malas, tuve temblores y me sentí realmente mal. Yo era como un adicto que salía de las drogas “, dijo.
El momento del cambio
Pese a los esfuerzos, Donna no lograba bajar de peso. Fue hasta que su médico le proporcionó la dieta Low Carb Program, diseñada para diabéticos tipo 2.
Donna ya bajó 24 libras.
“No puedo soportar pensar en todas las vacaciones en las que podría haber estado con esos más de 69.000 dólares”, concluye.
Lee la nota completa en este enlace: ‘I drank 30 cans of Coca-Cola a day for 20 years’: Mum-of-four reveals £50,000 spend on soft drink addiction
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Acompáñanos a leer esta historia. Donna Gunner bebió 30 latas de gaseosa durante 20 años. Invirtió cerca de US$69 mil en Coca Cola.
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Pasaron los años y las gaseosas, al punto que la diabetes llegó a su vida. Sus arterias recibían dos libras de azúcar diarias, como decir 4,170 calorías por día, como decir seis hamburguesas o el doble de calorías diarias que su cuerpo necesitaba.
“Era totalmente adicta. Cuando traté de salir, literalmente me volví loca”, confiesa.
“Me despertaba un par de veces durante la noche para abrir una lata de Coca Cola, anhelando su azúcar y cafeína”.
La rutina de Donna era:
“Tenía una lata tan pronto como abriera los ojos, otras dos antes de irme a trabajar, otra en el camino y luego otra en el escritorio de mi trabajo”.
Búsqueda de ayuda
Donna Gunner buscó ayuda en un gimnasio. Al llegar, el instructor la ubicó en una máquina: la descompuso.
“Las máquinas de ejercicio simplemente se apagaron cuando puse mis manos sobre el probador de presión arterial”, cuenta.
“Le pregunté al instructor qué pasaba con la cinta de peso, pero él me dijo que era mi presión arterial. Estaba tan avergonzada y realmente me di cuenta de que tenía que hacer algo al respecto”.
El primer paso fue pasar a la gaseosa dietética. Un tiempo después logró abandonarla
“Me dieron migrañas realmente malas, tuve temblores y me sentí realmente mal. Yo era como un adicto que salía de las drogas “, dijo.
El momento del cambio
Pese a los esfuerzos, Donna no lograba bajar de peso. Fue hasta que su médico le proporcionó la dieta Low Carb Program, diseñada para diabéticos tipo 2.
Donna ya bajó 24 libras.
“No puedo soportar pensar en todas las vacaciones en las que podría haber estado con esos más de 69.000 dólares”, concluye.
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